La explotación de materias primas en el mundo se ha triplicado desde 1970 y desde el 2000 comenzó a acelerarse. Si no se frena esa tendencia, se agotarán los recursos que mueven nuestra economía y que sacan a la gente de la pobreza, advirtió el Panel Internacional de Recursos.
Nueva York, 20 jul (dpa/EFE/AP) – La explotación de materias primas en el mundo se ha triplicado en las últimas cuatro décadas, principalmente por el crecimiento de la clase media, informó el Panel Internacional de Recursos (IRP, por sus siglas en inglés), que forma parte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep).
El reporte dice que para salvar el medio ambiente podría ser necesario acortar el horario de trabajo en el futuro. El aumento de la eficiencia llevará a su vez a costos más bajos y un crecimiento económico más alto que podrían obstaculizar los esfuerzos para reducir la demanda global.
Para poder compensar estas ganancias en eficiencia el informe recomienda una combinación de iniciativas de políticas, como menos horas de trabajo, y fijar el precio de las materias primas de manera que refleje los costos sociales y económicos de su extracción.
Entre 1970 y 2010, la cantidad de materias primas extraída ascendió de 22 mil a 70 mil millones de toneladas.
Los países más ricos emplearon de media unas diez veces más estos recursos que los países más pobres del planeta y el doble de la media mundial.
“Tenemos que afrontar ese problema de inmediato antes de que se agoten de forma inevitable los recursos que mueven nuestra economía y que sacan a la gente de la pobreza”, dijo la copresidenta del IRP, la mexicana Alicia Bárcena Ibarra.
George Graym, experto del Unep, aseguró en entrevista con EFE que el modelo extractivista de materias primas generó un alto crecimiento económico en los últimos diez años, pero advirtió de su fragilidad a mediano plazo al depender de economías exteriores como la china, la estadounidense o la europea principalmente.
“Genera crecimiento económico (el modelo extractivista) cuando hay bonanza en esos mercados”, dijo Gray, quien agregó que “cuando se caen esos mercados, se cae la demanda por esa exportación”.
Como alternativa a esa dependencia, Gray destacó la necesidad de fortalecer el consumo interno, tanto regional como nacional.
La base del futuro desarrollo de Latinoamérica, expuso, es la utilización de sus recursos naturales y generar energías renovables que reemplacen al actual modelo extractivista.
El reto, dijo, es la descarbonización del sistema productivo de Latinoamérica, centrado en la utilización de combustibles fósiles como petróleo o carbón, y dar paso a los recursos naturales y aprovechar la biodiversidad que ofrece la región. Afirmó que en los próximos 15 o 20 años el cambio debe de centrarse en la reducción de los subsidios a los hidrocarburos en favor de los incentivos a las energías alternativas.
También apeló a la transformación del transporte público y la urbanización como el tercer eje sobre el que debe girar la nueva etapa de desarrollo de Latinoamérica.
El cambio climático empeorará, la contaminación aumentará, desaparecerán especies y todo ello llevará finalmente a conflictos. Si no se frena esa tendencia, los 9 mil millones de habitantes de la Tierra en 2050 necesitarán 180 mil millones de toneladas de materias primas para cubrir como hasta ahora sus necesidades en alimentos, energía, agua, vivienda y movilidad.
Desde el año 2000 se ha acelerado en todo el mundo el uso de materias primas, señala el IRP, que menciona como ejemplo a China, cuyas ciudades e industrias se han sometido a una profunda transformación.
Para ello China precisa de una gran cantidad de acero, hierro, cemento, energía y materiales para la construcción. A su vez, apenas se ha hecho más eficiente el uso de materias primas. Más bien todo lo contrario, ya que desde 2000 se emplean las materias primas de forma menos eficiente que antes.