El túmin, moneda alternativa que nació gracias a la iniciativa de maestros y alumnos de la Universidad Veracruzana Intercultural, se extendió a al menos 16 estados del país. Pese a que su efectividad quedó demostrada de inmediato, el Banco de México presentó en 2011 una denuncia ante la PGR por violación del artículo 28 de la Constitución, el cual garantiza la acuñación de moneda y emisión de billetes es exclusivamente del Estado. Los creadores del túmin aseguran que no están sustituyendo al peso mexicano, sino solo complementándolo.
Ciudad de México, 27 de mayo (SinEmbargo/RT).- El túmin es una moneda alternativa que nació en México con el objeto de ayudar a los residentes del pueblo de El Espinal, en el estado de Veracruz, ante la falta de dinero. El túmin –voz que significa “dinero” en la lengua indígena totonaca– ya se ha extendido a 16 estados del país.
Esta moneda alternativa lanzada por profesores y alumnos de la Universidad Veracruzana Intercultural ha fortalecido las economías locales al permitirle a los usuarios consumir lo generado por las propias comunidades. Los habitantes que no cuentan con suficiente dinero para comprar productos pueden pagar una parte con pesos mexicanos y otra con esta nueva moneda comunitaria.
Para poder usar el túmin lo único que se requiere es acercarse con algún miembro del Comité creado al efecto y ser proconsumidor, un cliente que a la vez también ofrece un producto o servicio. En ese momento al usuario se le entregan desde 100 hasta 500 unidades de túmin junto con un recibo que da fe de ello. Los billetes impresos en papel tienen el mismo valor que un peso mexicano al momento de una compra o venta.
Julia Rodríguez, comerciante usuaria de este nuevo medio de pago, ve muchos beneficios en él porque “te rinde más el dinero” y “la economía se está quedando aquí, solidaria”. Rodríguez acepta que intercambiar el túmin es un reto porque mucha gente aún desconfía o no lo conoce, pero existen oportunidades de ayudar a la comunidad.
Por su parte, Mayeli Ochoa, coordinadora en la materia en la ciudad de Xalapa, señala que la moneda no implica fines lucrativos, pues sirve para ayudar a las comunidades locales “a ser solidarias”. “Quitarnos ese chip capitalista que traemos y colocarnos un chip solidario”, resume.
La popularidad de la moneda aumentó rápidamente al probarse efectiva en el pueblo de El Espinal. Sin embargo, no todos se mostraron a favor de su adopción. En 2011, el Banco de México presentó una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR) por violación del artículo 28 de la Constitución, el cual garantiza la acuñación de moneda y emisión de billetes exclusivamente al Estado. Los creadores del tumin aseguran que no están sustituyendo al peso mexicano, sino solo complementándolo.
Mayeli Ochoa, coordinadora en materia de adopción del túmin en Xalapa, asevera que los que interpusieron la denuncia no conocen la Constitución mexicana ya que “no hay ninguna ley en México que prohíba este tipo de monedas”. “Actualmente la denuncia sigue, pero ya no hay un hostigamiento, no mandan más investigadores”, constata.
Integrantes del Comité del tumin afirman que el artículo segundo de la Carta Magna garantiza que las comunidades tienen derecho a decidir de manera autónoma su organización económica y que esta no es la primer moneda alternativa del país pues existen al menos otras seis. A su juicio, así se demuestra que es un mercado que está en crecimiento. A diferencia del dinero convencional, los usuarios del tumin aseguran que su proyecto tiene una cualidad única en el mundo: reconecta a sus usuarios y genera un vínculo de empatía al apoyar a las comunidades.
Ante el incremento del IVA y la nueva Reforma Fiscal, el túmin ha ayudado a las personas de escasos recursos a efectuar “trueques” en donde se pueden adquirir productos de la canasta básica, alimentos y servicios.