Ecatepec, Estado de México, 28 de octubre (SinEmbargo).- La Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) organizó este lunes la reunión informativa sobre el impacto ambiental que tendrá el proyecto Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), como prevé la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. Aunque el proyecto de la terminal aérea plantea que se realizará en los municipios mexiquenses de Texcoco y Atenco, la reunión pública de información se realizó en el municipio de Ecatepec, de sello priísta y de donde proviene y fue Alcalde el actual Gobernador de la entidad, Eruviel Ávila Villegas.
De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto, el municipio de Ecatepec sólo es colindante del área donde se pretende desarrollar el nuevo aeródromo para la Ciudad de México.
Sin embargo, la Semarnat decidió realizar en el Parque Ecológico Ehécatl, ubicado en este municipio, el evento en que la empresa estatal Grupo Aeroporturario de la Ciudad de México, SA de CV, explicaría a los ciudadanos las afectaciones ambientales del nuevo aeropuerto y su propuesta para mitigarlas.
A decir de la delegada federal de la Semarnat en el Estado de México, Laura Mitzi Barrientos Cano, se eligió ese lugar porque era el que cumplía con el mayor número de los requisitos necesarios.
“Entre los muchos lugares que se propusieron, de los que más cubría los requisitos y las condiciones para albergar de manera digna, para recibir un número indeterminado de participantes, que tuviera un estacionamiento, accesibilidad, evidentemente se encontró este como una de las opciones”, dijo a SinEmbargo al término del evento.
-¿En Atenco y Texcoco no encontraron ningún espacio que cumpliera con estas características?
-Sí, por supuesto, sólo le comentaba que de los lugares que cumplieron con el mayor número de requisitos se encontró este- respondió, refiriéndose al parque ubicado sobre una empinada loma, cerca del Palacio Municipal.
A las 9 de la mañana de este lunes, en ese parque comenzó la “Reunión Pública de Información sobre la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto ‘NAICM’”, como literalmente anunciaba una lona dispuesta en el estrado, donde se encontraban cuatro funcionarios de la Semarnat, así como Raúl González, José Luis Bueno y José Antonio Ortega Rivero, representando al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, sobre quien recae el proyecto presentado por el Presidente Enrique Peña Nieto el pasado 3 de septiembre.
Al comenzar el evento, el teatro al aire libre del Parque Ecológico Ehécatl tenía un aforo nutrido: 580 asistentes, según la Semarnat.
Muchos de ellos eran hombres y mujeres de mediana edad, que tenían apariencia de ser empleados de oficina: trajes sastre, bolsas de mano, camisas y blusas de colores neutros, acomodados en parejas o minúsculos grupos, repartidos por aquí y por allá.
También se veía a hombres de rostros adustos, algunos altos y morenos, otros de estatura mediana y corpulentos; la mayoría, llevaba el cabello recortado al estilo casquete corto, algunos usaban lentes oscuros, otros chamarras de cuero. La mirada vigía estaba en todos ellos.
“Entre todo el público que ahorita hay, desde un inicio hay mucho policía vestido de civil sentados entre el público”, diría más tarde América del Valle, integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), movimiento opositor a la construcción del nuevo aeropuerto desde que éste fue planteado en el sexenio de Vicente Fox.
Del Valle acudió junto con otros integrantes del FPDT, que no sumaban más de 20. A diferencia de como suelen acudir a manifestaciones de apoyo a otras causas sociales, esta vez no traían sus emblemáticos machetes.
De haberlos traído, no habrían pasado los detectores de metales que se dispusieron para la ocasión, en medio de este parque al aire libre. O quizá los policías estatales que se encontraban en el acceso al parque les habrían impedido el paso.
Según del Valle, quien es habitante del municipio de Atenco, eran pocas las personas de los poblados donde se llevará a cabo el nuevo aeropuerto.
Cerca de las 10 de la mañana, refirió, llegó “una comitiva” del Comisariado Ejidal de Atenco.
“Nos impresiona, nos indigna, que haya llegado con mucha gente de los pueblos y como en comitiva, como si esto fuera un acarreo”, dijo.
De acuerdo con la convocatoria de la reunión pública, cualquier persona interesada podía acudir. Dicha convocatoria fue emitida el pasado 21 de octubre en la Gaceta Ecológica de la Semarnat, como parte del proceso de consulta pública sobre el proyecto del nuevo aeropuerto.
De acuerdo con el artículo 34 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, la Semarnat podrá llevar a cabo una consulta pública “a solicitud de cualquier persona de la comunidad”.
En el caso de obras o actividades que puedan generar desequilibrios ecológicos graves o daños a la salud pública o a los ecosistemas, la Semarnat y las autoridades locales podrán organizar una reunión pública de información para que quien promueve la obra explique sus aspectos técnicos ambientales.
