¿Qué es México siempre? El desastre y la tragedia mexicanas se repiten una y otra vez, la última de las cuales ha despertado la solidaridad sin ambages de toda su población. Los políticos, siempre atrás, siempre tarde y la televisión en un descrédito constante que esta vez parece no se salvará. ¿En qué radica nuestra capacidad para sobrevivir? ¿Qué tienen los mexicanos para arder tanto y resucitar mirando para adelante? ¿Cómo seguimos?
Ciudad de México, 24 de septiembre (SinEmbargo).- No caerá. Sobrevivirá como lo ha hecho siempre, desde que fue fundada, dice un amigo. ¿En qué radica su capacidad para sobrevivir? ¿Qué tienen los mexicanos para arder tanto y resucitar mirando para adelante? ¿Cómo seguimos?
Si algo podría ser caracterizado a la hora de las tragedias en México es orgullo; la lástima, la compasión, duran sólo un instante. El resto es el pecho inflado como Moctezuma y a seguir adelante.
No estamos hablando de tormentas pequeñas, de cómo la vida en otros territorios tiene más valor, sino de cómo nos enfrentamos a nuestras grandes pesadillas, como que cada día hay noticias tremendas y ponemos el cuerpo para que nos sigan pegando y avanzar.
El otro día, Netflix puso Veronica Guerin, la historia de cómo una periodista no mayor de 30 años se enfrenta al narcotráfico y la matan. La leyenda es de Irlanda. Es una película del 2003 y uno ve cómo a lo terrible de su asesinato, luego se instituyen leyes que mandan a los capos a la cárcel y reducen la criminalidad a un 15 por ciento.
Aquí, donde no terminamos de llorar por un periodista –como fue el caso de Javier Valdez-, inmediatamente aparece otro y ya van 36 en todo este año. Pocos podrían decir que a la gente no le importa. Claro que le importa, pero ¿qué hacer?
El mundo está tremendo, no es sólo México, pero ¿qué significa México siempre?
Un terremoto que deja inhabitable Juchitán, donde se ve la casa de Cultura totalmente destruida; Oaxaca, a los siete días, un terremoto deja nocaut a la Ciudad de México, a Morelos, contando los feminicidios que una semana antes nos habían dejado boquiabiertos.
Muertos acá, muertos para allá y en el medio miles de casos de mexicanos que dan la nota: Niño chihuahuense de 7 años gana primer lugar en campeonato de Matemáticas, Lupita González gana medalla en el Mundial de Atletismo en Londres, los mexicanos en Europa hicieron 70 goles en 2015 y en estos días, Miguel Layún y Javier Hernández se unieron para crear una nueva iniciativa: YoXMéxico, una plataforma de donativos en la que se podrá apoyar desde cualquier parte del mundo.
“Es difícil obtener, al instante, enseñanzas positivas del desastre. Ya estábamos espantados por los feminicidios, que son una expresión brutal de nuestro machismo y nos cayó la mala broma de una repetición sísmica, justo 32 años después, otro 19 de septiembre, y reencontramos, además del gesto destacable de la solidaridad (que se ha desbordado, como siempre), vicios añejos, como la manipulación informativa a favor de las instituciones, que es en lo que se está convirtiendo la cobertura mediática”, dice el escritor y periodista Alejandro Toledo.
“Lo sísmico se vuelve cínico. El ingenio mexicano se refleja en el apoyo, sí, pero también en la forma como se aprovecha la tragedia, disfrazándose de topos o de especialistas en cuestiones ingenieriles para robar o asistiendo a las zonas más afectadas para tomarse la selfie… Todos quieren disfrazarse de héroes, a veces sin siquiera ensuciarse las manos y los héroes reales son ocultados. Lastimosamente, tiempos como estos sacan lo mejor y lo peor de nosotros”, afirma.
¿Qué es México siempre? El empeño para sacar a Frida, del colegió Rébsamen y al mismo tiempo el reality show protagonizado por Danielle Dithurbide en la puerta de la escuela: ¿era todo un montaje? El tipo que pide un aparato para medir la temperatura porque otro tipo se la robó mientras nadie se daba cuenta.
“No sé si esto tiene que ver con la capacidad de sacrificio. El sacrificio y el aguante al parecer nos inspiran, a veces aguantamos lo indecible. Esa capacidad, a veces excesiva, a veces autodestructiva, nos da alas”, dice la autora Ana García Bergua.
