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Carlos A. Pérez Ricart

24/01/2023 - 12:04 am

Homicidios en México 2022

Las cifras de 2022 corroboran lo que ya habíamos intuido: la estrategia de seguridad pública del Gobierno de México ha comenzado a cosechar resultados. ¿Tan buenos como se esperaba al inicio de la administración? No. ¿Tan buenos como necesita el país? Tampoco. ¿Importantes? Sin duda alguna.

“En el fondo yace la pregunta de si estamos ante una trayectoria de disminución sostenida de la violencia criminal o en un punto de parálisis en el que festejamos pequeñas batallas en una guerra perdida”. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro

Nunca hay razones para la alegría cuando hablamos de cifras de homicidios en nuestro país. Los asesinatos siguen siendo demasiados. Y, sin embargo, hay que decir las cosas tal cual son: en 2022 hubo menos asesinatos en México que en 2021. Y que en 2020. Y que en 2019. Y que en 2018.

¿Cuántos menos? 7.1 por ciento menos que en 2021 y 10.4 por ciento menos que en 2020. Dicho de otra manera: en 2022 ocurrieron 30 mil 968 homicidios dolosos. En promedio, 85 diarios. Elija usted el superlativo: demasiados, muchísimos, excesivos. Cualquier adjetivo se queda corto. Con todo, son menos de los 33 mil 350 que ocurrieron en 2021, cuando eran en promedio 91 diarios.

Más importante que las cifras es, quizás, la tendencia. Como hemos dicho ya en otra columna, entre 2015 y 2018 —en los tres últimos años de la administración de Enrique Peña Nieto— el país vivió un aumento de homicidios sin precedentes.[1] Si en 2015 el número de homicidios estuvo por debajo de los 18 mil, en 2018 la cifra creció a más de 33 mil. O, lo que es lo mismo, la ola de violencia desatada provocó un incremento del promedio diario de 49 a 92 homicidios. Una barbaridad.

La tendencia al alta se interrumpió en los primeros meses de la actual administración. El primer año de Gobierno de López Obrador vio un aumento menor en el número de homicidios (2.8 por ciento); el segundo, una reducción de unas pocas décimas porcentuales. Según funcionarios del Gobierno federal, habíamos llegado al punto de quiebre. Así sucedió. En 2021 se confirmó la tendencia favorable con una reducción de cuatro por ciento en el homicidio doloso.

Las cifras de 2022 corroboran lo que ya habíamos intuido: la estrategia de seguridad pública del Gobierno de México ha comenzado a cosechar resultados. ¿Tan buenos como se esperaba al inicio de la administración? No. ¿Tan buenos como necesita el país? Tampoco. ¿Importantes? Sin duda alguna.

Los avances en seguridad pública pueden verse más allá de los homicidios —uno de los delitos que mejor podemos medir por su reducida cifra negra. Así, por ejemplo, en 2022 se consolidó la tendencia en la reducción de la incidencia delictiva del fuero federal (-30.8 por ciento comparado con diciembre de 2018). Del mismo modo, en comparación con diciembre de 2018, hay reducciones en robo total (-24 por ciento), robo de vehículo automotor (43.3 por ciento) y secuestro (79.4 por ciento).[2]

Las cifras del Gobierno federal (que en realidad son un compilado de información reportada por las fiscalías de las distintas entidades federativas) no nos dicen mucho sobre si la población en general se siente más o menos insegura. Afortunadamente el INEGI publicó, apenas la semana pasada, su última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).[3] La ENSU mide la percepción de inseguridad en 75 ciudades de México, incluyendo las 16 demarcaciones de la CDMX. Es una de las mejores herramientas para examinar cómo la ciudadanía percibe la inseguridad en su ciudad. El hallazgo más importante de la encuesta es alentador: la percepción de inseguridad en el país es la más baja desde que se tiene registro (2013). Si en diciembre de 2018 el 73.7 por ciento de la población en zonas urbanas se sentía insegura, hoy lo considera así el 64.2 por ciento —una reducción estadísticamente significativa.

Con la información disponible es válido realizar dos afirmaciones: 1) la situación de seguridad pública fue, en general, mejor en 2022 que en 2018; 2) los y las mexicanas, en general, perciben que su ciudad es menos insegura en la actualidad que en diciembre de 2018. Hay razones para ser cautelosamente optimistas.

Dicho esto, es imposible no realizar varios matices. Hay diferencias regionales imposibles de soslayar (hubo aumentos brutales de homicidio en Nuevo León y Tlaxcala respecto a 2021) y la violencia continúa ensañándose sobre periodistas (17 asesinados en 2022), ambientalistas y personas defensoras de derechos humanos (más de cien en cuatro años). Además, habrá que estudiar con detenimiento casos de posibles subregistros por errores de clasificación o por personas desaparecidas/no localizadas.[4]

Dedicaré mis próximas columnas en Sin Embargo a explorar las causas que explican la reducción del homicidio en México en los últimos años, así como a examinar —y subrayar— los matices conducentes. La discusión sobre seguridad merece más grises y menos afirmaciones categóricas; impone más dudas que certezas. En el fondo yace la pregunta de si estamos ante una trayectoria de disminución sostenida de la violencia criminal o en un punto de parálisis en el que festejamos pequeñas batallas en una guerra perdida. Ojalá sea lo primero y no lo segundo. Exploremos.


[1] Véase: Carlos A. Pérez Ricart, Homicidios en México 2021, Sin Embargo, 8 de febrero de 2022. Disponible en: https://www.sinembargo.mx/08-02-2022/4119058#_ftn1

[2] Siempre comparado con diciembre de 2018. Para los datos completos, véase: el Informe de Seguridad, 17 de enero de 2023. Disponible en: https://www.gob.mx/presidencia/documentos/informe-de-seguridad-enero-2023?idiom=es

[3] Véase: INEGI, Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, enero de 2023. https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/ensu/doc/ensu2022_diciembre_presentacion_ejecutiva.pdf

[4] Véase, por ejemplo: México Unido contra la Delincuencia, Atlas de Homicidios México 2021, 2022, pp.12-13.

Carlos A. Pérez Ricart
Carlos A. Pérez Ricart es Profesor Investigador del CIDE. Es uno de los integrantes de la Comisión para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico (COVeH), 1965-1990. Tiene un doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad Libre de Berlín y una licenciatura en Relaciones Internacionales por El Colegio de México. Entre 2017 y 2020 fue docente e investigador posdoctoral en la Universidad de Oxford, Reino Unido.

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