Ciudad de México, 29 agosto (Sin Embargo).- “Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa”: el inicio del poema “Lluvia” del poeta argentino Raúl González Tuñón, acaso uno de los más bellos que se hayan escrito en lengua española sobre ese fenómeno natural que transforma todas las cosas cuando el cielo se descompone.
Aunque eso está por verse. Para el escritor mexicano Juan Villoro, quien hoy estrena su tercera obra de teatro, Conferencia sobre la lluvia, un monólogo sobre un bibliotecario que revalora la palabra escrita y que se presentará hasta el 8 de septiembre en la Biblioteca de México, el mejor poema sobre la lluvia es el que escribió el portugués Fernando Pessoa, “La lluvia oblicua”.
“La fiesta de la catedral y el ruido de la lluvia lo absorbe todo / Hasta oírse sólo la voz del padre que se pierde a lo lejos / Con el sonido de ruedas de automóvil…”, escribe Pessoa en versos que son citados en la obra de Villoro, interpretada en el flamante foro Antonieta Rivas Mercado por el actor mexicano Diego Jáuregui.
“Una de las cosas positivas que pueden pasar en un poema como este es que hay un puñado de poemas citados, pero la mayoría de los amigos y espectadores me van a decir: – Oye, hay tal texto o tal poema sobre la lluvia y a partir de esos comentarios podríamos ir integrando una enciclopedia que por supuesto no podría caber aquí”, dijo el autor de Dios es redondo en conferencia de prensa.
Flanqueado por la directora de la pieza teatral, Sandra Félix, el director de la Compañía Nacional de Teatro, Luis de Tavira y el poeta Eduardo Elizalde, entre otros, Villoro se mostró complacido de que su nuevo empeño dramatúrgico vea la luz por primera vez en un foro que lleva el nombre de Antonieta Rivas Mercado.
“Se trata de una figura muy significativa de la cultura mexicana que en un tiempo en que la mujer tenía poca posibilidad de expresar ideas independientes, radicales y de afirmarse por cuenta propia, tomó con enorme valentía su destino en propias manos y se convirtió en un personaje intelectual extraordinario”, afirmó el escritor, de 56 años.
Como dramaturgo, Villoro cuenta con las obras Muerte parcial y El filósofo declara, además de ser el traductor de Cuarteto, de Heiner Müller.
CONFERENCIA SOBRE LA LLUVIA
Conferencia sobre la lluvia es un texto escrito por Villoro a pedido de Félix, quien quería inaugurar con “algo fuerte” el Foro Rivas Mercado. Se trata, además, de un trabajo que inicia la colección de dramaturgia en la editorial Almadía, que dirige Guillermo Quijas.
En ella, el escritor y cronista trata una situación que, asegura, le ha pasado a todo aquel que ha tenido que ofrecer una conferencia: olvidar de pronto lo que va a decir o perder los papeles en un sentido literal y caer de pronto en otra forma del discurso, más comprometedora, que es la confesión.
En opinión del autor de las novelas Arrecife y El Testigo (Premio Anagrama 2004), actualmente se vive un momento coyuntural en el que se habla cada vez más de los libros electrónicos y de las descargas de éstos, lo que provoca una nueva relación con la cultura de la letra.
“Sin embargo, mientras haya la necesidad de que los libros pasen de mano en mano, mientras las manos de los lectores sean importantes como un vínculo afectivo e intelectual entre los que van tejiendo el camino de la lectura, los bibliotecarios serán imprescindibles”, aseguró.
“El teatro es el único género en el que el diálogo es una forma de la acción, ya no se trata de explorar la naturalidad del habla como lo puede hacer el cuento o la novela o de plantear una situación dramática, sino de convertir el diálogo mismo en una acción”, explicó el también Premio Internacional de Periodismo Rey de España 2010.
“Se trata de una obra sensacional de Juan Villoro, que nos provoca una interminable sucesión de asociaciones prodigiosas”, dijo Luis de Tavira, director de la Compañía Nacional de Teatro de México.
“La obra, más que tratar el fenómeno natural que da origen a la lluvia, se refiere sobre todo a la palabra que lo nombra, una palabra peligrosamente provocadora, de atribuciones lingüísticas extraordinarias, porque si nos fijamos bien es un morfema sintácticamente plenipotenciario y semánticamente autosuficiente, ya que es a un tiempo sujeto, verbo y predicado”, agregó.
“Aquí la biblioteca se transforma en teatro y el teatro se llena de libros, en una invasión tal que se transforma en biblioteca. El espectador se convierte a su vez en voyeurista de una intimidad incofesable”, precisó De Tavira, al tiempo que la directora Sandra Félix remarcó la fuerza de un monólogo que convoca “a perderse en un océano”.