La delegada federal de la Semarnat, la única de los cuatro funcionarios que dijo tener autorización para hablar con la prensa, dijo que desconocía quién había solicitado la consulta. Sin embargo, aclaró que ésta sólo tenía un propósito informativo.
Del Valle calificó el evento como “una simulación”.
“Esta consulta informativa tendría que habérsenos consultado a los pueblos aledaños. No nos consultaron, no nos informaron cualquier decisión. Esto implica mesas de discusión, mesas de análisis con especialistas, con verdaderos especialistas, y no sólo con un despacho contratado por parte de ellos mismos”, expresó.
La integrante del FPDT se refería a la empresa Especialistas Ambientales, propiedad de José Antonio Ortega Rivero, quien en colaboración con Planeación y Proyectos de Ingeniería, SC, y el Colegio de Biólogos de México, AC, realizó la MIA.
Aunque la convocatoria señalaba que el promovente de la obra tendría que presentar el proyecto, esta tarea quedó en manos de Ortega Rivero, quien durante una hora y media expuso parte del contenido de la MIA, el documento de 925 páginas que hace un mes había presentado a la Semarnat.
Ortega Rivero hablaba sobre el desarrollo regional y la sustentabilidad que, según su estudio, traerá el nuevo aeropuerto, explicaba la situación actual del predio, describía en que consistía el proyecto que pretende abarcar 4 mil 431 hectáreas en los municipios de Texcoco y Atenco, y se refería a los impactos y riesgos ambientales de la obra y cómo proponía mitigarlos.
Mientras tanto, los asistentes jugaban con sus teléfonos celulares, miraban distraídos al horizonte, platicaba entre ellos, en un murmullo que se fue acrecentando conforme pasaba el tiempo.
Hubo quienes incluso aprovecharon para dormirse en su silla. Varias mujeres optaron por irse en medio de la exposición. Otras, que se mantenían en sus lugares, miraban con desinterés las enormes pantallas de unos 2 por 2 metros, colocadas a ambos lados del estrado, en las que se proyectaban mapas conceptuales, diagramas y resúmenes ilegibles.
La conclusión, en todo caso, fue la misma que la que se encuentra en la MIA: que el proyecto es ambientalmente viable ya que la aplicación de medidas preventivas controlaría y reduciría los impactos identificados. La Semarnat aún tiene que resolver sobre dicha manifestación.
Pero varios de quienes habían asistido a informarse sobre el proyecto del nuevo aeropuerto ya no lo escucharon, pues al terminar la exposición de Ortega Rivero, una tercera parte del aforo ya se había desocupado. Para cuando el evento acabó, había menos de una cuarta parte en el lugar.
Entre quienes se fueron antes de que el evento acabara estaba una mujer oriunda de Ecatepec, quien portaba un chaleco verde como los que, según ella misma dijo, usan los empleados de la Dirección General de Desarrollo Social y Urbano del municipio. Mas ella aseguró no ser empleada del gobierno, ni de ninguna organización.
“Nosotros nos obsequiaron estos chalecos, y no somos de ninguna organización”, afirmó.
-¿Cuál fue su motivación para asistir a esta reunión?- se le preguntó cuando se retiraba.
-La motivación es el interés, conocer más del aeropuerto, lo que se va a hacer, cómo se va a manejar […] Más que nada es mi interés, cómo lo van a llevar cabo, cómo lo van a lograr, qué infraestructura.
-¿Qué le pareció la exposición? Le quedó más claro en qué va a consistir el proyecto?
-Claro que sí.
-¿Qué fue lo más relevante que vio?
-Lo más relevante fue…eh…las hectáreas que van a lograr, dado que decían que son 700 hectáreas las que tiene el aeropuerto actualmente y el que van a construir es de más de 4 mil hectáreas, entonces es muy extenso y muy, muy interesante, más que nada para la economía de los alrededores, va a ser muy bueno.
LAS EXPLICACIONES Y LAS DUDAS
De acuerdo con la convocatoria, los asistentes podían intervenir con observaciones y propuestas sobre los aspectos técnicos ambientales del proyecto.
Si bien la reunión tuvo un espacio para preguntas y respuestas, quienes quisieran hacer propuestas tenían que inscribirse previamente. La convocatoria marcó un plazo del día 21 y hasta el 24 de octubre a las 14 horas para hacerlo. Cada ponencia tendría que ser de máximo 8 minutos.
Durante la presentación de los ponentes, una pantalla dispuesta en el estrado cronometraba el tiempo de cada expositor, y cuando éste llegaba a los siete minutos, se coloreaba amarilla; a los 8 en punto ya era roja, para indicar al ponente que su tiempo había acabado.
Así, unos atropellando palabras de lo apresurado que hablaban, otros aprovechando los primeros minutos para elogiar el proyecto, desfilaron 21 expositores.
