Ciudad de México, 23 de julio (SinEmbargo).- Hay poco material de prensa disponible y no se pasa en la radio, pero el disco Caricia Urgente / Celebración de la música de Guillermo Briseño probablemente sea uno de los lanzamientos más importantes del año.
No es exageración. Se trata de justipreciar parte de la vasta y ecléctica obra de un artista que no ha sido lo suficientemente bien reconocido en su país de origen, no obstante lo cual su trabajo quedará como un hito en el desarrollo de la canción popular de este suelo.
Ha sido su hijastro, Juan Sosa, educado como ingeniero de sonido en los Estados Unidos, quien ha elegido la obra de su padre para un primer disco en el que ha podido dar el ancho entre otras gracias a su exquisita sensibilidad y osadía en arreglos que refrescan un repertorio conocido y otro no tanto.
También se ha valido, lo que no es poca cosa, de una raíz familiar atada en forma indubitable a la música, por el caso de su madre, la excelente cantante Hebe Rosell y sus tíos Andrés y Javier Calamaro, conocidísimos cantautores rockeros de este lado del mundo.
Precisamente, es Javier, el menor de los Calamaro, quien ofrece un testimonio “desde el Cono Sur”, para expresar su orgullo “por formar parte de este disco enorme, importante”, al tiempo que Eugenia León, probablemente la mejor cantante mexicana de la contemporaneidad, reivindica la figura de activista social que también caracteriza a Guillermo Briseño.
Eugenia, quien canta “La pobreza” (esa que dice que ser pobre no es triste aunque resulte injusto), considera que “el poeta, músico, activista social y amigo es una referencia para todos nosotros”, por su calidad de “hombre pensante y congruente”.
“Su hijo, Juan Sosa, productor y músico espléndido, reunió a un grupo de artistas que cantan, tocan, esta obra que tiene muchos años y que ahora tiene nuevos aires, nuevas voces. Enorme abrazo para ambos porque es un disco que ha quedado realmente maravilloso”, agrega Eugenia.
Caricia urgente es una obra hecha con amor y respeto para un músico que ha dado más de 50 años al rock, haciendo amigos y escuela, por parte de músicos de diferentes generaciones que admiran y realmente valoran su trabajo creativo.
Participaron Alejandro Lora, Andrés Calamaro, Saúl Hernández, Tania Libertad, Betsy Pecanins, Cecilia Toussaint, Sabo Romo, Eugenia León, Javier Calamaro, Iraida Noriega, Juan Manuel Torreblanca, Hebe Rosell, Guillermo Vázquez y Juan Sosa, en un álbum realizado con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de Conaculta.
Inicia con una formidable versión a cargo de Álex Lora de “La escena me traspasa (el corazón)” y que muestra el buen estado en que se encuentra el líder del TRI, quien por otro lado ha expresado su gratitud por “las enseñanzas del maestro Memo Briseño” y por “el honor que ha representado” participar de Caricia Urgente.
“Todo fue tan rápido como el chasquido de una hoja seca al quebrarse por una pisada”, recita Sabo Romo, bajista de Caifanes y otro de los participantes en la celebración musical.
“Guillermo Briseño es un hacedor de sueños y de palabras y de músicas y de cariños, hacedor de bandas de guerra y de guerreros, gracias por estar en mi vida pero sobre todo gracias por dejarme estar en la tuya”, dice emocionado en un testimonio grabado especialmente para la ocasión.
“La obra de Guillermo Briseño es bastante ecléctica, experimental. Tiene mucho de blues y de rock, pero también ha incurrido en otros géneros. Su música es comprometida con la sociedad, trata temas que no siempre son cómodos y sus letras tienen un alto nivel poético y militante”, describe Juan Sosa en entrevista exclusiva con SinEmbargo.
El joven, ganador de un Grammy, hijo de Juan Sosa, un connotado músico argentino de los ’70 y hermanastro de Olmo Sosa, un talento de las nuevas generaciones que también participa en el disco, cree que “no se le ha dado reconocimiento suficiente” al arte de Guillermo Briseño, quien por otra parte cultiva “una sofisticación que consiste en hacer música con alma, con soul”.
