“Queremos que se defiendan nuestros territorios con un llamado a una asamblea, donde se declare la prohibición de esta técnica de fractura y de otros mega proyectos de extracción. Creemos que ahí está la fuerza, justo en la comunidad, porque definitivamente el Gobierno federal nos ha dejado indefensos”: Alejandra Jiménez.
Ciudad de México, 22 de noviembre (SinEmbargo).– El estado de Veracruz tiene alrededor de 71 mil 826 kilómetros cuadrados y por ello ocupa el lugar número 11 a nivel nacional como una de las entidades más grandes de la República Mexicana. En este territorio se asentó la cultura totonaca que abrió paso al comercio de cultivos como el café cereza, sandía, caña de azúcar o vainilla, entre otros. Es también uno de los puertos más importantes y extensos de México, pero hoy, la riqueza de ese suelo y sus habitantes están amenazados por la implementación de la Reforma Energética.
El fracking o fractura hidráhulica del suelo, por la que a través de la inyección de miles de litros de agua se extraen hidrocarburos, es la causa de que pobladores indígenas comiencen a ser desplazados de sus terrenos y sufran enfermedades sin ser informados sobre esta técnica por las autoridades del Gobierno federal, ni por Petróleos Mexicanos (Pemex).
“No sabemos exactamente desde cuándo se está practicando [el fracking], realmente ha habido bastante hermetismo en el uso de esta técnica. Nosotros nos enteramos en mayo de este año que ya se estaba llevando a cabo en el municipio de Papantla”, contó Alejandra Jiménez, integrante de la Red Unidos por los Derechos Humanos, organización que forma parte de la Alianza Mexicana contra el fracking.
Alejandra explicó que con el decreto de la Reforma Energética, aprobado por el Gobierno de Enrique Peña Nieto en 2013, comenzaron a surgir dudas sobre cómo se reglamentaría el uso del suelo para la extracción y exploración de energéticos, pero la información sobre esta técnica fue nula y lo único que se sabía eran las grandes afectaciones al medio ambiente y las violaciones a los derechos humanos que sacudieron a Texas, Estados Unidos, donde hubo fuertes protestas.
“Sabíamos que ya estaba por implementarse, pero que ya se utilizaba en la región totonaca porque ya había varios pozos desde 2013”, detalló la activista que habita en la comunidad de El Chote, Papantla, lugar que alberga los cultivos más importantes de vainilla y la región que vio nacer a sus “voladores”, una de las tradiciones mexicanas reconocidas a nivel mundial.
“El manejo de información en cuanto a fracking por parte del gobierno ha sido completamente en la opacidad, no ha habido transparencia; no se ha consultado a las comunidades, la forma en que nos enteramos fue a través del sitio de internet Cartocrítica, donde se explica la distribución de los pozos que se han creado para la fractura, pero nada más”, explicó la activista.
NADIE DICE NADA
Alejandra Jiménez, quien desde que supo de los daños que se registraron en Estados Unidos, organizó junto con sus compañeros e integrantes de las comunidades de El Chote y Agua Dulce (las que más pozos registran), a alertar a los pobladores mediante jornadas informativas para evitar la instalación de más pozos porque ni Pemex, ni las empresas, ni el gobierno les han querido dar una explicación.
Dijo que en 2010 entraron compañías privadas y extranjeras contratadas por Pemex “pero varias de éstas llamaban a otras empresas” el problema de esto es que se sigue operando igual y así se diluyen las responsabilidades”, acusó.
La integrante de Alianza Contra el Fracking argumentó que esta confusión es porque las mismas máquinas que se ocupan para excavación de los pozos donde se ocupa la técnica de fractura del suelo son las mismas que se utilizan para darle mantenimiento a los pozos viejos de Pemex.
“Hay pozos que son de ellos, que los está explotando la empresa Waterfor, pero no es la única que mete las manos, también están participando otras compañías que son las que meten los tubos u otras que llevan los químicos o las que dan mantenimiento y finalmente cuando hay una explosión o el derrame de un pozo, no hay quien dé la respuesta, ni quien atienda tu demanda”, aseguró.
