Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito” dejó huella en los corazones de millones de latinoamericanos a través de varios personajes en los que sin duda el más sobresaliente fue “El Chavo del Ocho”, un muchacho jodido, abusado, sin futuro, una creación de Televisa. Es verdad que el humor simplón y en sus últimos años su postura antiaborto y alineación política de derecha no le ganó el aplauso de mucha gente. “Bueno, pero no se enoje”.
Ciudad de México, 29 de noviembre (SinEmbargo).- Con Roberto Gómez Bolaños el amor que le profesa el público parece ser una cuestión de distancia. Más te alejas, más lo quieren. Así lo ha aceptado su hijo, el conocido productor televisivo Roberto Gómez Fernández, en una entrevista que le hiciéramos en 2010.
“Lo quieren mucho en la ciudad de México, pero más lo quieren en provincia; lo quieren mucho en provincia, pero en Latinoamérica lo adoran”, dijo.
Para que los lectores mexicanos se den una idea: un niño que acabara de nacer hoy en Argentina, Perú o Chile, está destinado a formarse televisivamente con El Chavo del 8 y todos los programas sucedáneos que no dejan de transmitirse desde que en los ’80 hicieran furor en la pantalla chica nacional primero y en la continental después.
“Le tomó mucho tiempo tratar de estar vigente. El tema con él es que empezó a tener fama desde muy grande. Roberto Gómez Bolaños tenía 41 años cuando se hizo famoso y eso lo ayudó a asimilarlo mejor”, afirma su hijo, convencido además que la reticencia de una gran parte de la intelectualidad mexicana hacia la figura de su padre es algo “normal”.
“Si quien lo minimizara fuera la voz popular, entonces pensaría que algo está mal”, opina.
No le falta razón. Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito” es un hombre que le perteneció al pueblo, a la gente de a pie y que hasta último momento de su vida fue fiel al candor de su personaje más aclamado: “El Chavo del Ocho”, haciendo de las suyas por ejemplo en Twitter.
MUY SEGUIDO PERO NO MUY SEGUIDOR
A pesar de que su experiencia con las redes sociales no había sido buena y como en la canción “La cigarra” tuvo muchas veces que asistir a su “propio entierro” y enfrentar rumores de muerte, se había vuelto un experto en el manejo de las nuevas tecnologías.
Así, el creador de personajes inolvidables con los que se formaron millones de latinoamericanos de varias generaciones, alcanzó la escalofriante cantidad de 6,18 millones de seguidores en su cuenta @ChespiritoRGM.
Fotografías familiares de su esposa y amigos, retratos divertidos de su pequeño perro Pancho y una muestra de los cuadros al óleo que realizaba en sus ratos libres, conforman el material que Roberto Gómez Bolaños colgaba en la red.
Él no era, sin embargo, un gran seguidor. Apenas 39 personas resultaron interesantes para el artista que acaba de fallecer en su casa de Cancún.
María Antonieta de las Nieves “La Chilindrina” y Rubén Aguilar “El profesor Jirafales”, sus antiguos compañeros de elenco, están entre los “tuiteros” que seguía el legendario comediante mexicano.
El 19 de febrero pasado, puso una foto de su hijo con la leyenda “yo estoy más guapo, pero me salió bien, ¿o no?”.
Fue el día en que en ciudad de México se presentaba “Chavo Kart”, el nuevo videojuego de “El Chavo del ocho”, donde el niño entrañable se ve obligado a competir con su barril “tuneado” con ruedas contra carros veloces y más lujosos.
El videojuego salió a la venta el 21 de febrero de 2014, cuando Roberto cumplía 85 años y recibía un sinnúmero de felicitaciones en forma de cartas, correos electrónicos, tuits y mensajes en su muro de Facebook, que le fueron leyendo –contó en la red- “Florinda (su esposa), Lola y la Chapis (sus perras chihuahua)”.
En otra foto publicada en dicha semana cumpleañera, decía: “Aquí estoy, disfrutando de mi regalo. Yo no salgo, porque no me peiné”. Su regalo era, precisamente, el “Chavo Kart”, última entrega de un negocio multimillonario que maneja con pericia su primogénito.
En Venezuela, donde también se ha desarrollado mucho el negocio alrededor de los personajes creados por Roberto Gómez Bolaños, el “chiringuito” está a cargo de Paulina Gómez, otra hija del célebre escritor y comediante.
Ella es la encargada de una atracción que se instaló el 15 de junio del 2012 en el centro comercial Sambil de Caracas. Se llama “La vecindad del Chavo” y es una especie de parque temático en una superficie de mil 200 metros cuadrados y con una capacidad diaria de 3 mil 600 visitantes.