–¿Creciste con su música?
–Sí, él es mi padrastro. Siempre estuve muy influido por su música y también por sus influencias musicales: música negra, tradicional mexicana, jazz…
–¿Cuáles fueron los criterios de producción a la hora de hacer este disco?
–Fue un experimento. Hice carrera como ingeniero de audio grabando discos para cine y publicidad. También componía en forma paralela. Hace seis años en Nueva York, donde viví mucho tiempo, tomé una canción de Briseño para interpretarla y el resultado me gustó, fue importante para mí. Empecé a generar la idea de retomar su material, el que me parecía significativo, más sugerente y arriesgado. Cuando empecé a considerar a los invitados, pensé no sólo en artistas que antes habían colaborado con él, sino también en aquellas que me parecían importantes dentro del contexto musical mexicano. Todos reaccionaron de manera positiva.
–Es un disco de homenaje a Briseño un poco obvio en el sentido de qué raro que no se haya hecho antes…
–Exacto. Me parecía evidentemente importante que su música tuviera un poco más de reconocimiento, un campo más amplio para que el nuevo público conociera sus canciones.
–Es muy interesante la humildad con que interpretan las canciones estrellas del tamaño de Eugenia León, Andrés Calamaro, Alex Lora
–La humildad es la clave de este trabajo. Me aventé el paquete de hacer este disco y musicalmente fue un reto absoluto para mí. Hice todos los arreglos, toco la mayoría de los instrumentos, hice la producción, con una motivación de alto alcance a la hora de convocar a los invitados. Es mi primer disco y quise correr ese riesgo.
–Quizás porque fue tu primer disco estuviste muy bien arropado por miembros de tu familia como Andrés Calamaro y Hebe Rosell
–Sí, también estuvo mi otro tío, Javier Calamaro y mi hermano, Olmo Sosa, un músico muy expresivo, que toca varias guitarras en el disco. La participación de la familia me dio más confianza y me ayudó a cobrar más vuelo en el trabajo.
–¿Cómo fue lo de Andrés Calamaro?
–Bueno, a él lo anduve tratando de cazar durante un buen tiempo, hasta que en 2013, cuando vino a México para ver una corrida de toros, luego de una comida familiar, a la hora del postre, lo invitamos a grabar. La verdad es que todos participaron con una humildad y naturalidad impresionantes. Algunos de ellos conocían las canciones y otros no, pero la idea era darle otro temperamento, un sonido más contemporáneo, a las canciones
–Un caso de esa frescura es el trabajo de Cecilia Toussaint
–Fue un verdadero gusto contar con ella. Es uno de esos casos de artista que no tenía ningún vínculo con Briseño y fue muy afortunada su participación.
–La pregunta del millón: ¿Qué dijo Guillermo Briseño?
–Está realmente muy sorprendido, porque su hijo le salió con semejante monstruo y porque esos colegas hayan salido al quite para hacer este trabajo, que no es nada fácil. Me gustó más que homenaje la palabra celebración y por eso el título del disco. Espero que esto sirva para que se reedite su música y para que sus canciones sean más escuchadas.
–¿Qué podemos esperar de la presentación el próximo 28 de mayo en la Fonoteca Nacional?
–Bueno, será una especie de conferencia de prensa, estará Ricardo Bravo, quien maneja toda la programación de la Fonoteca, obrando como mediador en una entrevista pública a Guillermo Briseño, a artistas invitados que se harán presentes en esta celebración.
Guillermo Briseño, reconocido por una vida entera dedicada al rock y al blues, también es uno es los mayores representantes del movimiento de canto rupestre. Su formación musical ha incluido música popular y música clásica lo que le ha permitido ser un compositor adelantado a sus tiempos.
En los ‘60 formó parte de las bandas Soul Force (al lado de otra leyenda: Javier Bátiz), El Antiguo Testamento y Cosa Nostra.
A lo largo de su trayectoria ha compartido su sapiencia con jóvenes que luego se convirtieron en figuras del rock nacional (entre ellos Sabo Romo, Juan Carlos Novelo, etc.).
Desde 2006, Briseño alterna su labor artística con una actividad docente como director de la escuela Del Rock a la Palabra.