Tania Robles Hernández y Danton Iván Bazaldua Morquecho participaron durante 15 días en el proyecto "CREW 187 LATAM II" en el desierto de Utah, Estados Unidos y que prepara a quienes sueñan con ser astronautas al poner a prueba sus habilidades y vocación.
Ciudad de México, 25 de febrero (SinEmbargo).- Dos estudiantes de ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fueron los únicos mexicanos que en enero pasado participaron en el Mars Desert Research Station (MDRS), un simulador de Marte en el que se emulan las condiciones del planeta rojo y prueba la resistencia y capacidad humana en ese entorno.
La estudiante de Ingeniería Mecánica, Tania Robles Hernández, y el alumno de Ingeniería en Telecomunicaciones, Danton Iván Bazaldua Morquecho fueron dos de los siete tripulantes latinoamericanos (los únicos mexicanos junto con dos peruanos y dos colombianos) que formaron parte de la misión "MDRS CREW 187 LATAM-II”, informó la UNAM a través de un comunicado.
El proyecto creado por Mars Society, organización estadounidense sin fines de lucro que promueve la exploración espacial y cuenta con voluntarios en todo el mundo, se llevó acabo en el desierto de Utah, Estados Unidos.
Los estudiantes estuvieron dentro de un cilindro gigante que les sirvió de vivienda, oficina y laboratorio del 13 al 28 de enero pasados; no tuvieron acceso a redes sociales, el agua y la comida se restringieron a una porción por día y realizaron experimentos sobre realidad virtual, percepción remota, monitoreo y divulgación de la ciencia.
En el simulador se probaron las habilidades de resistencia y adaptación de los jóvenes, quienes buscan ser astronautas. “Vivieron la experiencia, antes que científica, de resistencia humana, y concluyeron con éxito”, afirmó la UNAM.
“Seguimos un estricto protocolo. Es una experiencia extraña, emocionante, a veces atemorizante. La comunicación fue solamente entre nosotros y a distancia con una torre de control”, recordó Danton Bazaldua.
Encargado de la salud y seguridad entre sus compañeros, Danton midió a diario signos vitales y estuvo al pendiente de las bitácoras de seguridad. Aplicó pruebas psicológicas y probó un dron con cámara con el que hicieron el registro de la estancia, y cuyas imágenes servirán para estudiar patrones de suelo.
Tania Robles fue la encargada de escribir la crónica del viaje y de relatar día a día los acontecimientos, como una periodista. “Queremos incentivar, motivar a otros jóvenes para que se dediquen a la carrera espacial. Sólo me arrepiento de no haber hecho antes este viaje”, subrayó la alumna inclinada por la divulgación.