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Llenaba recintos, cantaba por horas, llegó a vender 100 millones de discos… ese era “El Divo de Juárez”

29/08/2016 - 5:00 am

Juan Gabriel no daba entrevistas, no hacía conferencias de prensa y su relación con los medios era reticente o nula, sin embargo vendía cientos de discos; llenaba recintos completos, mantenía a su público cantando por varias horas. Ése era Juanga, el artista que durante 45 años de trayectoria se dedicó a construir y alimentar la esencia de la identidad nacional.

Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).- En febrero de 2015 dábamos cuenta de un fenómeno discográfico inusitado en estos tiempos donde pasa de todo menos fenómenos discográficos inusitados.

Juan Gabriel, más conocido como el “Divo de Juárez”, por derecho propio el formador y guardián sentimental de casi toda la población de este país, había vendido en una semana más de 50 mil unidades de su álbum Los Dúo, desbancando al mismísimo rey del pop puertorriqueño Ricky Martin, quien por entonces presentaba su disco A quien quiera escuchar.

Alberto Aguilera Valadez (1950-2016) se había dado así el gusto de cantar sus rolas como himnos con el colombiano Juanes -el primer single de difusión “Querida”- y con artistas de la talla de Marco Antonio Solís, David Bisbal, Espinosa Paz, Isabel Pantoja, Laura Pausini, Alejandra Guzmán, Luis Fonsi, Joy, Natalia Jiménez, José María Napoleón, Caifanes, Antonio Orozco, Emmanuel, Natalia Lafourcade, Andrés Calamaro y Fifth Harmony.

“A mí me gusta la versión con Juanes porque soy millennials”, admitió un internauta en Twitter al enterarse del fallecimiento a causa de un infarto, a los 66 años de edad, del hombre nacido el 7 de enero de 1950 en Parácuaro, Michoacán, considerado uno de los compositores populares más importantes de la historia en México y quien llegó a vender 100 millones de discos.

El tuit, además de ingenioso, es la prueba fehaciente de que no ha muerto sólo el artista de nuestras abuelas y de nuestras madres –los memes multiplicados al respecto así lo certifican-, sino un hombre también preocupado por marcar con su estilete afilado el corazón de las nuevas generaciones.

“Pinche trago largo por Juan Gabriel. Cabrón entre cabrones. Su puta madre, carajo”, fue el clamor del poeta Antonio Calera-Grobet en las redes sociales, un grito casi que expresó como todos el dolor real por la partida de un artista que se dedicó a construir y alimentar la esencia de la identidad nacional.

Vendía discos, llenaba conciertos, no daba entrevistas, no hacía conferencias de prensa y su relación con los medios era más bien reticente o nula durante largas temporadas.

Alberto Aguilera Valadez (1950-2016). Foto: Cuartoscuro
Alberto Aguilera Valadez (1950-2016). Foto: Cuartoscuro

ME DEDICO A DAR FELICIDAD

“Hablé con Alberto Aguilera, con Juan Gabriel, al día siguiente en que fue arrestado por supuesta evasión de impuestos. Me dijo esto: “¿Por qué yo, si sólo llevo alegría al pueblo, si me dedico a dar felicidad?”. No sé cómo salió de aquella bronca. Poco después me dio una entrevista para la revista Día Siete, en donde yo obraba como subdirector. Desde entonces entablé una relación epistolar con él. Juarenses los dos, me llamaba ‘paisano’. Le escribí y me contestó siempre muy amable. Le pregunté de cosas y me contó. El último mensaje que le mandé por correo fue una conversación que tuve con mi editora en Alfaguara y con mi agente literaria para hacer una serie de entrevistas que condujeran a un libro donde pudiera realmente contar de su vida. Intercambié mensajes con él. No sabía que serían los últimos”, cuenta compungido el periodista y escritor Alejandro Páez Varela.

“Ahora lo único que me queda es recordarlo con admiración porque un hombre sencillo y luchador, que venía de la pobreza más pinche y de las humillaciones más duras, merece todo mi respeto”, agrega el director de contenidos de SinEmbargo.

