La noticia de la creciente inseguridad que vive el país ha traspasado ya mares y fronteras. Más allá de la pérdida de vidas, la ola de violencia podría derivar en serios problemas para la actividad turística del país.
El gobierno federal insiste que la violencia se encuentra focalizada y dan prueba de ello: en 2010, 70% de los homicidios se concentraron sólo en siete entidades: Chihuahua 29%; Sinaloa 12%; Tamaulipas 8%; Guerrero 7%; Durango 6%; y el Estado de México y Nuevo León, ambos con 4%. Sin embargo, aunque la violencia no se haya esparcido a todo el territorio, la percepción de inseguridad ya ha trastocado importantes centros turísticos del país.
Destinos de playa como Mazatlán o Acapulco han sido testigos de conflictos y decapitaciones, hechos que amedrentan a locales y foráneos. Mientras que en ciudades importantes como Monterrey y Tijuana, los crímenes violentos se han convertido en el pan de cada día. La voz se ha corrido, México no es un lugar seguro. Malas noticias para el turismo, malas noticias para la economía del país. Bien lo sabe Calderón:
“El turismo es uno de los motores de la economía mexicana: es la tercera fuente de divisas para nuestro país, representa 9% del Producto Interno Bruto (PIB) y genera alrededor de 7.5 millones de empleos directos e indirectos”. (FCH, 25 de enero de 2011).
En respuesta a la percepción de alta inseguridad en México, la estrategia del gobierno federal fue decretar a 2011 como el “Año del Turismo”. El Presidente ha tomado a título personal la misión de fomentar a México como destino en cualquier foro internacional de turismo que se atraviese. Pero la realidad muestra que, frente a la inseguridad y la violencia, 2011 se está convirtiendo en el primero año en que la guerra contra el narco ha cobrado una víctima inesperada: los turistas del extranjero.
Crimen organizado vs. turismo
El 2010 fue un buen año para el turismo en México y en el mundo. La aparente recuperación económica de Estados Unidos y Latinoamérica se tradujo en un mayor flujo de turistas para nuestro país. Pasada la crisis de influenza AH1N1 en mayo de 2009 y su grave impacto en el turismo, las expectativas para el sector eran muy positivas. De acuerdo a la Secretaría de Turismo (Sectur), en 2010 se registró un importante crecimiento en la actividad del país: en comparación con 2009, el número de cuartos ocupados promedio se incrementó 9.9 por ciento (70 centros monitoreados por el Sistema DataTur) y la llegada de visitantes vía aérea aumentó 14.3 por ciento.
Para 2011, las perspectivas parecían favorables y todo indicaba que el sector seguiría creciendo a buen ritmo. Sin embargo, los exacerbados niveles de violencia e inseguridad comenzaron a preocupar seriamente a nuestro vecino del norte y por consiguiente a varios países europeos. Entre febrero y mayo de este año, siete países de las 10 principales nacionalidades que visitan México, emitieron alertas de viaje para nuestro país.
No sólo los gobiernos extranjeros están preocupados por sus ciudadanos, también empresas extranjeras han tomado medidas de precaución. A finales de enero, cinco empresas de cruceros (Disney Cruise Line, Holland America Line, Princess Cruises, Norwegian Cruise Line y Carnival Cruise Lines) cancelaron sus paradas en Mazatlán por unas semanas, debido al clima de inseguridad en la zona –a la fecha, dos de ellas han cancelado definitivamente la ruta por la temporada–. El mes pasado, la línea Princess Cruises determinó cancelar además sus paradas en Puerto Vallarta por razones de seguridad. Vale la pena aclarar que en 2010, México recibió cerca de 6.3 millones de pasajeros de cruceros que desembolsaron más de 561 millones de dólares en nuestro país. Es claro pues que dichas medidas representan un fuerte golpe a la economía local de los puertos.
Además de difundir la alerta oficial, empresas estadounidenses han distribuido boletines de información y mapas detallados sobre la situación de violencia que se vive en México:
Aunque es muy complicado determinar si las alertas de viaje emitidos por los gobiernos extranjeros tienen un impacto en las decisiones de viaje de sus ciudadanos, vale la pena analizar que ha pasado con dichos turistas. Según cifras del Instituto Nacional de Migración, de enero a mayo de 2010 disminuyó 1.1% la entrada de extranjeros (vía aérea), respecto al mismo periodo del año anterior. Ello se debe principalmente a que ha caído considerablemente el número de visitantes a nuestro país provenientes de Estados Unidos (los estadounidenses representan aproximadamente 58% del total de visitantes internacionales). No obstante, México sigue siendo un destino atractivo para latinoamericanos, asiáticos y europeos.
