Roma, 28 oct (EFE).- La crisis económica arrastró a 2.6 millones de niños a la pobreza en los 41 países más prósperos del mundo desde el año 2008 y elevó a 76,5 millones los afectados por la pobreza infantil en el mundo desarrollado, según Unicef.
Islandia, Grecia, Letonia, Croacia, Irlanda, España, Italia, Francia están entre los países donde más se incrementó la pobreza infantil, según el informe “Los niños de la recesión. El impacto de la crisis económica en el bienestar infantil en los países ricos”.
En el informe de Unicef presentado hoy en Roma se alerta de que la “Gran Recesión ha impuesto a los niños el castigo de una crisis económica” y subraya que son los menores “los que más sufren las consecuencias y quienes las padecerán por más tiempo”.
Además de cambios en la dieta, eliminación de actividades extraescolares y dificultades para adquirir material escolar, los hijos de padres desempleados o con bajos ingresos pueden rendir menos en la escuela, sufrir estrés y padecer humillaciones ante amigos y compañeros de clase.
Los niños son los más vulnerables porque, según el estudio, “la pobreza es un ciclo que se retroalimenta” y “cuanto más tiempo permanezca el niño atrapado en el ciclo, menores posibilidades tendrá de escapar”.
El informe estudia cómo evolucionó -aumentó o descendió- la pobreza infantil entre 2008 y 2012.
Islandia, Grecia, Letonia, Croacia e Irlanda son los países en los que más aumentó la pobreza infantil, todos con crecimientos mayores al 10 % y liderados por el 20.40 % de Islandia.
Les siguen Lituania, España, Luxemburgo, Italia, Estonia, México, Francia y Hungría.
En el polo opuesto, hay 18 países que han mejorado la tasa de pobreza infantil, encabezados por Chile, Polonia y Australia, estados que “lograron sobrellevar la recesión y redujeron la pobreza infantil en aproximadamente un 30 %”.
A pesar de que el informe se centra en la variación, en términos relativos fue Grecia el país con mayor tasa de pobreza infantil en 2012, con un 40.5 %, seguido de Letonia (38.2 %), España (36.3 %), Israel (35.6 %) y México (34.3 %).
Los países nórdicos son los que menos pobreza infantil presentan en el mundo desarrollado, liderados por Noruega (5.3 %), Finlandia (8.8 %) y Dinamarca (10.2 %).
El informe alerta también de la situación de los ninis -jóvenes de entre 15 y 24 años que ni estudian ni trabajan- y advierte de que “la crisis está a punto de atrapar a una generación de jóvenes formados en un limbo de expectativas insatisfechas y vulnerabilidad que durará años”.
La recesión, sostiene, ha golpeado con extrema dureza a estos jóvenes y ha crecido “de forma espectacular” en la mayoría de países de la Unión Europea, donde en 2013 había 7.5 millones de ninis, casi el equivalente a la población de Suiza, un millón más que cinco años atrás.
En términos relativos, los ninis crecieron más en Chipre, Croacia, Grecia, Italia y Rumanía, con una variación de en torno al 30 %, mientras que Turquía fue el país que más redujo la tasa de ninis, (aunque sigue siendo muy alta), seguido de Alemania, Japón, Luxemburgo y México.
El director de Estadística, Investigación y Análisis de Unicef, Jeffrey O’Malley, aseguró en la presentación del informe que la organización trabaja por todos los niños “que sufren una vulneración de sus derechos”, y por los jóvenes “sin trabajo ni esperanzas”.
Para proteger estos dos colectivos vulnerables, O’Malley afirmó que el crecimiento económico no será suficiente si no va acompañado de políticas de inclusión social.
Una visión que compartió el presidente del comité italiano de Unicef, Giacomo Guerrera, quien definió la pobreza como “un problema global que debe tener una solución local”, con políticas sociales promovidas a todos los niveles.
“El impacto de la crisis no es parte del pasado”, sentenció el director adjunto de la Oficina de Investigación de Unicef, Goran Holmqvist, quien aseguró que los datos más recientes confirman que continúa el problema.
El informe deja una puerta abierta a la esperanza y asegura que la Gran Recesión puede ser recordada por los niños vulnerables que dejó tras de sí, o pasar a la historia como “un momento trascendente en el que las naciones pusieron los cimientos de una sociedad más inclusiva, con oportunidades para todos”. EFE