Donald Trump dirige los destinos de Estados Unidos y desde sus primeras horas dejó claro que el candidato y el Presidente electo que cimbraron la economía mexicana y, que exhibieron en parte la crisis de gobernabilidad que aquí se vive, será el mismo que gobernará durante los próximos cuatro años. Lo dejó claro en su discurso: “Hemos hecho ricos a otros países mientras la fuerza y la confianza de nuestro país ha decaído. Ése es el pasado. Ahora miraremos solamente hacia el futuro”. Luego compartió la fórmula: comprar estadounidense y contratar estadounidenses.
Economistas y líderes entrevistados por SinEmbargo coincidieron en que México, más que responder de la misma manera, debe trabajar desde ya en una política industrial y comercial seria y con objetivos claros. El problema, dicen, es que la debilidad del Gobierno de Peña Nieto jugará en contra del país entero.
Ciudad de México, 20 de enero (SinEmbargo).- Mientras en Washington el Presidente Donald Trump habló de su lista de prioridades entre las que están construir un muro en la frontera con México, deportar a migrantes y renegociar, con alto riesgo de abandonar, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aquí, el Presidente Enrique Peña Nieto lo felicitó vía Twitter por su toma de protesta.
Le escribió que México trabajaría en “fortalecer la relación de responsabilidad compartida” con Estados Unidos y que “la soberanía, el interés nacional y la protección de los mexicanos guiarán la relación con el nuevo Gobierno de Estados Unidos”.
En su primer discurso como Presidente, Trump dejó claro que en adelante, “Estados Unidos será primero” y que toda decisión será para beneficiar a los trabajadores y familias de Estados Unidos; que se recuperarán los trabajos, las fronteras, la salud y hasta los sueños.
Pero eso no es nuevo. Es lo mismo que dijo Trump cuando estaba en campaña y también durante los dos meses en que fue Presidente electo, tiempo en el que provocó más daño tanto a la moneda y a la industria manufacturera.
“Trump, el ‘outsider’, el que comprendió las frustraciones y el coraje de la población, fue el único candidato que se atrevió a “despertar a la bestia”, el que expresó con todas sus letras lo que millones de ciudadanos de su país no se atrevían a gritar y confesar en público. La propuesta de Donald Trump prendió en las redes, en los rallies, en los medios, en las calles, en las primarias… prácticamente forzó al Partido Republicano a aceptar su candidatura y posteriormente su nominación a la presidencia de Estados Unidos con la promesa “Make America Great Again”, trayendo de regreso los trabajos, agrediendo a los mexicanos y a los musulmanes, barriendo con el status quo de ambos partidos políticos, se impuso al sistema de partidos y al sistema electoral. Una hazaña histórica, un tsunami que ya dislocó la política tradicional de los Estados Unidos de los últimos 240 años. Una figura que ya cambió las dinámicas del sistema internacional en su conjunto y que potencialmente con su mandato, podría cambiar la historia de la humanidad”, escribió el doctor Abelardo Rodríguez Sumano, investigador del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana.
Para economistas y líderes entrevistados por SinEmbargo, el Gobierno mexicano ha dejado pasar mucho tiempo sin actuar y ese tiempo perdido pasará factura. Desde que Trump pasó de ser una celebridad a un candidato con serias posibilidades de ganar la presidencia, México debió poner en marcha planes emergentes que suavizaran los impactos provocados por la “presidencia imperial”, por lo menos en el mediano plazo.
Pero no sucedió y al día de hoy, Peña Nieto apuesta a que la relación que tiene el canciller Luis Videgaray con el yerno de Trump, podrá influir en las políticas económicas. Así se llegará a la renegociación del TLCAN, del que Trump ha hablado más cosas malas que buenas.
Pero los expertos coincidieron en que dentro del panorama de incertidumbre hay un espacio para las oportunidades. México debe planear ya una política que comience a disminuir la dependencia que se tiene con Estados Unidos y reforzar la estructura interna para reactivar la economía. Pero a cada opción que tiene México para enfrentar a Trump, le surge un pero.
“México debe elaborar una política industrial y generarla no llevará un año, sino una década, pero justo ahora es una buena oportunidad para desarrollarla en verdad y no tener tanta dependencia hacia los Estados Unidos y diversificar también nuestros mercados. México tiene 45 tratados comerciales, pero el 80 por ciento de las relaciones son con Estados Unidos. ¿Eso quiere decir que los otros 44 se crearon nada más por crearlos? Habrá que empezar a explotarlos, ir más allá”, comentó Abraham Vergara Contreras, Coordinador de Incubadora de Negocios de la Universidad Iberoamericana.