Pero la incertidumbre y el deslinde de responsabilidades ante cualquier tipo de riesgo no es el único problema, los habitantes de Papantla ya padecen enfermedades respiratorias y represiones por parte de los grandes corporativos.
UNA COMUNIDAD ATROPELLADA
Pese a que el Gobierno federal no ha establecido reglas claras sobre cómo se llevará acabo la exploración para la extracción de energéticos, ni ha dicho cuántos “hoyos” planea instalar practicar fracking, los daños de los que ya están en Veracruz, empiezan a generar efectos nocivos para los habitantes.
“Las afectaciones de forma inmediata todavía no las conocemos […] lo que sí podemos ver es que en varias comunidades hubo desviación de los veneros (mantos fréaticos) y que varios pozos se estaban secando por las detonaciones que hubo a la entrada de varias compañías que estuvieron trabajando en las comunidades desde hace cinco años”, comentó .
En ese sentido, Alejandra reconoció que los impactos a la salud difícilmente los han podido relacionar directamente al fracking, “lo que sí hemos notado es que en varias comunidades hay un incremento de casos de cáncer y de enfermedades de las vías respiratorias como alergias”, agregó
Dijo agregó que el municipio donde viven también es una zona rica en la producción de cítricos, por lo que es necesaria la fumigación de las plantas con pesticidas “entonces tenemos varios elementos en el ambiente que son sumamente tóxicos y no sabemos que tanto está influyendo todo en la salud de las personas”, detalló.
La activista agregó que ante los daños ambientales que también se han generado por el gran desperdicio de agua ,“nosotros llevamos la información a las comunidades indígenas y lo hicimos como una acción preventiva, pero después nos enteramos que ya estaban los pozos. El fracking ya era una realidad”, narró.
Explicó que ante la omisión de información y garantías para los pueblos, los terratenientes se han organizado porque tienen miedo de que los daños ya registrados se agraven y no descartan que cuando las empresas “entren más fuerte” haya violaciones a los derechos humanos.
En días pasados se dio a conocer la historia de Emilio Domínguez Hernández, quien al descubrir un pozo en área de su terreno, decidió colocar una cerca con alambre alrededor de éste para que Pemex se limitara a entrar, sin embargo la petrolera interpuso una demanda contra el ejidatario. “Cuando la verdad es que esa tierra es de nuestro compañero y no de Pemex , pero como la exploración y extracción de hidrocarburos son la prioridad nacional, se permite que cualquier compañía que tenga interés puedan entrar en los territorios de las personas, tenga lo que sea, tu casa, tus propiedades, ahí van a estar”, comentó.
Alejandra expresó que ella y su comunidad sienten miedo y presión porque “nosotros quedamos totalmente indefensos ante la decisión de la Reforma, pero no sólo se trata de la extracción porque al final de los hechos también se trata de una reforma agraria”, agregó.
VERACRUZ, EL MÁS EXPLOTADO
En julio pasado, el portal estadounidense especializado en energía Oil Price dio a conocer un reportaje firmado por Michael McDonald, doctor en finanzas, quien alertó sobre la perforación ya hecha en varios pozos de México.
De acuerdo con la información dada a conocer, los estados que más pozos tienen son Veracruz con 349 y Puebla con 233, mientras que le siguen Nuevo León con 182 y luego el resto, informó.
Sin embargo, organizaciones reunidas en Alianza Contra el Fracking, alertaron desde 2014 que el fracking ya era un hecho irrevocable en México y que poco a poco se iría expandiendo.
En ese sentido, la activista comentó que datos del portal Cartocríctica detallan que en el país hay cerca de mil pozos donde se practica fracking, pero sólo se han podido identificar 924, mientras que en Veracruz hay 349, de los cuales, 172 han sido ubicados en Papantla “pero eso no quiere decir que sean los únicos”, dijo
“Es muy claro que el gobierno está del lado de las grandes empresas y no le está importado los daños al medio ambiente y a la salud que puedan tener estas técnicas a cambio de cantidades de dinero que no tienen comparación con los daños que van a causar como es el caso del fracking”, opinó.