La economía mexicana no está creciendo y las reformas estructurales, que iban a impulsarla, no se han logrado implementar por completo por la falta del Estado de Derecho y la impunidad, aseguró Manuel Guadarrama, coordinador de Finanzas Públicas del IMCO. Las calificadoras S&P y Moody’s sugirieron lo mismo: la tasa de crecimiento ha sido “decepcionante, debido parcialmente a factores no económicos”, informó S&P. Al incremento de la deuda se suman fallas institucionales como la “corrupción”, dijo, Moody’s por su parte.
Ciudad de México, 24 de agosto (SinEmbargo).– Tic, tac, tic, tac. El Gobierno federal tiene entre 12 y 24 meses para controlar la deuda y lograr la estabilidad fiscal para mantener su calificación crediticia actual, han alertado Moody’s y Standard & Poor’s. Para ello, dijeron expertos, debe realizar recortes sustantivos al gasto público o hacerlo más efectivo; incrementar la recaudación tributaria disminuyendo la informalidad laboral; y dejar de endeudarse más ayudando fiscalmente a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Sin embargo, a estos factores se suma la sombra de la corrupción que obscurece el crecimiento económico “decepcionante” y “débil”, lo que representa otro riesgo para el país.
El problema no es tanto el nivel de endeudamiento de estados y municipios (aunque hay casos particularmente graves), aseguró Manuel Guadarrama, coordinador de Finanzas Públicas del Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO). La economía mexicana no está creciendo y las reformas estructurales, que iban a impulsarla, no se han logrado implementar no por factores económicos, sino por la falta del Estado de Derecho. Mientras no se atienda el cumplimiento de las leyes, del Sistema Nacional Anticorrupción y la responsabilidad de los funcionarios públicos siga en niveles de impunidad, se pueden poner en peligro estas calificaciones crediticias, añadió.
S&P y Moody’s perciben lo mismo. “México ha llevado a cabo más reformas estructurales en comparación con la mayoría de los países de mercados emergentes, pero su tasa de crecimiento ha sido decepcionante, debido parcialmente a factores no económicos”, expuso la primera en su reporte. Al ritmo de incremento de la deuda se suma un débil crecimiento y fallas institucionales como la corrupción, dijo hoy en conferencia de prensa Jaime Reushe, vicepresidente analista senior de riesgo soberano de Moody’s.
Para Jorge Gordillo Arias, director de Análisis Económico en CIBanco, es necesario que se dé un mayor impulso en la implementación de las reformas y se refuerce al Estado de Derecho, ante la percepción de corrupción y falta de seguridad, ya que eso “influye en la inversión”.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) respondió que el gobierno “continúa el proceso de consolidación fiscal anunciado desde 2014” y seguirá “instrumentando de manera acelerada las reformas estructurales” para impulsar el crecimiento económico.
Pero un día antes de los bombardeos de ambas calificadoras, Hacienda redujo su perspectiva de crecimiento económico para 2016 a un rango de entre 2 y 2.6 por ciento, desde un previo de entre 2.2 y 3.2 por ciento, tras el informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) que reportó que la economía mexicana se contrajo 0.2 por ciento en el segundo trimestre, su primera baja en 12 trimestres.
S&P espera que la economía mexicana crezca 2 por ciento este año (menos que en 2015) y cerca de 3 por ciento entre 2017 y 2019.
Además de los factores sociales y la lenta implementación de las reformas, la desaceleración también es por la situación del mercado interno y las exportaciones.
El mercado interno es el tema pendiente. No ha logrado crecer por la poca confianza de la ciudadanía y de los empresarios en las instituciones, dijo Guadarrama.
La contracción registrada de abril a junio fue atribuida a que, “al estancamiento que se venía observando en el sector industrial, se añadió un freno al crecimiento del sector terciario (servicios). De manera relacionada, el consumo privado se desaceleró, mientras que las exportaciones manufactureras y la inversión mantuvieron un débil desempeño”, afirmó el Banco de México (Banxico) en su último reporte de política monetaria.
Ante ello y ante las perspectivas de crecimiento a la baja de Estados Unidos y de la economía global, “es crucial reforzar las políticas orientadas a mantener fundamentos macroeconómicos sólidos en el país. En particular, acciones adicionales de consolidación de las finanzas públicas, tales como procurar un superávit primario a partir de 2017”, expuso el banco central.
Gordillo Arias afirmó que la exportación sigue prácticamente estancada. Lo que venía sustentando un crecimiento arriba del 2.5 por ciento era el mercado interno, pero se empieza a apagar. Además, la industria en Estados Unidos se ha afectado por la fortaleza del dólar, los precios bajos del petróleo y una menor demanda en Europa y Asia, y la industria nacional está muy ligada a la norteamericana.