“Se deben abrir nuevas oportunidades para generar una política industrial importante para el país y sólo así se puede romper la dependencia con Estados Unidos pero, claro, en el mediano plazo. A Peña sí le toca ir poniendo las bases para que se logre a través de los años”, agregó.
Por su parte, Alfonso Ramírez Cuéllar líder de la organización El Barzón, consideró que México debe hacer una revisión de fondo, luego de que por años se destruyeron con la apertura comercial indiscriminada y con un libre comercio llevado al extremo, muchas instituciones, infraestructura y capacidad productiva.
“Hay que reconstruir. Es una oportunidad para que el Gobierno reconstruya cadenas productivas, instituciones, esquemas de convivencia; prácticamente todo el país se tiene que reestructurar. Es la oportunidad que podemos sacar de Trump: depender menos de Estados Unidos”, comentó.
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Pero desde su perspectiva, el problema más fuerte es “que tenemos un gobierno ya oxidado, un gobierno mexicano que ya no ata ni desata, carente de legitimidad, débil. Un gobierno metido por completo en una crisis por los altos niveles de corrupción y violencia y complicidad con un grupo muy selecto de empresarios y toda la rapiña presupuestal que se desarrolla a nivel de las instituciones federales y estatales. Para México, desafortunadamente entramos en una etapa difícil, complicada y peligrosa con un gobierno que no funciona y que no tiene legitimidad”.
El doctor Rodríguez Sumano, señaló que para impulsar una defensa “efectiva” de su proyección global de poder, Trump está decidido a construir una gran muralla con México, expulsar indocumentados y terminar con los tratados que “dañan” a su economía.
“La debilidad e interdependencia mexicana le vienen como anillo al dedo a la nueva Presidencia Imperial, que está dispuesta a pisar y humillar a su vecino como lo ha hecho tantas veces con sus adversarios, pero esto es jugar con fuego en una vereda minada, ya que somos su flanco sur. En este sentido, sólo una respuesta de proporciones históricas que rescaten lo mejor que tenemos en todos los frentes y a todos los niveles del poder nacional en México, es lo que podría redirigir el rumbo que se vislumbra empantanado y sin brújula, pero que es más apremiante que nunca”, dice en el texto.
ASÍ SE LLEGA A LA RENEGOCIACIÓN DEL TLCAN
De acuerdo con Alfredo Elizondo, coordinador del colectivo Por un presupuesto sostenible, el gobierno hasta el momento no ha dado señales de estar trabajando en una política de fomento o una política industrial, que es lo que realmente hace falta, en el sentido de que se tiene que desarrollar mucho más y particularmente la parte de formalización del aparato productivo nacional y donde se requiere una política industrial y no dejar al azar el rumbo que tomarán las actividades económicas del país.
“Ahí está el principal reto del gobierno: establecer una política industrial y comercial seria, lo que hasta el momento, dada la dependencia económica y el TLCAN, se ha entendido que gran parte de nuestra producción se va a Estados Unidos pero ahora, esa puerta no estará siempre abierta o no del todo. Habrá que ir pensando a dónde se reorientará el aparato productivo. El problema es que el gobierno sigue bajo la expectativa de que con la relación del Canciller Videgaray y el yerno de Trump, se podrá influir en él y de alguna manera suavizará las cosas con respecto a su política económica. Se ha perdido mucho tiempo valioso bajo ese supuesto y la idea de que en algún punto se podrá influir en la toma de decisiones de la política industrial y comercial norteamericana”, aseguró.
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Predijo también que el tiempo perdido cobrará factura, ya que no hay capacidad de reacción importante por parte del gobierno, que no ha ido más allá de la firma de pactos con sectores de trabajadores y algunos empresarios, que no necesariamente son representativos.
“Ya se perdió tiempo bajo una estrategia que supone que podremos influir en el círculo cercano del Presidente Trump. Así se llegará a la renegociación del TLCAN. Se tendrán que ver los términos en los que se querrá negociar y que hasta el momento no se conocen”, agregó.
Ya con una cita pactada para la siguiente semana, Luis Videgaray e Idelfonso Guajardo mandarán señales claras de cómo negociará México el TLCAN. Vergaras Contreras comentó que más que una platica, lo que se necesita es fijar una postura oficial del gobierno.
“Esperemos que no sea solo una visita de cortesía sino una visita de negociación, con una agenda seria y con objetivos a largo corto, mediano y largo plazo […] Trump no es el diablo, es normal que diga que se consuma lo de su país. Es un discurso de aliento, voluntad y lo intentará y a México le hace falta eso, intentarlo o por lo menos decirlo porque a veces ni eso. México ya tiene que llegar con algo para ponerlo en la mesa, con algo que los economistas decimos “ganar-ganar”, que ambas partes ganen, que no nos manden las sobras a los mexicanitos”, aseguró.