“La venta del disco ha bajado de manera estrepitosa, pero Juan Gabriel siempre ha mantenido sus niveles de aceptación entre el público mexicano. No obstante eso, lo que ha pasado en estos días con Los Dúo es algo increíble inclusive para nosotros”, admitía a su vez Carlos Roca, jefe de Marketing de Universal Music, la casa disquera de Juan Gabriel, en una entrevista que le hiciéramos para este periódico a principios del 2015.

“Además, el disco de Juan Gabriel salió en febrero, cuando ya no era la temporada natural de ventas, puesto que cuando más esperas vender es en diciembre. Vender esa cantidad en las tiendas es una verdadera locura”, apuntaba entonces Roca.

“El mundo de la farándula y el poder que rodea a Juan Gabriel me es ajeno e indiferente, pero el compositor y cantante nacido en Parácuaro y formado en Ciudad Juárez es un ser singular y su figura no admite, desde mi punto de vista, reclamaciones. ¿Qué clase de reproche hacia él podría ser legítimo? Ninguno. Si la claridad es el desprestigio del filósofo, como escribiera José Gaos, la claridad y sencillez es el oro del compositor popular”, expresó a su vez el escritor mexicano Guillermo Fadanelli.

Efectivamente, con el fallecimiento de Juan Gabriel, acontecido este domingo a causa de un infarto al corazón, se va un artista extraordinario, probablemente el mejor letrista de canción romántica que haya dado este país después de José Alfredo Jiménez (1926-1973), un género del que sólo queda como máximo exponente el yucateco Armando Manzanero, aunque en el terreno de las letras muchos apuntan al rockero Jaime López como su gran heredero.

Alberto Aguilera Valadez fue hijo de Gabriel Aguilera Rodríguez, arriero de Jacona, Michoacán y de Victoria Valadez Rojas de Aguilera, campesina de Parácuaro, Michoacán. Foto: Cuartoscuro
Alberto Aguilera Valadez fue hijo de Gabriel Aguilera Rodríguez, arriero de Jacona, Michoacán y de Victoria Valadez Rojas de Aguilera, campesina de Parácuaro, Michoacán. Foto: Cuartoscuro

JUAN GABRIEL EN SERIE

Su infancia de miseria y orfandad fue contada en la serie Hasta que te conocí, producida por Telemundo y cuyo último capítulo se emitió este domingo, en inesperada coincidencia con la muerte del Divo de Juárez.

El actor colombiano Julián Román fue el elegido tras largas audiciones para dar vida a “Juanga”, un desafío que creó la misma polémica que en su tiempo rodeó a la película Cantinflas, donde el rol del legendario cómico mexicano quedó también en manos de un extranjero, el español Oscar Jaenada.

“Es un trabajo muy bonito el de entrar en su cabeza. Lo del acento era una cuestión de entender cómo construye él las palabras y empezar a trabajar el personaje”, contó Román.

“No tuve la oportunidad de conocerlo. Imagínate con toda la presión si llego a ver a Juan Gabriel, me hubiera desmayado. Hay mucho respeto al personaje por el gran artista que es Juan Gabriel”, agregaba el actor colombiano.

“Juanga” fungía como productor de la serie, pues quería que el show “fuera un bello recuerdo” de su paso por esta dimensión.

“Esta serie sobre mi vida la estoy haciendo con mucho amor y agradecimiento hacia cada persona que me acompañó a lo largo de los años”, expresaba Juan Gabriel en un comunicado de prensa salido de su oficina artística, el mismo lugar desde donde este domingo se dio a conocer un boletín oficial confirmando el deceso del autor de “Noa Noa”.

En años anteriores, películas como Noa Noa y Es mi vida fortalecieron el mito de uno de los artistas más queridos por el pueblo mexicano y a la vez muy popular en otras naciones latinoamericanas, donde también había alcanzado el rango de ídolo de masas.