“Espero de verdad que tantos corazones sacrificados en este temblor opere, como en 1985, el resurgimiento de la sociedad civil, la confianza en el altruismo y la organización para la solidaridad. Resistimos los temblores, pero hay cosas que México no tiene por qué seguir aguantando, como la delincuencia, la corrupción y la impunidad”, agrega.
¿Una limitación democrática y una gran fortaleza civil?, eso es lo que dice la periodista Myriam Vidriales, jefa de comunicación de Editorial Planeta.
“México de pie porque en un país en donde el Estado NUNCA ha existido, la solidaridad y el humor es el único lazo real que tiene la gente. Esa es nuestra tara y nuestra gloria. Es nuestra gran limitación democrática y nuestra gran fortaleza civil”, afirma.
EL ECO LLEGARÁ HASTA LAS ELECCIONES DEL 2018
“El eco de los terremotos llegarán a las elecciones del 2018”, dice con convencimiento el escritor Rafael Pérez Gay. Vive en La Condesa, donde vio cómo la solidaridad se hizo carne entre la gente. “Empiezo por esto porque es el momento en el cual las personas se volcaron a la calle, en La Condesa, en La Roma, en Coapa, a ayudar. Parece ser que hay un espíritu que está más allá de la tragedia y que nos hace responder con gran fuerza y determinación en el momento en el cual decimos que hemos llegado a un borde de algo realmente grave”, dice el autor de Nos acompañan los muertos.
“El martes estuve en la esquina de Ámsterdam y Laredo y vi una escena realmente conmovedora, por la organización, por la fuerza y por la determinación para sacar desde los escombros una vida. Algo que me llamó la atención la mayoría de los jóvenes que se habían volcado a la calle. No sé, de entre 20 y 25 años, lo cual echa por tierra a todas las teorías sobre los millenials o sobre la indiferencia de los adolescentes. Si hay una causa realmente importante los jóvenes salen, pero nuestra clase política se ha divorciado en muchos sentidos de la sociedad y de muchos más de sus jóvenes”, afirma Rafael.
“Esta solidaridad no es nueva, en el que Monsiváis escribió en Proceso y dijo que la sociedad civil había tomado el control de la ciudad en 1985, mientras el Gobierno se escondía. Recuerdo San Juanico, lo de la gasera, recuerdo momentos de 1968…la solidaridad es esa forma de conectarse con el sufrimiento de los otros y al parecer tenemos desarrollado ese sentido. A mí me llena de orgullo y me inyecta una rara fuerza. Es decir, un grupo de rescatistas que canta “Cielito Lindo” mientras separan piedras es realmente conmovedora”, expresa.
Las palabras de Pérez Gay hacen pensar que México ha cambiado para bien, pero su clase política tira para atrás, todo el tiempo. “Hay un divorcio, no hay un liderazgo, creo que el Presidente lo ha hecho bien pero no ha sido suficiente. Aun cuando la información sea difícil, trágica, no ha habido un político que se lo comunique a la gente. En cambio la sociedad ha avanzado muchísimo en la conciencia del otro, en las libertades civiles. La clase política mexicana está desfondada y lejos de su sociedad y estos ecos llegarán a las elecciones de 2018. Te puedo asegurar, estoy convencido, de que este temblor del 19 de septiembre de 2017 llegará a las elecciones”, dice.
“Hay muchos edificios a derrumbarse, en un estado deplorable. Hay un éxodo en La Condesa, en La Roma, el miedo se ha hecho carne en las personas. Tenemos que pedir que los edificios se derrumben, que no los maquillen y la otra es que hemos avanzado mucho en lo civil pero donde se atora muchísimo es en la reconstrucción. Hay caldo de cultivo de la corrupción, del robo y del fraude”, afirma.
“Un porcentaje de ese dinero que se utilizará para cartones, lonas, frazadas, que no sirven para nada, se done a la reconstrucción. Es Oaxaca, es la Ciudad de México, es Morelos, es Puebla, casi todo el país pasa por un túnel oscuro que no sabemos dónde va a desembocar y creo que los Partidos Políticos deberían donar parte importante de todo ese gasto para la basura que veremos en el año siguiente”, concluye.
