Ciudad de México, 24 de junio (SinEmbargo).– La magnitud de la riqueza de los multimillonarios en México “contrasta tremendamente” con la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita que ha sido ligeramente superior al 1 por ciento en promedio anual, y con el salario mínimo del mexicano que se encuentra por debajo de la línea de bienestar, acusa la organización Oxfam.
En 1996 Forbes registró 15 mexicanos con fortunas superiores a los mil millones de dólares. En 2014 figuraron 16, sólo uno más que hace casi dos décadas. Sin embargo, mientras que en 1996 las fortunas de esos 15 equivalían a 25 mil 600 millones de dólares, las de los 16 sumaron el año pasado 142 mil 900 millones de dólares.
Los cuatro multimillonarios del país son Carlos Slim Helú, de Grupo Carso; Germán Larrea, de Grupo México; Alberto Baillères, presidente del Consejo minero de Peñoles, Palacio de Hierro, Grupo Nacional Provicional de aseguradoras y Profuturo de pensiones; y Ricardo Salinas Pliego, de Grupo Salinas, Elektra, Banco Azteca y TV Azteca. A partir del 2004, la riqueza de Slim despegó significativamente. En el caso de los otros tres multimillonarios, ocurrió dos años después.
“En la actualidad, el rendimiento real de la riqueza de cuatro mexicanos es alrededor de un tercio del ingreso acumulado por casi 20 millones de mexicanos. De nuevo, la misma historia: el ingreso de un grupo en extremo pequeño de la población no guarda relación alguna con el de la parte más grande de la población mexicana”, denuncia Oxfam en su estudio Desigualdad Extrema en México.
Estos cuatro empresarios, agrega el organismo, tienen en común que todos derivan una parte significativa de su fortuna de sectores privatizados, concesionados o regulados por el sector público.
Carlos Slim incrementó masivamente su fortuna al controlar Telmex, empresa mexicana de telefonía fija privatizada en 1990. Telmex fue el paso preliminar para la expansión hacia América Móvil. Germán Larrea y Alberto Baillères tienen historias similares; entre otras cosas, son dueños de empresas mineras que explotan concesiones otorgadas por el Estado mexicano. Finalmente, Ricardo Salinas Pliego, quien obtuvo el control de una cadena nacional de televisión al adquirir la televisora pública Imevisión—hoy Tv Azteca—ha sido dueño o socio de Iusacell además de ser dueño de Banco Azteca.
La falta de competencia económica y un débil marco regulatorio, subraya el estudio, constituyen el escenario ideal para el abuso por parte de empresas con un cierto poder monopólico u oligopólico.
“No es casualidad que el hombre que desplazó a Bill Gates sea mexicano”, afirmó a Efe el presidente de Oxfam Internacional, Juan Alberto Fuentes, quien especificó que la desigualdad “destruye la cohesión social y genera violencia y conflicto”.
Las reformas emprendidas por el Presidente Enrique Peña Nieto no es que sean “insuficientes”, sino que “parten de la política equivocada”, consideró el director en México de la organización.
“Si seguimos por el mismo camino, obtendremos los mismos resultados”, apoyó el economista Gerardo Esquivel, autor del estudio, quien pidió un cambio de “enfoque” de la política económica que se ha implementado en las últimas décadas en el país.
DESIGUALDAD EN MÉXICO: BAJOS SALARIOS Y MARGINACIÓN
El crecimiento de una economía se puede ver francamente demeritado cuando los ingresos se distribuyen con desigualdad. Con base en un estudio de Cingano –citado por Oxfam–, entre 1985 y 2005, el aumento de la desigualdad redujo el crecimiento del PIB en México en un monto acumulado de 10 por ciento.
Uno de los aspectos más duros, destaca, es que el nivel actual del salario mínimo en México se encuentra por debajo de la línea de bienestar o de pobreza, y no sólo eso, sino por debajo también del doble de la línea de bienestar mínimo o de pobreza extrema.
“En palabras reales: un mexicano que trabaja una jornada formal completa y que percibe el salario mínimo sigue siendo pobre”, sentencia.
Asimismo, la tasa de pobreza extrema para la población hablante indígena es casi cuatro veces más alta que la de la población en general. El proceso de marginación y exclusión, agrega la Oxfam, no siempre se debe a la falta de oportunidades laborales; en más de una ocasión es resultado de la discriminación pura.
En cuanto a la violencia en el país, un estudio reciente de Enamorado muestra que, en efecto, la desigualdad ha jugado un papel importante en el aumento de ésta. Los niveles de actividad criminal y de homicidios en México se asocian de manera significativa con bajos niveles de educación entre los jóvenes y con altas tasas de desempleo juvenil.
Juan Alberto Fuentes, director de Oxfam México enfatizó que para que se pongan en marcha medidas que reduzcan la desigualdad “tiene que haber una exigencia” ciudadana, dado que en el país han llegado a realizarse muchos logros “no por una graciosa concesión de quienes están gobernando”, sino por la demanda social.