Al escenario turbio se agrega la volatilidad en el tipo de cambio y los precios del petróleo que seguirá al menos hasta fin de año.
GASTO PÚBLICO MÁS EFICIENTE
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Manuel Guadarrama, del IMCO; Jorge Gordillo Arias, de CIBanco y el analista económico Alejandro Villagómez coinciden en la necesidad de que el gobierno federal realice un gasto público más productivo y sustancioso para evitar que tanto Moody’s como S&P ajusten a la baja la calificación crediticia de México.
Después de la sorprendente decisión del Reino Unido de separarse de la Unión Europea, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ajustó a la baja el gasto público por 31 mil 715 millones de pesos para este año, el cual se sumó al recorte de febrero por 132 mil 300 millones de pesos en el marco del derrumbe en los precios del petróleo.
“Ya ha hecho ajustes, pero no han sido recortes sustantivos, por ejemplo, en gastos de comunicación o algunas otras partidas donde no queda claro a dónde se van los recursos públicos. [Es necesario] reducir de menor manera el gasto de tal forma que no impacte programas medulares del gobierno, principalmente sociales, de salud y educación”, determinó el coordinador de Finanzas Públicas del IMCO.
El analista de CIBanco secundó en que se debe “hacer más efectivo y productivo el gasto para que tenga un mayor impacto en la economía; un gasto mejor implementado”. Poco a poco la Reforma Hacendaria y Fiscal ha logrado obtener más ingresos que no son petroleros.
“La recaudación fiscal creció en 2.6 por ciento como porcentaje del PIB en 2015, mientras que los ingresos petroleros cayeron 2 por ciento”, reconoció este día en conferencia de prensa Jaime Reushe, vicepresidente analista senior de riesgo soberano de Moody’s.
El gobierno federal, ante el llamado de alerta de que debe estar muy pendientes del comportamiento fiscal, debe cuidar el gasto, evitar que aumente el déficit, aumentar el superávit primario y no permitir que la deuda aumente más allá de lo proyectado, dijo el economista Alejandro Villagómez.
INCREMENTAR RECAUDACIÓN DE IMPUESTOS
Para compensar la caída de ingresos petroleros ante la baja producción y el desplome de los precios internacionales del oro negro, el Gobierno federal debe incrementar la base de recaudación de impuestos mediante la disminución de mexicanos que laboran en el sector informal.
En el segundo trimestre de 2016 el 57.2 por ciento de los mexicanos que dijeron tener un empleo lo hacen en la informalidad (29.4 millones de personas), y con ello sin acceso a seguro social.
No se ha logrado incrementar la base de contribuyentes, ya que prácticamente sigue existiendo la misma cantidad que en otros sexenios, y es la que sigue cargando todo el peso de los impuestos. Debe también reducir la informalidad que hay en el sector económico y dar más incentivos para llamar a la formalidad (prestaciones de seguridad social), expuso Manuel Guadarrama.
No obstante, para el economista Alejandro Villagómez, ante la desaceleración del crecimiento económico, “los niveles de informalidad no van a disminuir de donde están”.
CONTROLAR DEUDA
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La calificadora S&P reportó que la deuda de México representó en 2015 el 42 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y estima que en este año termine en un 45 por ciento del PIB. Aunque el nivel es moderado, el gobierno tiene menos margen de maniobra fiscal que el que tenía hace 10 años, advirtió.
El Gobierno tendrá dificultades para controlar esa deuda si sigue cargando con Pemex y la CFE.
“El gobierno debe disminuir la carga de las empresas productivas del Estado, particularmente la CFE y Pemex. Todavía se siguen ayudando fiscalmente a esos dos entes. Debe terminar, lograr incrementarse la Reforma Energética y Fiscal, y así dejar de endeudarse al ayudarlas”, afirmó Manuel Guadarrama.
Jaime Reushe, vicepresidente analista senior de riesgo soberano de Moody’s declaró que “en un escenario en el que Pemex no tuviera deuda, el Gobierno mexicano podría estabilizarse entre el 2017 y el 2018”.
De hecho, este miércoles S&P también modificó de estable a negativa la perspectiva de las notas en escala global de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de Petróleos Mexicanos (Pemex) y de sus subsidiarias.
“La revisión de la perspectiva de CFE y Pemex refleja el hecho de que una potencial baja de la calificación de México podría traducirse en una acción similar sobre estas empresas pues sus calificaciones se mueven en línea con las del soberano”, informó la agencia de calificación en un comunicado.