“Han sido dos días realmente duros, tristes y agotadores. Y ahora llueve. Pero la empatía y la solidaridad han sido bestiales. Lo que la gente está haciendo y lo que está dando es la mayor muestra de colectividad que me haya tocado ver. A pesar de la desorganización, que no podía ser sino mucha, hay un movimiento subterráneo que nos ha puesto a todos sobre la misma ola. Y a pesar de estar cargando piedras o moviendo cascajo o empujando carretillas o pasando cubetas, lo que se siente, lo que se ve, lo que estamos haciendo, es, por una puta vez, tocar la vida”, expresa con gran sentimiento el autor Emiliano Monge.
“Ojalá nunca lo olvidemos. Ojalá nunca olvidemos la fuerza que nos damos unos a otros. Hoy, a pesar de todo lo caído, esta ciudad ya se está parando. Y perdonarán ustedes la sensibilidad y la emoción, pero hoy mis coetáneos me enflacaron el pellejo”, agrega.
“Pues mira: vivo en la Roma y desde el primer segundo del terremoto vi polvo, tristeza y destrucción. El barrio que me ha acogido durante casi 15 años está lastimado, herido. Es como una niña/niño a la que (al que) han atropellado y todos queremos salvarla (salvarlo). Porque la vida, la pinche vida, es el bien común.”, cuenta el periodista Alejandro Almazán, guionista de la serie El Chapo.
“Entre el mexicano hay un gen, un chip, un cromosoma para ayudar al prójimo. No entiendo cómo un país tan grande, tan fuerte, tan orgulloso y tan bueno ha soportado a una clase política tan mala, tan corrupta, tan mediocre, tan pequeña. Misterios de la raza, quizá. Lo que sí sé es que tanta fraternidad entre el chilango, entre el mexicano, hará que nos levantemos de entre las piedras. El orgullo propio será nuestro aliado. Además, entre nuestras obligaciones como seres humanos está ayudar. Es un deber moral”, agrega.
“Yo debería estar desalojando mi casa, pero aquí sigo. Las pinches autoridades, como siempre (hablo de Ricardo Monreal, de Miguel Ángel Mancera) no han mandado a gente de protección civil a revisar edificios. Es la misma gente que está enviando a ingenieros para ayudar. Te cuento este pequeño cuento porque en vez de huir, acá seguimos los vecinos, ayudando a los otros porque esos otros somos nosotros.
Esta vez me olvidé de escribir. Hoy mis manos sirven para otra cosa mucho mejor que un texto que nadie leerá. Gracias por preguntar y estar chambeando en medio de esta pinche tristeza”, afirma.
Paco Ignacio Taibo II, empeñado en las labores de asistencia, que nuestra capacidad para sobrevivir corresponde a “un lazo interno, profundo, de solidaridad popular, que recorre el conjunto de una sociedad de una manera extremadamente generosa”.
“El problema de todo esto es quién chingados pone el fuego. Los accidentes naturales se producen en todas partes del planeta, pero sucede que los mexicanos vivimos con que la coordinación de estos accidentes naturales siempre está hecha por corruptos o por ineptos. Y en esa medida todo tiene un costo más alto”, dice el reciente autor de La Patria.
“México de pie significa que una ciudad se levanta de sus propias cenizas. ¿Cómo seguimos? Convirtiendo esta fuerza en algo positivo que ayude a sanar heridas”, concluye.
LOS CIUDADANOS PIDEN DONACIÓN AL INE
Los mexicanos crearon una petición en Change.org para que las prerrogativas no se otorguen a los partidos sino a los afectados. El hashtag #PartidosDenSuDinero que impulsan los ciudadanos para exigir que los partidos políticos donen sus prerrogativas a los afectados por el sismo de 7.1 grados que sacudió el centro de la república mexicana está cobrando fuerza.
“No es justo destinar tanto dinero a los partidos políticos si miles de mexicanos sufren ante esta enorme tragedia”, argumenta la petición que suma un millón 738 mil 171 firmas al momento.
El propio actor Gael García Bernal se pronunció la madrugada de este miércoles a través de Twitter para solicitar que la mitad del dinero de la campaña electoral de 2018 se destine a la reconstrucción del país, pero el titular del INE, Marco Antonio Baños, dijo que la propuesta es ilegal.
Aunque los partidos podrían solicitar a la Tesorería de la Federación que disponga de una parte de sus recursos, lo que no pueden es darle un uso distinto del que se contempla en la ley, dijo el funcionario.
