Quienes avalaron la Manifestación de Impacto Ambiental para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México deben ser castigados penalmente debido a que ignoraron el daño que tendría sobre el Lago Nabor Carrillo y su entorno, afirma José Luis Luege Tamargo, ex titular de la Conagua y de la Semarnat durante las administraciones federales panistas.
El ex titular de la Semarnat –quien realizó un estudio sobre el NAIM por encargo del próximo Gobierno federal– señala que desde que se desempeñó como titular de la Conagua en el sexenio calderonista se opuso a la construcción del proyecto en el vaso del Lago de Texcoco y, además, "durante los dos primeros años de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto yo ofrecí mis argumentos. Ellos tomaron la decisión y la responsabilidad queda totalmente en la administración” peñista.
Advierte que con este proyecto la administración saliente ya heredó a la de Andrés Manuel López Obrador una serie de problemas: el impacto negativo ecológico que ya generó y que quedaría si se abandona la obra, el sobrecosto que ya presenta si se continúa, lo caro que será trasladar el NAIM a otro lado, así como las penalizaciones y pleitos internacionales que dejará echar para atrás el megaproyecto.
Ciudad de México, 28 de agosto (SinEmbargo).- La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) aprobada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en 2014 para construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) fue un mero trámite “justificatorio” para aprobar el proyecto y omitió a propósito las implicaciones que habría sobre el Lago Nabor Carrillo, revela José Luis Luege Tamargo, ex director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y ex titular de la Semarnat durante las administraciones panistas.
La MIA es un estudio que permite prevenir, planear e identificar los efectos negativos que puede generar una obra sobre el medio ambiente. Es un documento en donde se señalan las medidas preventivas para minimizar los efectos negativos, en este caso del NAIM, y un requisito indispensable que debe aprobar o rechazar la Semarnat.
Luege Tamargo realizó un análisis sobre la construcción del NAIM, el proyecto estrella de la administración de Enrique Peña Nieto, en el Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT) por encargo de Javier Jiménez Espriú, próximo Secretario de Comunicaciones y Transportes.
Cuando se aprobó la MIA del NAIM, en 2014, Juan José Guerra Abud era titular de la Semarnat.
“La Manifestación de Impacto Ambiental [del NAIM] es un documento justificatorio, de trámite para aprobar el proyecto. No hubo una evaluación a fondo de varios aspectos, el más importante es el del Lago Nabor Carrillo […]. Es una violación muy grave a la Ley ambiental y es una cuestión penal que implica una responsabilidad de la autoridades de Semarnat el haber aprobado ese impacto ambiental sin tomar en cuenta los impactos reales”, afirmó el ex funcionario federal, que se desempeñó como Secretario de Medio Ambiente en la administración de Vicente Fox Quesada.
En entrevista para este diario digital, Luege Tamargo explicó que la implicación más grave de la construcción de NAIM en esa zona es la desaparición del Lago Nabor Carrillo que data de los años 80 y que replicó la condición del viejo Lago de Texcoco a donde llegaron aves migratorias de Canadá y generó un microclima para toda la zona oriente de la Ciudad de México.
“Todos esos beneficios y servicios ambientales del Lago Nabor Carrillo, que es una superficie de mil hectáreas que quedan fuera de operación por el aeropuerto, no lo evaluó el impacto ambiental, no lo menciona. Ahora que van súper adelantados nos dicen que los especialistas en control aéreo les confirman que no puede estar el lago con espejo de agua, porque no pueden llegar aves migratorias; bueno eso lo debieron haber evaluado antes, no a estas alturas. Eso es para mí es de lo más grave”, consideró.
El ex funcionario federal advirtió que desaparecer el lago será un daño “inconmensurable” para la Ciudad de México y un daño ecológico invaluable.
