La tasa de desocupación de enero fue de 3.6 por ciento, la más baja en 11 años, destacó el Presidente Enrique Peña Nieto en un evento del lunes. Pero, dijeron economistas, la economía mexicana está en desaceleración por la caída en el consumo interno e inversión pública, lo que complica que los dos millones de desempleados encuentren un puesto al menos en la formalidad. Ante esta situación de debilidad, si la administración estadounidense implementa limitaciones al libre comercio, sería “un choque permanente” que pondría un piso de desempleo en más de 4 por ciento. ¿Hay una correlación entre esta situación laboral y la inseguridad?
Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo).– Existe una correlación entre desempleo y los robos, de acuerdo con un estudio del Semáforo Delictivo, pero también se da otra entre el trabajo mal remunerado o la informalidad y la violencia, particularmente con los crímenes de alto impacto [homicidio, violación, secuestro y extorsión], reconoció desde 2011 la entonces Secretaría de Seguridad Pública [hoy Comisión Nacional de Seguridad] y un estudio del Tecnológico de Monterrey.
La economía mexicana está en desaceleración pues en 2015 creció 2.6 por ciento y en 2016 un 2.3 por ciento, y continuará al menos este año, ya que se prevé un PIB de 1.5 por ciento. Esto se suma a los riesgos por las políticas comercial y migratoria del Presidente Donald Trump que desembocarían en una recesión con “efectos permanentes”. Este coctel afectará –aún más– al mercado laboral, dijeron economistas.
“El problema es que si llega a suceder que Trump ponga las limitaciones al comercio y esas muerden las perspectivas de inversión y exportación no es un choque transitorio sino permanente. ¿Dónde nos quedamos parados como economía?”, aseguró Marcelo Delajara, director del programa de Crecimiento Económico y Mercado Laboral del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
La tasa de desempleo que los economistas llaman natural, dijo, ronda entre 3 y 3.5 por ciento, por eso consideró que la de 3.6 por ciento de enero está bastante baja. Incluso es la menor registrada desde hace 11 años, destacó el lunes el Presidente Enrique Peña Nieto. “Pero [por Trump] el desempleo podría elevarse permanentemente y tener un piso de entre 4 y 4.5 por ciento”, expuso Delajara.
Luis Ángel Monroy Gómez Franco, economista del Colegio de México, explicó que cuando hay una desaceleración económica o incluso una contracción, hay un incremento importante en la tasa de desempleo y uno mayor en la informalidad porque las empresas reducen operaciones, personal o incluso algunas cierran. Dado que las personas no se pueden quedar sin recibir ingresos mucho tiempo, laboran aunque sea sin prestaciones laborales, ya sea por cuenta propia o subordinados.
“Aunque la tasa de desempleo es baja, hay un gran nivel de informalidad [57.2 por ciento de la población ocupada] y el salario real se encuentra por debajo del nivel de la crisis de 2008, aunque repuntó en el último trimestre del 2016”, dijo vía telefónica.
El investigador del CEEY añadió que además del desempleo en México, “las mujeres son discriminadas por estar casadas, embarazadas, tener alguna condición de salud o porque necesitan flexibilidad en los horarios que los empleadores no están dispuestos a otorgarles. Las consecuencias sociales del desempleo vienen a engrosar una situación de exclusión social en el mercado laboral que ya es importante”.
La política migratoria de Trump es la otra presión al índice de desocupación. La administración estadounidense ha comenzado la deportación de los que el republicano ha denominado “bad hombres” y “amenaza para la seguridad nacional”. El magnate dijo hace unos meses que iría contra “dos o tres millones de delincuentes”, pero hace unos días firmó una orden ejecutiva que amplió las categorías de deportación mucho más allá de los delincuentes convictos.
“Viviendo en la ciudad de Tijuana, Baja California, se sabe que los inmigrantes deportados, quienes durante su estancia en la ciudad se vuelven pobres, desempleados y drogadictos, son una causa de inseguridad en varias zonas. Claro que el caso de una ciudad fronteriza difiere mucho de una al interior de la República”, comentó una habitante de la frontera sobre el estudio de Semáforo Delictivo “¿La Pobreza, la Desigualdad y la Corrupción causan Inseguridad?”.
Este análisis, con datos de 2014, encontró que no hay una relación directa entre pobreza, desigualdad y desempleo, pero sí hay “una correlación positiva fuerte” del desempleo con robos a persona, casas, autos y lesiones, y una “débil” con ejecuciones. Asimismo, cuando la tasa de desempleo aumenta, también hay una “correlación positiva” con robo a persona, negocio (extorsión) y casa.
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El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) documentó en enero 36 mil 366 robos sin violencia y 14 mil 692 lesiones en el país.
No obstante, el economista del Colegio de México Luis Ángel Monroy Gómez Franco destacó que la relación entre variables económicas y de inseguridad y violencia ha sido un tema a discusión entre economistas y politólogos porque es muy difícil de identificar correctamente.