El historiador Enrique Krauze, desde su columna en Letras Libres, propone la creación de una Comisión de Reconstrucción para los estados de Oaxaca, Chiapas, Puebla, Morelos y la Ciudad de México.
“Los fondos deben provenir del Estado (para casos de desastres, más recortes presupuestales). Hay que agregar los recursos que los partidos iban a destinar a su inútil propaganda. No hay pretextos: entiendo que bastaría un transitorio constitucional. (Y en vez de propaganda, que organicen diez debates serios en cadena nacional).
A esos fondos se agregarían las donaciones privadas de empresas y personas que, si tienen confianza, contribuirán masivamente. Lo mismo harían organismos internacionales”, asegura.
La tragedia en medio de un “legalista”, más preocupado porque la ley se cumpla que por ayudar en momentos terribles se contradice con la verdad de que “estamos hechos de heroísmo, forjados a puro dolor, dice el periodista Víctor Hugo Sánchez.
“Estamos hechos de una heroicidad que no se explica, que se forja cada tanto, a puro dolor y sufrimiento. Somos mexicanos. Somos hermanos. Y eso, se trae en la sangre. No encuentro otra razón”, cuenta.
“Cuando Ximena (mi hija de 20) y Alfonso (mi sobrino de 18) dijeron que se iban a ayudar, a entrar a las brigadas de civiles, sentí miedo, quise oponerme. No pude. Su explicación me rebasó: –Nos necesitan. Entendí que, aún en contra de lo que desde niños han escuchado en esta familia, que este país nos ha quitado oportunidades de crecimiento, de trabajo, de estudio, que hay hambre e injusticias, aún contra todo eso, su “nos necesitan” me hizo sentir, como hace 32 años cuando yo, hijo de mexicanos, a mis 19-20 años salí a las calles a brindar ayuda, sin preguntarme nada, sin cuestionar. Y también dije, a mis padres: –nos necesitan”, afirma.
“Somos hermanos. A veces, como tales, peleamos, somos egoístas, pero siempre, en el dolor, en la ayuda, coincidimos: el amor, la solidaridad, la herramienta más poderosa. Esa, que sigue levantando escombros, rescatando vidas”, expresa.
La solidaridad de la gente, el orgullo de la gente, se pega con la realidad de los políticos. Andrés Ramírez, editor de Penguin Random House ponía en su muro de Facebook: El sismo ha dejado 628 desaparecidos, desde ayer no de les ha vuelto a ver. Son los 500 diputados y los 128 senadores. Si alguien los localiza recuérdenle que ¡La patria es primero!
Sandra Lorenzano se cuestiona lo mismo.
“Me hago siempre esas mismas preguntas. ¿De dónde sale la fuerza de los mexicanos para salir adelante? ¿De dónde la solidaridad, la capacidad de organización, la generosidad? Me conmueve, me emociona, me llena de orgullo. ¿Habrá algún día un gobierno, una clase dirigente, realmente a la altura de la gente? ¿Habrá algún momento en que esa solidaridad y esa generosidad se conviertan en un motor permanente de cambio hacia una sociedad menos injusta, menos desigual?”, comenta.
“Como ves, sólo tengo preguntas. Para mí ‘México en pie’ tiene que ser un proyecto de futuro (¡no un lema que quiere sacar partido del dolor!) incluyente y justo: con los indígenas, con las mujeres, con los jóvenes, con los excluidos, con las minorías. México en pie trabajando para construir la utopía”, concluye.
“Los dueños del poder en México tienen miedo. El impresionante movimiento social que ha despertado las tragedias los tiene aterrados. A partir de ahora comenzarán a circular noticias tendientes a desanimarnos: que si los topos no son los topos, que la niña Frida es un invento de Televisa, que en tal centro de acopio se quedaron con la ayuda. El objetivo, desarticular la esperanza, la conciencia de que podemos unirnos y movilizarnos. No caigamos en el juego, no nos repleguemos en nuestras casas con la idea de que no tenemos remedio. Sigamos colaborando, ayudando, apoyando de forma responsable”, es el deseo del escritor vasco, radicado en el norte de México, Imanol Caneyada.