LA DANZA DE LOS DÓLARES
Según un informe de Forbes citado por la agencia dpa en 2012, la historia del niño huérfano hambriento de tortas de jamón y de cariño ha obtenido ganancias por mil 700 millones de dólares desde que se dejó de producir, en 1992.
De esa cantidad, mil 500 millones corresponden a repeticiones en televisión abierta. El resto viene del cable.
El Chavo del Ocho dejó de emitirse el 1 de enero de 1980, pero el personaje y sus compañeros de vecindad siguieron como un segmento dentro del espacio Chespirito hasta 1992.
A este negocio se suma el de merchandising y licencias, que produce 24 millones de dólares cada año. Hay mochilas, dulces, paletas, playeras y muchos otros objetos que llevan la imagen del niño y su cachucha, un verdadero potentado si se la compara, por ejemplo, con la siempre menesterosa Mafalda, el personaje creado por el argentino Quino, quien se negó durante toda su vida a venderla a las grandes marcas.
“He preservado a mis personajes del merchandising rabioso y de todo eso. De todas maneras, a veces pienso que debería haber sido una especie de empresario para manejar con un sentido comercial lo que me ha tocado crear. No he sabido administrar mi carrera y eso es algo que nos ha sobrepasado”, admitía Quino en una entrevista del 2004.
“Hace unos 15 años mi editor francés me ofreció hacer un libro de Mafalda para la Shell. El tema era así, a cada cliente que entrara a una de las gasolineras de la Shell le iban a regalar uno de mis libros. Pagaban mucha plata. Creo que a mí me hubieran tocado unos 50 mil dólares y yo dije que no, por supuesto; ¿cómo un personaje que vive despotricando contra las multinacionales se va a quemar de esa manera?
Otra vez los caldos Maggi me ofrecieron una fortuna para que les diera a Mafalda. La idea era hacer un aviso que dijera: “Ahora sí, a Mafalda le gusta la sopa”. Otra vez dije que no y casi nadie lo entendió, pero así fue”, explicaba el dibujante.
En el siglo XXI hay agendas de Mafalda y otras cosas que llevan la imagen de la niña rebelde. Es un negocio modesto, manejado con línea dura por los sobrinos de Quino, quien no tuvo hijos.
EL DINERO CREA PROBLEMAS
El Chavo del Ocho es visto en Latinoamérica por 91 millones de espectadores diarios y, en Estados Unidos, se mantiene dentro de los cinco programas en español más vistos.
“Chespirito” nació en 1970, cuando Gómez Bolaños adquirió ese nombre artístico y comenzó a tener un programa propio en la Televisión Independiente de México (más tarde, Televisa) luego de dos años consolidándose como guionista y comediante.
Su primer programa histórico fue, ese mismo año “El Chapulín Colorado”, que también ha traspasado generaciones. Tanto éxito, tanto dinero en danza, no evitaron como es lógico los problemas.
Como si fuera un remedo de las peleas que protagonizaban en la serie televisiva, María Antonieta de las Nieves y Roberto Gómez Bolaños animaron durante varios años una disputa legal por los derechos del personaje de “La Chilindrina”.
Está claro que no peleaban por una paleta de fresa ni por un emparedado de jamón, sino por una resolución del Instituto Nacional de Derechos de Autor (Indautor) de México, que en 2004 había concedido a María Antonieta De Las Nieves la autoría del personaje “La Chilindrina” y por tanto el derecho de su explotación comercial.
Por supuesto, al libretista, director de la serie de televisión y creador del personaje no le gustó esa decisión y la apeló. “La Chilindrina” ganó la primera instancia, pero Gómez Bolaños recurrió ante el Tribunal de Justicia Fiscal y Administrativa.
Tras 12 años de una dura batalla legal, María Antonieta de las Nieves logró ganar el juicio para adjudicarse la autoría de su personaje.
“Ya gané el pleito contra Televisa y Chespirito. Ya la Chilindrina es mía y no me la puede quitar nadie”, dijo la actriz al periódico peruano La República en 2013.
La actriz De Las Nieves, de 66 años, se mantiene activa con el personaje de coletas y suéter rojo. Representando a “La Chilindrina”, sigue recorriendo diversos circos y escenarios de Latinoamérica y Estados Unidos.
En Perú, en 2012, la Chilindrina fue noticia porque en la localidad de Nuevo Chimbote, en donde la artista mexicana realizaba una presentación, una de las graderías del circo colapsó y se vino abajo con 60 personas, dejando una decena de heridos.
“Gracias por haber hecho feliz a tanta gente y por los maravillosos momentos que compartimos en el grupo. Descansa en paz Roberto”, escribió la actriz de 63 años, en la despedida a su antiguo compañero.