“Sin embargo, hay que tomar en cuenta que en el contexto mexicano es sabido que hay una gran impunidad que aumenta los incentivos de aquellos que ya pensaban cometer un delito. Esa condición vuelve al individuo más vulnerable de ser capturado por la delincuencia organizada, como dice un estudio de caso de Ciudad Juárez, pero no necesariamente lo llevan a que la persona decida incorporarse”, aseguró en entrevista.
Santiago Roel, de Semáforo Delictivo, también enfatizó que no hay una correlación entre desempleo y delitos de alto impacto como homicidio, secuestro y violación.
“Hay un gran mito de que la pobreza y la desigualdad están correlacionadas con el desempleo, pero no la hay. Morelos es uno de los estados con menor desigualdad en el país y es uno de los más violentos. La violencia que estamos viviendo es por el crimen organizado del mercado negro de las drogas que se extiende a otros delitos”, dijo en entrevista.
Lo que sí tiene correlación es la corrupción en la policía con los delitos de acto impacto.
“Los delitos de alto impacto que vienen del crimen organizado presionan a la autoridad con plata y plomo por más capacitados que estén y por más que hayan pasado por el polígrafo. [Los criminales] saben dónde vive su familia y se sienten amenazados. La policía se mete a ejecutar, secuestrar, extorsionar y robar autos; cae en medio de la mafia y la gente dice que ya no sabe quién es bueno y quién es malo”, añadió Roel.
Las cifras de la SESNSP reportaron en el primer mes del año mil 938 homicidios dolosos, 539 extorsiones, 939 violaciones y 97 secuestros.
En enero de 2017, la seguridad ciudadana mostró el promedio de satisfacción más bajo (4.7) entre todas las variables de este indicador de bienestar y el nivel más bajo desde enero de 2014, reportó el Inegi.
VIOLENCIA POR EMPLEO PRECARIO E INFORMALIDAD
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De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 24 millones de mexicanos ganan uno o dos salarios mínimos, es decir, entre 2 mil y 4 mil pesos mensuales.
Desde 2011, cuando estalló la “guerra contra las drogas”, la entonces Secretaría de Seguridad Pública expuso que el aumento de delitos y asesinatos del crimen organizado son por “la falta de empleo bien remunerado” y bajas oportunidades de estudio para los jóvenes que pueden caer en “una carrera delictiva”.
Ese mismo año, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tec de Monterrey publicó el estudio “México 2011: el corolario de una nueva década perdida”, en el cual aseguraba que hay un vínculo directo entre el aumento de denuncias por delitos del fuero común respecto de la subocupación, la precariedad del empleo y sobre todo de la informalidad.
En una respuesta a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la dependencia de seguridad reconoció que los “pocos trabajos que se ofrecen son cada vez más precarios”.
La hoy Comisión Nacional de Seguridad determinó que “las mujeres emigran o trabajan para tratar de obtener el ingreso diario y han dejado a muchos niños expuestos a múltiples formas de violencia, presiones y peligros que conforman un entorno propicio para quienes buscan inducirlos a la delincuencia”.
Esta precariedad en el empleo formal se suma a los 30 millones de mexicanos que laboran en la informalidad al margen de la seguridad social, ya sea por cuenta propia o por subordinación. En enero alcanzó el 57.2 por ciento de la población ocupada.
El investigador del CEEY, Marcelo Delajara, afirmó que la tasa de desocupación y la informalidad suelen bajar cuando la economía va bien. Pero actualmente “la economía está débil y con menos crecimiento más adelante, [pero] con la misma entrada de personas al mercado laboral”.
En cuatro años, México ha crecido en promedio 2.1 por ciento, destacó. Esta debilidad y tendencia a la desaceleración la atribuye a la caída histórica en la confianza del consumidor que puede aterrizar en el consumo interno, que crecía 5 por ciento en 2015 y en el último trimestre de 2016 solo creció 3.5 por ciento. También, al igual que el economista Monroy Gómez Franco, resaltó la caída fuerte de la inversión pública de 11.4 por ciento al cierre del año pasado.
“Es preocupante lo que está pasando con la confianza en el consumidor, que ha caído desde mayo del 2016 porque la inflación crece más rápido que el PIB; es decir, el costo de vida crece más rápido que el ingreso promedio de la economía que influye en el sentimiento del consumidor”, expuso Delajara.
Si además se llega a la contracción del -1 por ciento, como previó Moody’s la semana pasada ante una eventual renegociación del TLCAN, el mercado laboral se resentiría “muchísimo”.
“En los primeros meses del 2009, cuando arreciaba la crisis global financiera, la economía de Estados Unidos se estaba desacelerando muy fuertemente y en México el empleo manufacturero cayó muchísimo, el cual es muy elástico en caídas en la producción y demanda”, ejemplificó Delajara.
Un golpe en la inversión por la incertidumbre ante la renegociación del TLCAN, finalizó el economista del Colmex, desacelera la economía y la actividad productiva, lo que genera más desempleo.
También pueden haber cambios importantes en las exportaciones. Aunque si bien puede renegociarse este mismo año, las cadenas de valor (relación entre productores de insumos y producción final) que se construyeron desde que se implementó el tratado en 1994 no se van a deshacer de un día a otro, concluyó Luis Ángel Monroy Gómez Franco.