En una larga crónica sobre el sismo, el poeta Javier Moro concluye: “La noche se nos fue entre peticiones, con la lluvia que empezó a caer, con la ayuda que seguía llegando, pero la desinformación empezaba a ser acto de presencia y ya no se sabía sí todo lo que se decía en las redes era cierta. La televisión hizo un show con una niña que supuestamente estaba atrapada en el Colegio Rebsamen. Terrible. Prefiero la desinformación generada por el deseo de ayudar de las redes que la desinformación manipuladora y terrible de la televisión mexicana, que una vez más le queda a deber a este país. Osorio Chong fue expulsado del derrumbe de Chimalpopoca. Una vez más nuestros políticos se quedan cortos, años luz de la solidaridad de la calle. Una vez más el pueblo demuestra que no necesitan al PRI. Todos tenemos la certeza de que esto fue el 85 de esta generación. Y sabemos que lo que sigue es volver a unirnos, organizarnos y deshacernos de estos políticos que no aparecen cuando se les necesita, cuando el país está colapsado. Una vez más esta gente demuestra que es lo mejor del país”.
¿QUÉ PASA CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN?
La aparición o la supuesta aparición de una niña en el Colegio Rébsamen puso a Televisa en el descrédito popular.
Danielle Dithurbide, con sus llantos y su vocecita de niña buena propiciaron que la gente se volcara mucho más a los periódicos, a las radios, a los diarios digitales como SinEmbargo.
20 horas después del terremoto, el Secretario de Educación, Aurelio Nuño aclaró: “La única información oficial será la que dé a conocer el mando de la operación, a cargo de la @SEMAR_mx”.
“Televisa igual a periodismo de espectáculos. No se preguntan, no cuestionan, no piensan. Merolicos disfrazados de payasos. Denunciémoslos”, clama Emiliano Monge.
“Nuevamente aparece el protagonismo insensible de las televisoras que mienten deliberadamente sobre los hechos trágicos sobre el terremoto reciente: Las fuerzas armadas…, la Marina…el Ejército mexicano… coordinan los trabajos de rescate, bla bla, bla. Enfatizando una ‘heroica’ intervención de las fuerzas armadas, menospreciando la capacidad de auto-organización de la sociedad civil, que demostró, como en 1985, estar a la altura de esta tragedia”, opina el actor Ricardo Hech Rivas Olivo.
“No es una virtud que las fuerzas armadas trabajen donde están los edificios derruidos, que auxilien a la población y que rescaten con vida al mayor número de víctimas posibles: es su responsabilidad, su obligación y lo tienen que hacer bien. Lo que sí es impactante es la respuesta solidaria de la gente que se volcó a las calles a ayudar masivamente y están dando su tiempo y sus recursos para auxiliar a la población afectada por el terremoto. No es un segundo plano como lo quieren manejar desde las televisoras y los medios oficiales. Las autoridades de este país fueron rebasadas, como hace 32 años, por la sociedad civil y su pobre retórica ha estado muy por debajo de la gran respuesta de la gente y de la solidaridad nacional e internacional”, afirma.
LA SOLIDARIDAD ES INFINITA
“La solidaridad es infinita. Hay un alveolo no podrido del corazón humano”, dice la poeta Alma Karla Sandoval, mientras que la novelista Rosa Beltrán asegura que “México es una de las culturas más poderosas del mundo porque está conformada por seres que nunca se mueren aunque se estén muriendo. Es el país de los sobrevivientes pese a todo, contra todo, y sobre todo; de quienes dan la mano, la casa, la comida que preparan con sus manos a otros cuando esos otros están en circunstancias extremas. No por nada es el país de Pedro Páramo y del pueblo de la Patrona. En ningún otro país del mundo me ha tocado ver una circunstancia como la del sismo de septiembre del 85 y la de ahora, en 2017. La gente olvidándose de todo por dar todo para los demás”.
“Apenas unos días antes estábamos enfrascados en la rabia, la desesperación, de ver a un México lleno de corrupción, de impunidad, de robos, de misoginia, de gran confrontación entre unos y otros, hombres y mujeres. Ideologías, partidos, increpándose unos a otros. Resulta que el destino, no sé si llamarlo casualidad o llamarlo mensaje, nos pone otra vez en un nuevo 19 de septiembre, 32 años después”, dice la poeta y novelista Ethel Krauze.