Para tener una idea más clara de lo que está pasando con el turismo, es necesario revisar la cuenta de viajeros internacionales presentada por Banco de México. Hay que aclarar que en el contexto de una crisis económica mundial y un episodio de influenza, resulta complicado discernir y aislar los efectos particulares de la Guerra contra el narcotráfico. Sin embargo, se puede observar (ver gráfica siguiente) que el turismo fronterizo fue el primero en acusar el impacto de la inseguridad. A lo largo de los últimos años, la visita de estadounidenses a Ciudad Juárez, Tijuana y otros plazas de la frontera descendía consistentemente. El fenómeno tiene sentido; son las primeras plazas donde los cárteles de la droga asentaron su control, por el carácter estratégico que poseían para el trasiego hacia el sur de Estados Unidos. Las cifras indican que comenzó a declinar el número de visitas de fin de semana a las cantinas y burdeles por parte de soldados norteamericanos o grupos de jóvenes en busca de regulaciones de alcohol más laxas en Tijuana y Ciudad Juárez.
La afectación de los destinos de playa es mucho más reciente. Sólo en la medida en que los ajusticiamientos, asesinatos y extorsiones comenzaron a proliferar en Acapulco, y luego en Cancún y Mazatlán, su difusión empezó a menguar el flujo de extranjeros a estos sitios.
El pasado 11 de julio, en la página de Presidencia, se leía en el comunicado no. 129: “Crece de enero a mayo 2.1% llegada de turistas internacionales a México”. El comunicado, aunque correcto (con turistas internacionales se refieren a los visitantes que pernoctan en nuestro país, incluyendo a turistas de internación y turistas fronterizos), olvida mencionar que el total de visitantes a nuestro país en realidad disminuyó 8.8% en dicho periodo, y que los ingresos de divisas también cayeron 8.3 por ciento.
Por otra parte, la actividad hotelera nacional también registró una caída de 5.5% en la llegada de turistas extranjeros a cuartos de hotel durante los meses de enero a mayo de 2011, respecto a los mismos meses del año anterior. Además, el número de cuartos ocupados disminuyó 0.9% en el mismo periodo.
No resulta pues una sorpresa que la actividad hotelera en Ciudad Juárez, considerada la ciudad más violenta del país, haya registrado una fuerte caída (-16.1%) en el número de cuartos ocupados. En contraste, llama la atención el crecimiento de la actividad hotelera en Tijuana en los últimos meses (un aumento de 4% en el número de cuartos ocupados), una ciudad considerada desde hace varios años como un foco de conflicto entre cárteles. Cifras a contrapelo de la tendencia de los últimos años. En cuanto a la llegada de turistas extranjeros a cuartos de hotel, resalta la fuerte disminución en destinos como Monterrey (-24.7%) y Mazatlán (-21.1%).
Sin embargo, la historia no está completa sin analizar la evolución del turismo nacional. De acuerdo con la Secretaría de Turismo (Sectur), el turismo doméstico contribuye con 86% de los ingresos del sector. Con información de 85 centros monitoreados por la dependencia, se observa que el número de turistas nacionales que se hospedaron en cuartos de hotel también bajó en 4% de enero a mayo de 2011. Por centro turístico, se advierte una gran disminución de turistas mexicanos a destinos playeros tradicionales como Acapulco (-18.8%), Cancún (-14.0%) y Mazatlán (-12.6%). Aunque, lamentablemente, no se tienen más indicadores para identificar correctamente el comportamiento del turista nacional, se deduce que en general la industria del turismo ha sufrido un revés este año.
Todavía es muy pronto para definir el impacto de la guerra contra el narcotráfico en el turismo; no obstante, si la percepción de México continúa siendo negativa por sus niveles de inseguridad, la industria turística podría desplomarse. Los mismos operadores internacionales responsables del auge turístico de la Riviera Maya (norteamericanos y españoles, mayormente) ofrecen ya “sustitutos” en otras ubicaciones del Caribe. La reputación de México como un sitio hospitalario y seguro podría tomar años en recuperarse. La industria turística está en camino de convertirse en otra víctima colateral de la guerra contra el narco.