La pelea entre “La Chilindrina” y el “Chavo” no es la única que dio dolores de cabeza a Gómez Bolaños. Hace unos años, una disputa similar con Carlos Villagrán por la explotación del personaje “Quico”, terminó con la amistad que tenían.
Villagrán emigró a Venezuela y continuó en la televisión de ese país interpretando a ”Quico”, sin permiso.
Sin duda, cuando Gómez Bolaños dejó el boxeo amateur , el fútbol aficionado y su título de ingeniero industrial para escribir la historia del antihéroe infantil que le dio fama y bienestar, no contaba, como dice su principal personaje cuando logra un triunfo, “con la astucia” de sus actores-fetiche.
En la víspera, al conocerse su deceso, una de las primeras reacciones fue la del mexicano Rubén Aguirre, que encarnó al Profesor Jirafales en “El Chavo del Ocho”.
“Se ha ido el mejor escritor de comedia que ha habido en los últimos 100 años en México”, dijo el histrión, de 80 años, quien se mostró “anonadado y verdaderamente destrozado” por el fallecimiento de Gómez Bolaños.
“Pasa muchas horas escribiendo y reescribiendo los libretos tantas veces como fuera necesario”, contó Aguirre.
“Él meditaba perfectamente cada una de las escenas y así se llevaban a cabo”, afirmó.
LA TELEVISIÓN PARA LOS JODIDOS
Muchos teóricos han tratado de explicar la vigencia del “Chavo” y del “Chapulín”. La crítica María Pérez Iglesias, por ejemplo, ha dicho que los niños aman estas historias porque “se refieren a grupos sociales en desventaja y asumen la perspectiva cantinflesca tan famosa en América Latina”.
Hoy, es verdad lo que destacan muchos usuarios en las redes sociales, en el sentido de que muchos chistes en torno al físico, la condición social, cultural o mental de los niños que protagonizan la serie, serían imposibles de transmitir en la televisión pública, pues son considerados bullying.
También es cierto que, a la hora de envejecer, lo ha hecho mejor Mafalda, quien a sus 50 años quiere todavía cambiar el mundo que el Chavo, muchas veces amparado en la autocompasión y en generar lástima para lograr prebendas, dosis de una televisión que el “Tigre” Azcárraga, fundador de Televisa, denominaba “para jodidos”.
Sin embargo, lo que se mantiene sin cambios es la pasión que despierta tanto el personaje como su creador. Si en México son muchos los que odian su humor “concesivo y facilón”, en el resto de Latinoamérica Roberto Gómez Bolaños es prácticamente una deidad.
Y este tema, si amar u odiar a Chespirito, mantiene virtualmente enfrentado al continente.
“No sabés las veces que estuve a punto de preguntarte por Chespirito y temí que me dijeras que era un tipo despreciable, algo tan fácil de saber de un tipo tan popular y genial como es Gómez Bolaños. Y te iba a pedir si conocías alguna biografía. Acabo de ver una publicada acá pero no se si es buena. Acá también hay tipos que le desean lo peor a Maradona”, dice en un correo electrónico el periodista argentino Héctor Castellani.
Muchos como él expresaron su dolor por la pérdida de un comediante insustituible y en México casi todo el país llora su muerte.
“Descanse en paz Roberto Gómez Bolaños, actor y guionista que hizo y seguirá haciendo felices a generaciones de nuestro país y del mundo”, escribió en su cuenta de Twitter el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, mientras que jugadores de futbol como el brasileño Ronaldinho o el argentino Hernán Lavezzi se sumaron al hashtag “No te vayas Chavo”.
Sin embargo, mientras sesudos artículos de agencias y periódicos latinoamericanos se dedicaron a analizar el porqué de su éxito y vigencia, otras voces críticas, como la de la periodista mexicana Sanjuana Martínez, se hicieron presentes en las redes sociales.
Martínez, columnista de SinEmbargo, destacó en su muro de Facebook a Roberto Gómez Bolaños como “un propagandista de Felipe Calderón que estuvo siempre en contra del aborto”, como lo demuestra un video que la profesional también subió a su muro.
Para el escritor Tryno Maldonado, la muerte de Chespirito “es una cortina de humo para encubrir el exterminio de más neuronas que cualquier dictadura latinoamericana”, mientras que su colega Jorge Moch lamentó la existencia de “tarugas platicadoras de Televisa de luto por #Chespirito, pero no por los 43 normalistas ni decenas de miles de asesinados y desaparecidos”.
La comediante Marisol Gasé, integrante de Las Reinas Chulas, escribió una larga carta en donde entre otras cosas destaca la participación de Roberto Gómez Bolaños en una fiesta infantil para uno de los hijos del capo colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela, jefe del extinto Cartel de Cali en Colombia.