“Y yo estoy iniciando mi clase en el TEC de Monterrey, Campus Cuernavaca, explicándole a mis alumnos el complemento directo, el complemento indirecto, la partícula C, en el cuarto piso, y nos azota la incredulidad. El piso se estruja bajo nuestros pies y salimos, explotan los vidrios, comienzan a caerse lozas, el techo y el movimiento es tan brutal que no permite dar los pasos hacia las escaleras y yo siento que ya, que llegó la hora y empiezo a caerme”, cuenta.
“Pero unos brazos me levantan y me llevan escaleras abajo y me depositan hasta la zona segura del campo y son mis alumnos los muchachos jóvenes y fuertes y mis alumnas se comiden a dirigirme a buscar la salida para que no me pierda y lo digo con lágrimas en los ojos, estos son los jóvenes millenials a los que mi generación muchas veces ha señalado severamente como indiferentes, apáticos, prendidos de sus aparatos móviles y vi cómo los mexicanos somos capaces de demostrar lo que realmente tenemos dentro, que es el corazón”, agrega.
“Finalmente, llegué a mi casa, me comuniqué con los míos, gracias a Dios estamos bien pero empezamos a ver las tragedias. Mi hija, que es estudiante de medicina, no ha parado. Una vez que vio que sus padres y su casa estaban bien, tomó su mochila y se fue a comprar víveres en la farmacia, a ver adónde puede ayudar, yendo y viniendo y como ella se multiplican y multiplican los jóvenes en todas partes. Ha quedado muy lejos el asunto de los pleitos entre las ideologías, entre los bandos, entre hombres y mujeres, sentimos el corazón de México, es un amor profundo que nos tenemos, unos por otros, sin distinción”, expresa Krauze.
“¿Por qué México sigue en pie y seguirá en pie siempre, porque tenemos ese corazón batiente, caliente, húmedo en nuestro pecho. Cada vez que salimos del país, sentimos la diferencia. Podemos estar en países con muchos ingresos, con mayor comodidad, con otros tipos de privilegios, pero sentimos que nos falta algo, que es el corazón de México. Y cuando tocamos tierra mexicana otra vez, nuestro corazón vuelve a calentarse, a humedecerse”, concluye.
“México está acostumbrado desde hace medio milenio a confrontar situaciones adversas, algunas de origen natural y otras de origen humano y corrupto. Eso nos ha hecho la piel dura, por generaciones y nos ha dotado de una consciencia de supervivencia colectiva que en el momento justo no depende de falsos liderazgos”, dice el músico y periodista Alonso Arreola.
“Lo que sigue es pausar la emergencia, pensar dos veces cada razonamiento, para no desaprovechar nuestro impulso y la ayuda que queremos ofrecer. Tengo plena confianza en que podamos ser más acertados en las próximas decisiones y en entender que la ayuda no sólo significa vislumbrarnos heroicamente entre los escombros, sino también ejecutando pequeños y esenciales actos de convivencia cotidiana, sobre todo futura”, asegura.
“El término ‘solidaridad’ me choca desde que Carlos Salinas se lo apropió para nombrar un programa ‘social’ y eso que en esa época yo era poco más que una niña, pero hoy se que esa palabra significa mucho más en y para México, y me tocó presenciarlo en persona: el pueblo de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, fue una de las zonas más afectadas de la Ciudad de México con el sismo del 19 de septiembre. Y la ayuda casi no llegó hasta allá”, cuenta Irma Gallo, periodista de Canal 22.
“Pero no se podía caminar una calle sin ver un puesto con alimentos, agua o medicinas gratuitos, para cualquiera que lo necesitara. Incluso vi dos casas con letreros de ‘cargue su celular gratis’, porque en otras calles del pueblo se fue la luz. Observé, también, gente caminando, con cajas de cartón llenas de sandwiches, tortas, plátanos, bolsas de arroz preparado, ofreciéndolas a los brigadistas y hasta a los medios que estábamos ahí. Gente muy humilde ayudando a otra gente humilde.
“Eso es solidaridad. Eso es lo que nos hace fuertes. Lo que, a pesar de ser presas de la violencia, la desigualdad y la corrupción por parte de quienes nos gobiernan, en México siempre salimos adelante. De las cenizas, de ahí, despertamos, nos reconstruimos, volvemos a caminar”, concluye.