En 2014, Teresa Suárez presentó la fallida ¿Qué le dijiste a Dios?, un filme de pobre factura con 14 canciones de Juan Gabriel, especie de comedia musical que celebraba la existencia de las empleadas domésticas, “personajes entrañables de la casa a quien solemos dejar en el olvido”, según dijo la directora en una conferencia de prensa.

EL DERECHO DE SER UN ARTISTA DEL PUEBLO

Alberto Aguilera Valadez fue hijo de Gabriel Aguilera Rodríguez, arriero de Jacona, Michoacán y de Victoria Valadez Rojas de Aguilera, campesina de Parácuaro, Michoacán.

El menor de 10 hermanos, cuando nació, una comadre de su mamá, María de Jesús Valverde, sugirió que lo bautizaran Alberto en honor al personaje de la radionovela El derecho de nacer.

Su padre fue internado en La Castañeda luego de un descontrolado incendio en un pastizal y de que familia no volviera a tener noticias de él.

En Ciudad Juárez, Chihuahua, a donde había ido a buscar refugio su joven madre, Juan Gabriel pasó toda su infancia y parte de la adolescencia internado en la Escuela Laica de Mejoramiento Social para Menores, donde una patrona de su mamá, María de Jesús Mena, le consiguió lugar. Llegó al quinto año de primaria y con una guitarra que le alquilaba a un compañero por 20 centavos diarios empezó a cultivar su amor por la música.

Formó parte de un coro en la Catedral de Guadalupe, en Tijuana y en Ciudad Juárez se hizo artista.

Le gustaba el pan con nata y canela. Su número de la suerte era el 7.

Bastión de la música regional mexicana, tiene un cancionero incuantificable y su aporte al corpus artístico de este país lo mantuvo en la cima desde hace más de 40 años, cuando inició su carrera. ¡Gracias por el enorme legado musical!, fue el mensaje de la legendaria banda Caifanes en Twitter, una gratitud que ha encontrado testimonio en todos los géneros musicales, desde la cantante comercial Paty Cantú, hasta el cantautor de rock en español Fito Páez.

Odiaba los hoteles, odiaba los aviones y odiaba el odio, sobre todo el que despertó en una pequeña parte de la sociedad mexicana cuando en los ’90, vestido con un traje blanco y de lentejuelas, abarrotó la sala del Palacio de Bellas Artes, en un concierto memorable, acompañado por una impresionante orquesta.

“En el encono contra Juan Gabriel actúa el odio a lo distinto, a lo prohibido, por la ética judeocristiana, pero también se manifiesta el rencor por quien en otra generación, bajo otra moral social, hubiese sido un paria, un invisible”, escribió entonces Carlos Monsiváis (1938-2010), quien también tuvo a su cargo el programa de mano que se entregó en los famosos conciertos de Bellas Artes.

“Toda proporción guardada es semejante a la del escritor Salvador Novo. A Los dos una sociedad los eligió para encumbrarlos a través del linchamiento verbal y la admiración. Las víctimas consagradas. Los marginados en el centro. Ante el acoso, Novo se defendió con el uso magistral de la ironía y la creación del ubicuo personaje irónico también llamado Salvador Novo; Juan Gabriel, con el sentimentalismo de doble filo y la fabricación de un gusto popular”, escribió “Monsi” en Escenas de pudor y liviandad.

Al viejo estilo, este hombre cuya muerte exhortó a un anónimo a afirmar en las redes sociales que sin él no hay mes patrio, jamás tuvo que salir del closet. Ya era un ícono gay cuando no existía el concepto de lo gay. Y como supo responderle al periodista mexicano Fernando del Rincón cuando lo interrogó acerca de su sexualidad: -Lo que se ve no se pregunta.

Cuando se redacta esta nota todavía no se conoce dónde será el funeral de “Juanga”. Bellas Artes le quedará chico, aseguran. Tendrá que ser el Zócalo. Mínimo.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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