La prevención de la región de Guatemala ante los riesgos climáticos pueden atenderse mediante la investigación elaborada por científicos y delegados de América Latina.
Guatemala, 20 de junio (EFE/SinEmbargo).— Científicos y delegados de varios países de América aseguraron hoy en Guatemala que la investigación en materia de cambio climático es clave para la preparación y la prevención de la región a los riesgos.
Reunidos en la ciudad colonial de La Antigua, en el marco de la vigésimo sexta reunión de la conferencia de las partes del Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global, los expertos señalaron la importancia de discutir acciones para la adaptación y la mitigación en relación a esta circunstancia.
La reciente ola de erupciones volcánicas, incluida la que el 3 de junio se cobró la vida de al menos 112 personas en Guatemala, afecta de forma directa el clima local y regional, pues las cenizas, el gas, el carbono, el dióxido de azufre y otras partículas lanzadas al aire pueden tener impacto en la salud humana y el medioambiente.
Es por ello que los científicos, según un comunicado del ente rector de esta reunión, deben conocer con urgencia los impactos naturales, sociales y económicos de los cambios globales naturales e inducidos por las actividades humanas que afectan a Guatemala y los países de la región para que la información científica sirva para la elaboración de políticas concretas.
El Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global (IAI), una organización intergubernamental regional que promueve la investigación con miras a ofrecer información científica a los tomadores de decisiones para la formulación de políticas, dijo que está estudiando con Guatemala cómo fortalecer la coordinación y ejecución de estas políticas.
Los expertos aseguraron además que la conservación de los bosques secos tropicales ofrece una buena oportunidad para la mitigación de gases invernadero y la adaptación.
“Los bosques secos tropicales constituyen importantes sumideros para la captura de carbono y fuentes de suministro de agua y tienen un papel central en la provisión de servicios ecosistémicos, tales como la diversidad biológica y la regulación del clima”, aseguró el experto Arturo Sánchez-Azofeifa.
Pese a su importancia en la región centroamericana, continuó, los bosques secos tropicales continúan siendo poco estudiados y están sujetos a procesos enormes de deforestación por causa de la expansión agrícola y turística.
Es en este sentido donde un proyecto cooperativo financiado por el ente, de nombre Tropi-Dry, busca cómo aliar a la región a ese “proceso del gerenciamiento sostenible de los bosques secos tropicales en Latinoamérica mediante el aporte de información científica sólida”.
Otro de los problemas que abordarán durante estos tres días de reunión es la erosión del suelo, que requiere políticas específicas y un conocimiento más profundo de sus principales causas, así como de las opciones de manejo para evitar resultados negativos para las comunidades locales de América latina.
La escasez de agua, las sequías recurrentes, los eventos de inundaciones extremas, la contaminación del agua y la falta de acceso al agua potable y al saneamiento plantean serias amenazas a la calidad de vida y al ambiente del noreste de Brasil, Chile, Argentina, Estados Unidos, México y otras regiones de las Américas.
“En las Américas, las principales fuentes de vulnerabilidad son la baja calidad del agua, las alteraciones en las tierras agrícolas y la producción de alimentos, así como la mayor demanda de servicios de abastecimiento de agua y saneamiento debida al crecimiento poblacional y la urbanización”, afirmó el científico Christopher Scott.
El Instituto, que cuenta con 20 años de historia, está conformado por 19 países -Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Estados Unidos de América, Guatemala, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela- y actualmente lo preside María Uhle (de Estados Unidos).