GRANDEZA EN OJOS DE LA GENTE
“Sí, México sobrevivirá porque su grandeza se mide en los ojos de la gente, en las manos que brindan apoyo, en las palabras que, en momentos como este, construyen puentes. Luego habríamos de preguntarnos qué es lo que queremos sobreviva, qué rescatamos de los escombros: y allí están los jóvenes haciendo fila pasando de mano en mano la ayuda bajo una torrencial lluvia; allí están también las mujeres y hombres que con picos y palas retiran escombros en los pueblos perdidos de Morelos, donde radico (Tepoztlán) y donde se grita ¡no nos olviden!; allí está la recolección de víveres, gente donando lo poco que tiene…”, dice el cineasta Alejandro Cárdenas.
“Pero allí están también los medios de siempre lucrando con la tragedia; la clase política de mierda que brilla por su ausencia, por su apatía en tiempos que miden en Rolex, o, ‘si bien nos va’, preocupados/as por su apariencia en tiempos aciagos. Allí están los partidos políticos, parásitos insensibles. Allí está la silla presidencial vacía, hueca, ocupada tan sólo por un gel para peinar y repeinar una cabeza hueca en su interior. Pienso, siento que nuestra fuerza para sobrevivir, para levantarnos una y otra y otra vez, radica en que soñamos mucho estando despiertos: pensamos que el mañana será mejor, que no nos puede ir peor y es ese optimismo basado en las ganas de seguir lo que nos mantiene”, agrega.
“Pero luego llega la realidad que nos vuelve a poner a prueba; vendrá la próxima semana un escándalo político, luego otras tormentas seguidas de días aciagos…y así sin fin hasta que una mañana despertemos y por fin digamos todos juntos ¡ya basta! Si atendemos a un sismo como un ‘fenómeno de sacudida brusca y pasajera de la corteza terrestre producida por la liberación de energía acumulada en forma de ondas sísmicas’ así mismo está la nación: sacudiéndonos bruscamente la energía acumulada: desapariciones, corrupción sin fin, estado fallido, clasismo, racismo, valemadrismo, falta de oportunidades, despojo de tierras, ecocidios aquí y allá y en medio de todo ello la mano del vecino, el voceador retirando escombros, el taquero regalando su trompo, el oficinista de pico y pala desbaratando un montículo de piedras pero al mismo tiempo construyendo una nueva Nación acorde a lo que somos en esencia; Compas mexicanos que nacimos en Yucatán, Buenos Aires o Texas. El 19 de septiembre es nuestro Conivnctis viribus, México está de pie”, asegura el director de Oasis.
“No sé qué significa México en pie. Debería significar que un día tendremos un buen Gobierno y policías honestas. Pero sé, que hoy significa ese puñado de hombres y mujeres que, bajo la lluvia, en una ciudad escombrada, sostuvieron una cadena de suministros para ayudar a otros de quienes lo único que sabían era que estaban en apuros. México en pie nos dignifica. Nos ilumina. No vuelve mejores”, dice el escritor Antonio Ramos Revillas.
“No titubeo y sin sentimentalismos ni melodramas: nuestra capacidad de mantenernos en pie tiene que ver con el profundo instinto de esta gran ciudad de someternos a situaciones que ponen a prueba, de forma constante, ciudadanía, ética privada y supervivencia. En la hoy CdMx tenemos que convivir con todas las bondades que ofrece esta gran ciudad, como su oferta de movilidad, servicios, educación, cultura, entretenimiento o diversidad, sólo en la CDMX puede moldear mi homosexualidad según mis resistencias y anarquías, brutalmente musical; así como sus deficiencias: imprudente hasta el surrealismo, una tremenda e incompresible corrupción, desigual, clasista, inseguro, de un individualismo propenso al desentendimiento del sentido común, de homofobia añeja y filosa y latente”, opina el escritor Wenceslao Bruciaga.
“Estas cosas nos enseñan a hacer malabares, con el pavimento y el concreto y nuestra propia civilidad y sentimientos; como un codependiente a las relaciones pasivo-agresivas. Pero siempre terminamos por encontrar vasos comunicantes, borrar nuestras propias fronteras y el sismo del pasado 19 de septiembre de 2017 es un botón de muestra. Soy de Torreón, sigo sin poder renunciar a mi vena lagunera y ranchera y si aquí estoy y aquí sigo, es porque a pesar de todo esta ciudad me sigue fascinando y sorprendiendo tanto como el primer que puse un pie aquí, con mi provincianidad a cuestas y poder revivir eso constantemente, es uno de mis motores para resucitar y mirar para delante”.