Entre ellos había especialistas como Gustavo Alanís, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), quien insistió en la creación de un grupo “plural y representativo “ de la sociedad civil para dar seguimiento al cumplimiento de las condicionantes sobre impacto ambiental de la obra. En los últimos 30 segundos de su intervención, Alanís llamó a “evitar que se trate de confundir a la ciudadanía” y a que toda la información del proyecto del nuevo aeropuerto se haga pública.
La arqueóloga María de los Ángeles de la Portilla y el profesor de la Universidad Autónoma de Chapingo, Luis Morett Alatorre, criticaron la propuesta de rescate arqueológico planteada en la MIA, pues la consideraron insuficiente para preservar los restos arqueológicos de los que se tiene evidencia que hay.
Pero así como hubo posturas críticas de académicos como Mayra Terrones y Patricia Muñoz Sánchez, quienes cuestionaron la sustentabilidad del proyecto para las zonas aledañas al polígono donde se pretende ahecr el aeropuerto, también hubo felicitaciones al gobierno federal, como la del representante de la Cámara Nacional de Empresas de Consultoría, o quienes defendieron los beneficios del proyecto, como Hilda Margarita Solís, quien se presentó como “representante de los profesionistas de Atenco”.
Con una ponencia titulada “Un Atenco vivo y sustentable”, Solís expresó frente a una audiencia cada vez más reducida: “Los atenquenses informados sabemos que se ha incluido un proyecto ambiental sustentable”.
Aunque la convocatoria era explícita en que durante la reunión los asistentes debían abstenerse de realizar cualquier manifestación “que pudiera alterar el orden y el buen desarrollo de la reunión” como aplausos, silbidos o gritos, éstos no faltaron, y sólo fueron tímidamente señalados por la Semarnat luego de que David Pájaro, uno de los ponentes e integrante del FPDT, lo hiciera notar.
Para entonces ya se habían escuchado rechiflas contra otro miembro del FPDT y se escucharían cuando Pájaro terminara su intervención. Por el contrario, los aplausos de apoyo resonaron cuando Erasmo Robles Yáñez, en representación del Comisariado Ejidal de Atenco, termino de leer su ponencia, en la que habló siempre sobre las ventajas del proyecto.
“Me pareció un ejercicio excelente. ..Todo lo que los ponentes dijeron es importante…Lo más importante es que estamos cumpliendo con lo que la legislación establece y ahora lo importante será que el Grupo Aeroporturario y la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental [DGIRA] revisen las propuestas, así como las dudas que manifestaron y evalúen la viabilidad de que sus propuestas sea incorporadas para fortalecer el resolutivo que la DGIRA habrá de emitir”, dijo la delegada federal de la Semarnat al término del evento.
-¿Le parece suficiente este ejercicio, con un aforo de 580 personas y 21 ponentes, por la dimensión del proyecto?
-Me parece que sumado a esta consulta pública de información seguiremos insistiendo, en coordinación con los gobiernos locales, con el gobierno estatal, en la difusión permanente, en la apertura de diálogos, de comunicación, como se ha venido haciendo desde hace más de 15 días, a lo largo y ancho en el Estado de México.
Cuando ya comenzaban a recoger las sillas, una mujer preguntó, en voz alta, a los funcionarios de la Semarnat que seguían en el estrado: “Y ahora, ¿qué sigue?”.
Nadie le explicó que en realidad el proceso de consulta es sólo informativo, y que las propuestas de los 21 ponentes que hablaron en esta reunión serán revisadas por el Grupo Aeroportuario y la Semarnat, quienes evaluarán si las incorporan en el resolutivo final de la Semarnat, o no.
Para ese momento, el teatro al aire libre estaba casi vacío. Entre los pocos aún presentes estaban el grupo del FPDT. Trinidad Ramírez, una de sus líderes, sentenció entonces: “El gobierno federal lo anunció, los empresarios lo aplaudieron, todos lo aprobaron, aquí se ha aprobado un proyecto, pero los verdaderos dueños de la tierra no lo aprobamos ni vamos a permitir ese proyecto. Vamos a seguir luchando. La lucha no termina en esta farsa que venimos a escuchar ahora”.
A unos metros, algunos oficinistas y hombres a quienes del Valle se había referido como supuestos policías vestidos de civil, se despedían con familiaridad. No quedaba rastro del aforo lleno de hace unas horas, donde hasta el presidente municipal de Ecatepec, Pablo Bedolla, hizo acto de presencia. Él, como la mayoría, también se fue antes de que acabara siquiera la presentación del proyecto.
Por supuesto, la salida de Bedolla fue más notoria, no tanto porque abandonó repentinamente el estrado, sino porque de inmediato un séquito de empleados lo siguió hasta su camioneta.
Entre ellos estaba un hombre que, momentos antes, con ese dejo de sinceridad de quien cree que nadie lo escucha, le había dicho, con sorna, a alguien más: “Yo nomás les presté el puto parque, aquí ni va a ser el proyecto”.