Para ser un país en donde presuntamente se lee poco, se publica por doquier y la variedad de estilos y temas impide en nuestro país definir una tendencia primordial. Aquí van nuestras novelas favoritas del año. ¿Cuál es la tuya?
Ciudad de México, 21 de diciembre (SinEmbargo).– Si algo define la realidad de la literatura mexicana es la variedad temática y estilística. En años anteriores podía hablarse del auge de la narco-literatura, por ejemplo, pero de un tiempo a esta parte, la aparición de nuevos escritores y la posibilidad de publicar ya sea en grandes editoriales o en las independientes, impide describir una tendencia primordial.
Lo que sí puede verse es una literatura propositiva, pujante y prolífica, unas tres “pe” que contrarresta un estado de las cosas que en lo social y político ofrece panoramas desesperanzadores.
Nuestra lista no es exclusiva ni excluyente. Más bien pretende ser una guía de lectura que destaque el esplendor de un vértigo literario que no cesa.
Son 10 novelas, pero podrían ser muchas más. Aquí van sin que el orden implique una valoración extra. Son 10 novelas de las consideradas para adultos. No hay aquí novelas juveniles, ni novelas gráficas, géneros que también han mostrado un notable desarrollo en 2015.
Nunca ha negado el célebre escritor sinaloense pertenecer a un género discutido y discutible: la narco-literatura. Su regreso al mundo del Zurdo Mendieta vuelve a ser el pretexto para describir el universo aquel en donde no sabes nunca quién puede ser tu enemigo, pero tampoco en qué circunstancia extrema los menos pensados pueden acudir en tu ayuda.
Una novela hecha con ritmo pausado, dosificando la ansiedad, como bien ha contado Élmer Mendoza en entrevista. Novela de género que enaltece el género y lo trasciende.
Novela abismal sobre la migración de las personas y el vaivén entre el mal y el bien con que se expresa la aniquilación del otro en un país inabarcable donde todos son siempre el otro.
Intrincada elaboración de un discurso donde el lenguaje es un desafío permanente. Tienes que volver una y otra vez a los párrafos, como aquel que se restregara los ojos para determinar si lo que ve es cierto. Lo que se ve, lo que se narra, es tan crudamente verdadero que hace falta leerlo varias veces para poder comprenderlo.
De eso va Las tierras arrasadas, de poder darnos cuenta y de contar el México real desde la calidad de irreal que tiene un país cuya tragedia mayor consiste en que a menudo sólo puede ser entendido por todos aquellos que no son mexicanos.
Se trata de la biografía novelada de Lupe Marín, la primera esposa de Diego Rivera (1886-1957) y madre de sus dos hijas, Guadalupe y Ruth, una mujer central en la vida del muralista, quien si bien profesó un amor genuino por la pintora Frida Kahlo (1907-1954), dependió en forma endogámica de Lupe, un personaje al que la historia no le ha hecho justicia real.
Diva y musa por derecho propio, esposa legendaria, cocinera magnífica, madre tormentosa y viuda trágica, María Guadalupe Marín Preciado, Lupe Marín (1895-1983) fue testigo excepcional y parte indispensable de algunas de las vidas extraordinarias que dieron forma al arte mexicano del siglo XX.
Poniatowska tiene bien amarrado al personaje y su estilo suelto da lugar a una narrativa brillante y subyugadora que no defrauda. Un trabajo de la legendaria periodista y escritora que sorprenderá incluso a sus detractores.
Un hecho nimio de la burocracia cultural da rienda a una historia donde el poder y la fama se constituyen en verdaderos monstruos que sacan lo peor de los personajes involucrados.
Hay una ciudad pequeña. Un actor venido a menos. Un funcionario corrupto que maneja a su antojo un presupuesto magro pero contundente. Hay también ausencia de una instancia regidora que ponga las cosas en su sitio y así los hechos se desencadenan con furia y sin destino para complicar la vida y mostrar los rostros ocultos de una sociedad inerme.
“La intención era construir esta realidad violenta a la que vemos como espectadores a partir de personajes cotidianos, para entender cómo vamos tejiendo la sociedad en la que vivimos. Estos actores de la violencia tienen un día a día y en esos actos mínimos, en esas relaciones aparentemente normales, se construye esta realidad tan atroz. Somos cómplices y partícipes de ese dolor y de ese sufrimiento que no se imponen desde afuera”, dijo el autor en entrevista.