“El sismo del 19 de septiembre de 2017 ha dejado cicatrices físicas y emocionales que llevaremos anidadas en el cuerpo y la memoria hasta el final de nuestros tiempos, pero también fue capaz de evidenciar la humanidad que nos caracteriza. Después de estar sometidos por la desmedida ola de violencia que ha castigado al país durante la última década sin ofrecer el alivio de una tregua, espero que la solidaridad que logró germinar y asomarse desde los escombros de este evento trágico se convierta en un verdadero parteaguas en la conciencia social”, dice desde Los Ángeles el escritor mexicano Luis Panini.
“Que este sismo no sólo sea el acontecimiento que nos sacudió físicamente, sino el que también nos redefinió porque logramos recuperar esa bondad y compasión que tantos llegaron a creer extintas; que marque el comienzo de la renovación de la psique mexicana. Así se cura el país: permaneciendo de pie, con los puños en alto y guardando silencio, porque no existe nada más conmovedor que arrancarle a las demasiadas toneladas de muerte una esperanza de vida”, agrega.
“Acabo de pisar mi tierra luego de dos semanas fuera. La última recorriendo un país de fuego y agua, con un ojo en la investigación que me llevó hasta allá y con el otro, afligido, intentando informarme a distancia del sismo en el centro de México. Mi gente sobrevivió. Sí, eso son las personas de estos pueblos y ciudades cimbrados que no murieron: sobrevivientes, con todo lo que la palabra implica de aquí en adelante para las vidas de queridos familiares, amigos y conocidos”, dice el periodista y escritor Diego Enrique Osorno.
“Fue gracias a whatsapp, twitter y facebook, que los que estábamos lejos, supimos lo que sucedía y colaboramos aunque fuera un poco. Porque ante la negligencia y manipulación de los poderes oficiales, las redes sociales se convirtieron en una asamblea popular en la que se ayudaba, prevenía, informaba y cuestionaba”, agrega.
“Entre las preguntas que se quedan rondando: ¿este gran ímpetu civil durante la contingencia, sobre todo de los sobrevivientes, se mantendrá durante la reconstrucción?, y ¿será la reconstrucción ese renacimiento que tanto necesita nuestro cimbrado país Pese a todo, la Ciudad de México sigue mostrándose inconmensurable. Así la vi ahora antes de aterrizar” (y muestra la foto).
“En la tierra en la que nací, la vida se abre paso. Si hay una grieta, habrá un helecho y alguna especie de musgo. He visto a la hiedra burlar ventanas cerradas para extender sus brazos dentro de una casa. He visto con qué rapidez y contundencia una construcción abandonada es repoblada por floripondios, acuyos y otras hierbas. La vida encuentra mantenerse de pie y creo que esas dos fuerzas primigenias del eros y thanantos, tiran de los seres humanos también”, dice la escritora y ensayista Magali Velasco, de Xalapa.
“Una amiga argentina que sufrió el temblor del 19/9 tarda en poder hablar, me dice que está aterrorizada, que no sabe cómo nosotros, mexicanos, podemos seguir. Y tú, Mónica Maristáin, me preguntas qué es lo que nos hace seguir de pie. Hago un recuento y te digo: en la tierra en la que nací, he visto a una madre levantarse de las cenizas de su hija asesinada, escribir con su propia sangre el testimonio, alzar su voz de legítimo reclamo y continuar la lucha; la he visto llorar pero también la he visto reír, abrazar a sus otras dos hijas vivas y ser solidaria con otros. Como las madres argentinas lo hicieron. Pueblos veracruzanos han quedado borrados por ríos y furiosos vientos y se levantan, velan a sus muertos, construyen con sus manos nuevos muros. Somos los que cedemos nuestro lugar en la mesa, los que hacemos espacio para un plato más, repartimos la porción y todos comen. Somos los que nos bajamos al piso a dormir para que el huésped descanse en nuestra cama, los que no negamos techo. Somos los que abrazamos y damos un beso y lloramos en hombro ajeno. Cultura a la mexicana, sentir que tu familia se expande, que un lazo de dolor antiguo siempre ha estado ahí, uniéndonos, imperceptible hasta que la realidad te obliga a ver de frente la muerte. Surge la necesidad de ser hiedra, floripondio, ceiba y haya. Un árbol que sostenga y dé sombra”, concluye.