México es uno de los 10 países que emite más Gases de Efecto Invernadero (GEI), con un 1.67 por ciento de las emisiones mundiales, pero poco ha logrado. En vísperas de la COP 21 en París, organizaciones civiles llaman a marcha contra la inacción del Gobierno para mitigar la contaminación.
Ciudad de México, 29 de noviembre (SinEmbargo).– En ocho años, México ha invertido 11 mil 224 millones de dólares en energías limpias, de acuerdo con el estudio “Climascopio”, coordinado por el Fondo Multilateral de Inversiones del BID y Bloomberg New Energy Finance. Pero, sigue ocupando uno de los diez primeros lugares en emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
México, de acuerdo con diversos estudios, aporta el 1.67 por ciento de las emisiones mundiales GEI, lo que lo ubica en el puesto número nueve entre los principales emisores de estos gases. El país que más emite emisiones es China con un 25.3 por ciento, seguido Estados Unidos (14.4 por ciento), la Unión Europea (10.16 por ciento), India (6.96 por ciento), Rusia (5.36 por ciento), Japón (3.11 por ciento), Brasil (2.34 por ciento), Indonesia (1.76 por ciento) e Irán (1.65 por ciento).
Los GEI son aquellos cuya acumulación está provocando el calentamiento de la atmósfera. Los tres gases principales son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). En menor cantidad y significación hay otros gases como los Hidrofluorocarbonos (HFC), Perfluorocarbonos (PFC) y Hexafluoruro de azufre (SF6).
Las actividades que contribuyen más al cambio climático son el consumo de energía (72.1 por ciento), la agricultura (11.1 por ciento), la Industria (5.8 por ciento), el cambio de uso de la tierra y la deforestación (5.7 por ciento), los residuos (3.1 por ciento) y el fuelóleo, la parte de combustible más pesado que se extrae del petróleo (2.2 por ciento).
De acuerdo con el inventario que el país reportó en 2013, presentado por la Alianza México REDD+, las principales causas de emisión de gases de efecto invernadero en el país son el transporte, generación de electricidad, consumo de petróleo y gas, así como las actividades de la industria, agricultura y ganaderías, los usos y cambio de suelo y la silvicultura.
De cara a la vigésimo primera Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) que se realizará del próximo 30 de noviembre al 11 de diciembre, México posee objetivos para la reducción de emisión de gases invernaderos, proponiéndose mitigar sus emisiones en un 30 por ciento para el año 2020, y en un 50 por ciento para el 2050, con los niveles de emisión del año 2000 tomados como punto de partida.
En ese contexto, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) aseguró que México ha sido el país con más incremento de temperatura desde que se tienen mediciones: cerca del doble que en el resto, por lo que el país es altamente vulnerable a fenómenos como huracanes, inundaciones, sequías o enfermedades que aumentan de incidencia ante esos cambios.
Como nación, destacó el sector privado, México se ha comprometido a reducir las emisiones de gases invernadero en un 22 por ciento para el 2030, pero tan sólo en energías limpias estima que puede haber inversiones por más de 75 mil millones de dólares hasta ese año, con una generación de más de 180 mil empleos.
EL SECTOR ENERGÉTICO
El World Resources Institute (WSI) expuso que “el sector energético es la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero” y contribuye con más del 75 por ciento de las emisiones globales totales.
En ese contexto, en los próximos años la contribución mexicana a esta catástrofe ambiental podría empeorar aún más por la participación de las empresas privadas en la exploración y exportación de hidrocarburos de hidrocarburos en aguas profundas.
Para el año 2018, dice el “Climascopio”, la generación eléctrica de México operará completamente bajo la nueva normativa. En 2014, México solamente generó el 6 por ciento de su capacidad eléctrica a partir de fuentes renovables, incluyendo biomasa y residuos, geotérmico, pequeñas centrales hidroeléctricas, y plantas eólicas y solares.
Como el mayor productor de gas natural de América Latina, el país genera electricidad mayormente a partir del mismo, que representó alrededor del 60 por ciento de los aproximados 285TWh generados en 2014.
Las reformas de México modificaron la constitución y abrieron el sector de generación eléctrica a los desarrolladores privados, mientras que la transmisión y la distribución continuarán bajo Comisión Federal de Electricidad (CFE), dejando algo de espacio para la inversión privada.
Asimismo, la Reforma crea un nuevo mercado eléctrico manejado por un operador, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE). Según la nueva reglamentación, el suministro eléctrico se determinará a través de subastas, abriendo el camino a los certificados de energías limpias (CELs), que serán requeridos para demostrar el cumplimiento con la obligación de contratación anual de energía limpia.