Critica, además, sus posturas antiabortistas y su alineación política al lado de la derecha panista.
“Mi mamá y mi papá nos prohibían a mi hermana Paloma y a mí, ver “El Chavo del ocho”. Mi mamá decía que discriminaba a las niñas, al gordo, al pobre, a la niña tonta y rica y a la mimada y mensa”, escribe Gasé.
“Lo veíamos a escondidas y la verdad es que no recuerdo haberme reído o algo parecido con sus programas, lo que sí recuerdo ya más grandecita es que Roberto Gómez Bolaños participó en 2006 en anuncios televisivos apoyando la campaña electoral del PAN. En abril de 2007, se unió al reclamo de grupos católicos y conservadores que pugnaban por mantener el aborto como un delito en el Distrito Federal”, evoca.
“En la década de 1970 se lo criticó fuertemente por haber realizado una gira por Chile, en 1977, gobernado por el dictador Augusto Pinochet, cuyo régimen sufría un fuerte boicot internacional, que afectaba también al ámbito artístico”, agrega.
“¡Así que mamá y papá! Gracias por no dejarme ver al tal Chespirito”, remata la también conductora del programa radial El Weso.
“Chespirito dice #Yadescanse y este pueblo herido e indignado grita #YaMeCansé #NosFaltan43 sobra PeñaNieto! #30NovRenunciaEPN”, fue el comentario del productor televisivo Epigmenio Ibarra en su cuenta de Twitter.
“Si el Tigre Azcárraga fue un soldado del PRI, Chespirito fue uno de sus mejores sargentos”, afirma el escritor e ilustrador BEF.
SU CASA EN CANCÚN
Desde hace varios años Gómez Bolaños vivía retirado de la vida pública en su casa de Cancún, donde se dedicaba a escribir y a conversar con sus admiradores a través de Twitter.
El cerebro que ideó y personificó a “El Chavo del Ocho”, pequeño niño que duerme en un barril en una vecindad que lo acogió, y a “El Chapulín colorado”, héroe en la figura de un saltamontes que viste de rojo, con calzón, botas y antenas amarillas, había el 21 de febrero de 1929 en Ciudad de México.
Entre los malos momentos de la carrera artística de “Chespirito” también destaca el señalamiento que se le hizo en el pasado de haber actuado en una fiesta para hijos de los capos del extinto cártel de Cali de Colombia.
Este tipo de situaciones, sin embargo, no afectó la figura del comediante, que continuó viva y admirada.
En el contacto que mantenía con sus fans en las redes sociales el creador de personajes como “El doctor Chapatín”, “Chaparrón Bonaparte” y el “Chómpiras” también es protagonista su esposa, Florinda Meza, quien interpretó a “Doña Florinda” en “El Chavo del Ocho”.
Fotografías de ambos con figuras latinoamericanas como el ex astro del fútbol argentino Diego Armando Maradona o de Meza en los inicios de la serie eran compartidos con cotidianidad en el sitio de Internet.
Una de sus últimas apariciones en público se dio en 2012 para el homenaje que se le hizo en América por sus 40 años de vida artística. Para la cita de la grabación de un programa en el que participaron en 17 países del continente al comediante se vio en silla de ruedas y respirando con ayuda de oxígeno.
Esta fue una de las últimas veces que seguidores y las cámaras tomaron imágenes del llamado por algunos el genio de la comedia mexicana en el majestuoso Auditorio Nacional de Ciudad de México, que se vistió de gala para dar gracias a “Chespirito” por su aporte a las artes escénicas.
“Una pregunta que es muy difícil de contestar es qué se siente ser hijo de Roberto Gómez Bolaños, porque yo desde muy chico veía a un señor famoso que se iba a trabajar vestido de rojo y amarillo. Ese era el trabajo regular de mi padre. Entonces eso era lo normal para mí.
Así que no sé qué se siente. Por supuesto, ya cuando crecí y me di cuenta de la dimensión de mi padre, creció también en mí un gran orgullo. Aunque tanto mis hermanas como yo, lo seguimos viendo fundamentalmente como padre”, decía Roberto Gómez Fernández en la entrevista mencionada.
Él, como sus hermanas, muchas veces sintió que su padre no era totalmente suyo y que por el contrario, le pertenecía al pueblo latinoamericano, que tanto lo llora hoy.
“Si mi padre hubiera dicho a los 28 años: – Me voy a dedicar a mi familia, no se hubiera valido. Los mexicanos se hubieran quedado sin esa alegría que mi padre les brindó durante tanto tiempo”, afirmó el heredero.