“Yo como director de Conagua siempre me opuse a la construcción del aeropuerto en el vaso del Lago de Texcoco. Cuando se presenta el proyecto me opuse y siempre dije que era mejor plantear algo más, aunque estuviera alejado del actual aeropuerto. En Tizayuca decía yo, porque implicaba un nuevo polo de desarrollo y la distancia se puede salvar con un tren rápido. Durante los dos primeros años de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto yo ofrecí mis argumentos. Ellos tomaron la decisión y la responsabilidad queda totalmente en la administración de Peña Nieto”, apuntó.
Luege Tamargo criticó que el Lago Nabor Carrillo ha sido secado para demostrar, como “una ofensa a la inteligencia de los mexicanos”, que si quitan el agua, no llegan las aves migratorias. Ya va a la mitad.
Además, la MIA tampoco tomó en cuenta los hundimientos que se registran en la zona que oscilan entre los 20 y 40 centímetros al año. De construirse el NAIM, advirtió, se inundarán las comunidades asentadas alrededor del nuevo aeropuerto.
“En esa zona confluyen la mayor parte de los desagües de aguas negras. Llega todo, todos los ríos. La zona se está hundiendo y está provocando que no tengamos la capacidad de desagüe. No hay seguridad para la operación del aeropuerto y para las comunidades vecinas”, explicó.
El peligro para la zona oriente de la ciudad, añadió, es de inundación por el desbordamiento de agua en la temporada de lluvias, pues los drenes superficiales ya no tienen capacidad de desagüe y perdieron su desnivel original.
COSTOSA, CUALQUIER DECISIÓN
El ex director de la Conagua explicó que la decisión que tiene que tomar el próximo Gobierno federal es “muy difícil” ante las dos opciones que están sobre la mesa: continuar con la construcción en el Lago de Texcoco o lo costoso que es llevar el nuevo aeropuerto a la Base Aérea de Santa Lucía.
“Ahora el problema es la decisión, es una cuestión muy complicada: si se abandona el proyecto hay que pagar los compromisos de todo lo que ya está pactado y pagar penalizaciones y pleitos internacionales porque están cancelando el proyecto sin justificación para el contratista”, dijo.
Pero además, agregó, si se decide cancelar el proyecto se debe remediar el sitio, pues han metido millones de toneladas de basalto, tezontle y concreto. “Abandonar y dejar todo tirado sería peor”, señaló.
Pero si se decide continuar con la construcción del NAIM, explicó, además de pagar el sobrecosto que tiene actualmente la obra –que ya llegó casi a los 300 mil millones de pesos–, se debe invertir en obras hidráulicas costosas que no están contempladas en el proyecto para evitar las inundaciones futuras y construir otra gran laguna en sustitución al Lago Nabor Carillo y otras tres lagunas más al oriente del aeropuerto.
“Si se nos confirma por encuesta o por decisión de Estado que hay que continuar, el daño al Lago Nabor Carrillo se tiene que compensar construyendo otras lagunas”, precisó.
De acuerdo con el documento titulado “Informe al Lic. Andrés Manuel López Obrador, Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, sobre las opciones posibles para la solución del problema de la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México” disponible en línea en la página personal del Presidente electo, el costo del NAIM se elevó de manera “desproporcionada” de 169 mil millones de pesos a 285 mil millones de pesos en la primera fase (tres pistas, una termina y servicios).
El incremento según el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), dice el informe, se debe a que se tratan de los mismos 13 mil 300 millones de dólares de 2014, y el presupuesto incluye todas las obras dentro del polígono del aeropuerto.
El documento realizado por expertos para el equipo de AMLO muestra un desglose de las inversiones realizadas hasta el momento: 60 mil millones de pesos por obras realizadas, y comprometidos, aunque no desembolsados, 120 mil millones y por comprometer 105 mil millones de pesos.
De cancelar, se deben pagar 100 mil millones de pesos, lo que “implicaría negociaciones con acreedores y contratistas y costos que tendrían un impacto considerable en el presupuesto 2019, por aceleración en el pago de los compromisos financieros”, además de un “posible impacto negativo en los mercados financieros”.