Ciudad de México, 23 de abril (SinEmbargo/HuffPost).- El Fat shaming o avergonzar a otros por su peso, aunque es una vieja práctica, ejercida sin el menor temor por "motivadores", coaches y entrenadores físicos para alentar, según ellos, a que la persona pierda peso, ahora es una nueva tendencia en las redes sociales y éstas están siendo silentes cómplices.
Se ha convertido en una nueva forma de violentar y agredir a otros, este fenómeno "nuevo" en las redes sociales tiene ya tiempo produciéndose, pero ha arreciado con creces irónicamente gracias a esta lucha incansable de activistas de derechos humanos, blogueros y modelos de tallas grandes, por normalizar el trato con las personas con sobrepeso.
En el Huffington Post, la escritora y coach, Ofelia Pérez escribe: "mientras las mujeres, los afroamericanos, los hispanos, los homosexuales y otros grupos minoritarios luchan para que les respeten los derechos a ser quienes son, los gordos son discriminados en todos los sentidos y no les reconocen ningún reclamo. Una cosa es enseñar buenos hábitos de salud y otra es burlarse de los que no cumplen el estándar de belleza, aunque a veces ni sean responsables por su peso.
Es tan grave el problema, que va más allá de una risita irónica. Hay discrimen por peso en los trabajos, en los oficios, en las relaciones profesionales y hasta en los departamentos de ropa de las tiendas, donde la ropa más fea y que más escasea es la de tallas grandes. Todavía peor; aún se cría a los niños permitiéndoles burlarse de los gorditos de la escuela"
Muchos años de investigación científica revelan lo siguiente:
- La burla y el acoso empujan a los gordos a comer más y a aumentar de peso.
- La vergüenza que produce la burla hace que las personas recurran a la comida como forma de consolarse.
- El estrés causado por la discriminación aumenta el apetito y produce "antojos" por comida rica en energía y no saludable.
- Las burlas por gordura crean problemas de estima propia y "complejos" por la imagen del cuerpo, haciendo a las víctimas menos aptas y seguras de sí mismas para realizar actividades físicas.
¿Resultado? La discriminación y las burlas por exceso de peso se asocian a aumentos significativos en la masa corporal y en la circunferencia de la cintura en las víctimas, aún a través del tiempo.
Jane Wardle, de la Universidad Colegio de Londres (UCL), afirma que la discriminación contra los obesos es parte del problema de la obesidad y no la solución.
Por otra parte, Rebecca Puhl, directora del Centro Rudd para Política de Alimentos y Obesidad de la Universidad de Yale, estuvo de acuerdo con esto en una entrevista con NBCI. Ella realizó un estudio similar, concluyendo que: "El estigma y la discriminación son realmente estresores… y sabemos que comer es una reacción común ante el estrés y la ansiedad".
Contrario a lo que muchas personas piensan, la burla no es un motivador para que los obesos bajen de peso. Y aunque la mayoría de los casos de obesidad derivan de comportamientos prevenibles y modificables, como la mala alimentación y la vida sedentaria, también existen otras razones por las que las personas no "eligen" tener sobrepeso.
- Cambios hormonales.
- Enfermedades de la glándula tiroides.
- Reacciones a medicamentos.
- Tensiones causadas por conflictos personales.
- Escaso presupuesto para alimentos en el hogar.
- Alimentación poco adecuada debido al ritmo de vida.
- Ninguna o poca decisión en cuanto a lo que se come en el hogar (ocurre con la mayoría de los niños obesos).
- Hábitos y tradiciones culturales.