México posee dos fondos estatales para energía renovable: uno apoya a las iniciativas de eficiencia energética y de electrificación rural, en tanto que el otro subsidios a los proyectos de energía renovable y de eficiencia energética desarrollados por investigadores e instituciones académicas nacionales.
Un mandato determina que para el año 2018, el 5 por ciento del consumo eléctrico del país provenga de fuentes limpias (lo que incluye a las centrales hidroeléctricas de gran escala, la generación nuclear y la cogeneración eficiente).
EFECTOS ECONÓMICOS
Escasez de agua, inseguridad alimentaria, daños y pérdidas humanas por fenómenos meteorológicos extremos cuya intensidad y frecuencia está previsto que aumente, como inundaciones, tormentas, olas de calor o sequías, son parte de las afectaciones que tendrán los seres humanos de continuar el ritmo del cambio climático.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) refirió en un informe publicado este lunes que los desastres naturales relacionados con el clima han cobrado la vida de 600 mil personas desde 1995.
El organismo de la ONU alertó, de cara a la conferencia sobre el cambio climático que arranca el próximo lunes en París, que la tendencia de las inundaciones, tormentas, olas de calor y otros desastres naturales que han afectado a más de 4 mil millones de personas sigue al alza, en parte por el cambio climático.
En los últimos cuatro años se han contabilizado unos 3 mil 400 fenómenos de esas características, un 14 por ciento más que en los diez años anteriores y casi el doble que en el periodo 1985-1995.
“El mundo está pagando un precio alto”, dijo la directora UNISDR, Margareta Wahlström, en referencia al calentamiento del planeta.
El informe de la ONU asegura que las pérdidas económicas causadas por los desastres relacionados con el clima son mucho más elevadas que los 1.8 billones de dólares calculados en los últimos veinte años, ya que sólo el 35 por ciento de reportes sobre desastres contienen información sobre su coste financiero.
Lo que sí se sabe es que ese tipo de catástrofes representan el 70 por ciento de todas las pérdidas económicas causadas por los desastres en general y que la gran mayoría son reportadas por países ricos.
“La economía informal expandida en muchos países en desarrollo no reporta pérdidas económicas” en casos de desastres, lo que explica que sólo entre el 20 por ciento y el 25 por ciento de pérdidas reportadas provengan de países en desarrollo.
MOVILIZACIONES CONTRA LA COP21
Habitantes de ciudades como Estocolmo, Amsterdam, Tokio, Londres, Sydney y Sao Paulo saldrán a las calles en respuesta a la convocatoria. En México, organizaciones como Greenpeace, Cáritas y Alianza Mexicana contra el Fracking han convocado a movilizaciones en la capital del país, Chihuahua, Chihuahua; Monterrey, Nuevo León; Culiacán, Sinaloa; Puebla, Puebla; Xalapa, Veracruz; Guadalajara, Jalisco; Irapuato y León, Guanajuato; Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y otras, la mayoría de éstas se realizará el 29 de noviembre.
La idea del movimiento, aseguran sus creadores, es “aprovechar la atención política y mediática que se dará a la COP21 para organizarse y movilizarse masivamente y así, lanzar un movimiento fuerte y duradero por la justicia climática”.
“Por todo el mundo, mostraremos a nuestros gobiernos que la sociedad civil se está movilizando para que se tomen medidas justas y eficaces para para enfrentarse al calentamiento global [Hay que] marchar juntos y afirmar alto y claro nuestras reivindicaciones, desde el tema de la alimentación al del trabajo, la energía o la erradicación de la pobreza.
“Los jefes de Estado podrían llegar a un acuerdo revolucionario para salvar al mundo de una catástrofe climática. Ganar esta batalla no será fácil pero, si logramos que los presidentes y jefes de Estado sientan la presión de este movimiento, podremos ganar”, señalan.
En entrevista para SinEmbargo, Gustavo Ampugnani, miembro de Greenpeace México, señaló que la participación de los mexicanos en este evento es sumamente importante pues “para evitar un cambio climático catastrófico no sólo se requiere de la participación de los gobiernos y del sector empresarial, sino también de la ciudadanía.
“Por supuesto que su responsabilidad es distinta pero tenemos mucho que hacer: demandar a los gobiernos de manera pacífica que tomen acciones que nos alejen de los combustibles fósiles es una acción indeclinable”, asegura.
Gustavo Ampugnani sostiene que en el caso de México la demanda de un futuro sostenible incluye la exigencia de la inmediata aprobación de la Ley de Transición Energética (LTE), que sigue en discusiones en el Senado; pues, sin ésta “México no será capaz de cumplir su compromiso de reducir en un 22 por ciento sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como lo prometió en una pasada Cumbre ante la comunidad internacional”.