“Los pasos del condenado”, crónica del secuestro de Arenas Betancourt

23/11/2014 - 9:25 am

Por: Edelmiro Franco. Corresponsal

Bogotá, 23 Nov (Notimex).- La obra “Los pasos del condenado”, del maestro Rodrigo Arenas Betancourt (1919-1995), es una brillante crónica de sentimientos y metáforas con plena vigencia 27 años después de su cautiverio, más que un relato de la vida de un secuestrado.

Las vivencias del secuestro las han padecido en este conflicto interno de cinco décadas, miles y miles de colombianos en poder de grupos guerrilleros, paramilitares, delincuencia común, sicarios y pistoleros, como los calificó el artista.

Arenas Betancourt, quien estudió las técnicas del muralismo en México, es considerado uno de los más grandes escultores de Colombia del siglo pasado.

Entre sus obras más importantes se destacan: Prometeo, que se encuentra en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Cuauhtémoc (Ciudad de México), Guacamaya Herida (Cuernavaca) y Estatua de Benito Juárez (Ciudad de México).

Entre 1955 y 1986 sus obras más destacadas en Colombia son: Bolívar Desnudo, Amantes, Corazón del fuego, Los Potros, La Gaitana, Los Mártires de las Bananeras y Los lanceros del Pantano de Vargas.

El maestro Arenas Betancourt fue secuestrado por un comando del rebelde Ejército de Liberación Nacional (ELN), en octubre de 1987, en una zona rural del departamento de Antioquia, noroccidente de Colombia.

El artista plástico fue liberado en enero de 1988 después de que su esposa logró reunir el dinero del rescate vendiendo réplicas de las mejores obras del maestro.

Este fue uno de los primeros casos de secuestro que se dieron en Colombia. Fue un hecho de opinión y luego recuerdo que por esos años secuestraron a Álvaro Gómez Hurtado (dirigente conservador).

Durante los tres meses que permaneció secuestrado en las montañas de Antioquia, Arenas Betancourt se dedicó a pintar en un cuaderno y escribir su experiencia cotidiana en el cautiverio, que posteriormente dio origen al libro “Los pasos del condenado”.

En los 90 días que estuvo como rehén del ELN, el maestro Arenas Betancourt hizo 10 dibujos, en los que expresa el dolor, la muerte, todos mezclados con el paisaje de las imponentes montañas en donde lo retuvieron los guerrilleros.

En uno de estos dibujos el artista muestra dos alas gigantes para huir del secuestro, en otro se ve al maestro como parido por su propia tierra y en otro se ve entrando a las entrañas de su tierra.

Otro de los dibujos es un autorretrato que lleva en el pecho un cristo, como símbolo del tormento y sacrificio del secuestrado, también muestra el cielo y la muerte.

Luego en la libertad el artista hizo otras 10 obras, entre las que se destaca “El Cristo del secuestro”, que es un vigoroso torso masculino al que envuelve un elemento tipo alambre y lacerante.

El cuerpo se muestra amarrado con cuerdas de alambre de púa, semejando silicios interminables, dando vueltas y vueltas sobre el cuerpo adolorido, mutilado, indefenso y al fondo se ven las montañas de su tierra, las mismas que lo escondieron durante 90 días.

El maestro muestra “la muerte como en amores en un caballo. Él se roba el caballo al mejor estilo medieval y se va como en una obra de teatro, con la corona de flores (...) ama la muerte y ella le coquetea”, contó a Notimex la esposa de Arenas Betancourt, María Elena Quintero.

En los dibujos el artista expresó en su obra la “cercanía que un secuestrado tiene con la muerte. Pero hay otra faceta en los dibujos de mi esposo, que no deja de ser erótica y sexual, en medio de un dolor y un pánico. Es increíble como erotiza una situación de miedo, dolor y pánico”.

“Él contó que todos los días escribía y dibujaba porque era como aplicarse un harakiri y siempre dijo que morir todos los días un poco con el pensamiento lleva a no temerle a la muerte. El secuestro le dio esa fortaleza al maestro”, anotó la señora María Elena.

María Elena está segura que “esta es la única expresión plástica de un artista que estuvo secuestrado por un grupo rebelde... creo que no hay otro testimonio como este en el mundo. Un testimonio que el maestro vivió en carne propia”.

Cuando empecé a leer “Los pasos del condenado”, la piel se me erizó porque cada página me trasladó 30 años atrás y al mismo tiempo recordaba los relatos estremecedores de Ingrid, Clara, Consuelo, del coronel Mendieta, del cabo Moncayo, de todos los que han salido con vida del cautiverio y de quienes aún siguen en la selva.

“Él pensó en suicidarse como alternativa para acabar con el martirio del secuestro, igual que la mayoría de los rehenes, pero siempre se impone el deseo de vivir y regresar junto a los suyos, porque sus hijos, esposas, hermanos y padres son la razón de vivir y resistir de los secuestrados”, indicó.

El maestro también tuvo el delirio de la fuga, lo pensó, lo planeó, pero igual siempre estaba por encima su familia. Nadie sabe cómo reaccionará el carcelero quien siempre está en ventaja frente al secuestrado, condenado, o prisionero.

“Todo parece tener solución en esta vida, pero llegar a manos de extorsionistas, no tiene remedio, ni siquiera entendimiento”, meditaciones del maestro Arenas Betancourt, reflexiones que también se hacen hoy.

El 22 de enero de 1988, cuando el maestro Arenas Betancourt ya era ex rehén lloró de alegría por estar en libertad e invocó la paz.

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