Ciudad de México, 23 noviembre (SinEmbargo).- De Paula Abramo se sabe que traduce muy bien del portugués, que es casi una experta en lo que a expresiones artísticas brasileñas se refiere y que escribe poesía, muy buena poesía.
De hecho, cuando comenzamos a hacer nuestra serie de Novísima Poesía Mexicana se multiplicaron las recomendaciones en torno a esta muchacha de apariencia frágil y tierna sonrisa. Sólo que ella se tomó su tiempo y aquí están sus respuestas, para conocerla y disfrutar su sólida voz poética.
Nació en la Ciudad de México en 1980. Es brasileña por parte de padre, aunque ha vivido toda la vida en México. Estudió Letras Clásicas en la UNAM. Tieneun libro de poemas titulado Fiat Lux (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2012) que se ganó el Primer Premio de Poesía Joaquín Xirau Icaza, del Colmex, en 2013. Desde 2001 se dedica a traducir del portugués al español. Tradujo, entre otras cosas, el Poema sucio, de Ferreira Gullar (UANL, 2010) y una novela brasileña decimonónica: El Ateneo, de Raul Pompeia (UNAM, 2013). Es becaria del FONCA.
– ¿Hace cuánto que escribes poesía?
– Empecé a escribir poemas cuando estaba en la prepa (o sea, hace como 18 o 17 años) aunque obviamente no se los enseñaba a nadie. Cuando entré a la universidad y empecé a estudiar Letras Clásicas creo que sucumbí bajo el peso de los Grandes Autores y asumí que lo que había escrito hasta entonces eran puras porquerías. Dejé de escribir y lo tiré todo a la basura. No me causó angustia, ni nada. No es que concibiera ningún futuro como escritora para mí. Tuvieron que pasar varios años para que volviera a sentir esa comezoncita y esas ganas sabrosas de escribir. Para todo efecto práctico, podría decirse que escribo desde 2008.
– ¿Qué es la poesía?
– Creo que la poesía es para la literatura lo que el espresso para los demás tipos de café. Lo que la distingue de los otros géneros literarios es su grado de concentración en el lenguaje.
– ¿Es un síntoma de la juventud que se te pasará cuando seas mayor?
– No creo, porque a mí precisamente la poesía se me eclipsó justo en los años más mozos y, en comparación con otras personas, debuté un poco tarde: publiqué mi primer libro casi a los 32 años. Tampoco sé si siempre voy a escribir poesía. Son cosas imponderables y prefiero no preocuparme por eso. Lo que sí creo poder afirmar es que siempre voy a disfrutar leyéndola.
– ¿Quiénes son tus poetas preferidos?
– Bueno, hay muchos. Homero, Virgilio (últimamente estoy releyendo las Geórgicas con absoluto deslumbramiento), Sor Juana, Góngora, Sousândrade, Gerardo Deniz, Ferreira Gullar, Oswald, Mário y Drummond de Andrade, Daniel Samoilovich (son los que se me vienen ahora a la cabeza) y debo decir que también admiro mucho la obra de algunos coetáneos y cuasicoetáneos míos.
– ¿Qué piensas de la nueva poesía mexicana?
– Creo que está bastante vigorosa y que es muy refrescante leerla. Me gusta el hecho de que hay toda una gama de voces críticas, tanto del propio lenguaje poético como de la realidad que nos rodea.
– ¿Escribes otras cosas además de poesía?
– Sólo escribo poesía, aunque algo que hago compulsivamente es traducir del portugués y para mí la traducción también es escritura. En cuanto a la poesía, tengo que leer mucho antes de animarme a escribirla. Son las lecturas lo que me estimula. Confieso que también me estimula leer (o escuchar) poemas que me parecen malos. De alguna manera pienso que si alguien escribió y publicó aquello, yo también tengo derecho a escribir lo mío, muchas veces en contra de esos textos que me parecen malos. Escribo poco, modifico poco los textos una vez escritos y sigo tirando muchísimas cosas a la basura. Muchas más de las que me atrevo a enseñarle a la gente. Para mí la escritura es un placer y un espacio de libertad. Dicen que hay gente que la sufre, pero yo no. La disfruto y me divierto con ella.
– ¿Qué le dirías a un joven poeta?
– Que no siga mi ejemplo y enseñe sus poemas. La poesía es una cosa social. Entre más se comparte y discute, más buena se pone.