Una historia de violencia y corrupción que describe las tremendas circunstancias sociales que han hecho de México un país abismal, lleno de desesperanza.
A fines de octubre, Hotel de arraigo se hizo acreedora al Premio Fuentes Mares 2015.
Sorprendente debut literario del también periodista argentino radicado en México. Una historia entre varias fronteras con un estilo “fantiano” (por ese desopilante narrador del fracaso que se llamó John Fante) que toma el viaje no como la posibilidad de regresar siempre a Ítaca, sino como el indicio de una descomposición moral inevitable.
El 11 de septiembre de 2001 el periodista Mario Palmero fue enviado de la ciudad de México a Nueva York a fin de cubrir el atentado contra las Torres Gemelas. Dado que los vuelos estaban interrumpidos, viajó en coche hasta Manhattan sin soltar el volante durante tres días, convencido de que pronto estallaría la Tercera Guerra Mundial. Lo acompañaron dos fotógrafos de guerra: un malicioso corresponsal europeo, cuya carrera se encontraba en declive y un viejo periodista latinoamericano acosado por sus escrúpulos.
“Lo que une a las tres novelas claramente es el espacio, el lugar donde acontecen los hechos. En Fiesta en la madriguera es la mansión; en Si viviéramos en un lugar normal es la caja de zapatos, la casa en lo alto del cerro y en Te vendo un perro es el edificio en ruinas. Lo que me interesa es poner a funcionar los personajes en esos espacios casi cerrados y ver para dónde se dispara la narrativa, como si fuera un experimento para ver hasta dónde se pueden estirar los límites del realismo”, explicó en entrevista el autor jalisciense.
Expresión de una literatura original, donde la parodia y la exploración en los límites de la realidad constituyen un territorio propio, plenamente identificable y muy celebrado, por cierto.
Te vendo un perro es probablemente su novela más sentimental, escrita con vocación de dramaturgo, donde la acción vertiginosa y continua contrasta con la nostalgia decadente del entorno donde se desarrolla la historia.
La de Todos los Vientos es en principio, la esencia de una incertidumbre.
¿Cómo saber que en este pequeño y tal vez insignificante universo literario vernáculo, donde lo que se usa son las historias del narco y las de la dura realidad reinante, a uno le van a prestar atención porque cuente cómo amaneció hoy el corazón de Ignacio el Tuerto?
La novela de Érika traspone las fronteras de las horas y los días, sumergirse en sus páginas es hacerlo en ese sueño de la vida al que adscriben los niños de Umbría, que llegan, se van y luego regresan, siempre con la anuencia de padres entrenados –o más o menos entrenados- en el desapego.
La ciudad, el mundo, la literatura y sobre todo el exilio, conforman para la joven escritora y artista visual Verónica Gerber (Ciudad de México, 1981) un conjunto vacío, un nido deshabitado alrededor del cual se escapa una madre y en cuyo interior se arma un bunker para vivir protegido.
Conjunto vacío es la primera novela de Gerber, resultado del Premio Aura Estrada que la artista obtuvo en 2013. Cuenta la historia de Verónica, hija de exiliados argentinos, que vive en la ciudad de México, y debe regresar al departamento que fuera de su madre, antes de que ésta desapareciera repentinamente hace años. También es una historia de amor o de abandono, en la que una ruptura desemboca en un viaje a las raíces familiares.
Cuando las palabras son insuficientes, balbucean dejan su lugar a dibujos, abstracciones, esquemas. Esta novela no duda en inventar su propio idioma: uno hecho de grafías, trazos y espacios vacíos. De la escritura a las representaciones visuales, la autora construye una historia de agujeros que aparecen dentro de otros agujeros.
Un tratado del dolor, historia fuerte donde la trata de personas impresa en la carne y el corazón de mujeres que desde París a Tijuana luchan contra la esclavitud sexual y la denigración, encuentran también en la figura de la diosa de Hollywood Rita Hayworth un paradigma desde donde relatar la ignominia.
Antes de convertirse en Rita Hayworth, Margarita Carmen Cansino pasó sus primeros años de carrera en Tijuana. Sus inicios como bailarina estuvieron ligados a los degradantes encuentros que su padre la obligaba a tener con distintos hombres. Todos los padres lo hacen, Maggie, decía.
El valor de la memoria, los lazos de solidaridad y la necesidad de justicia son la sustancia de una obra que no dejará a nadie indiferente y que es la vez el testimonio de una evolución literaria plausible y grata.
