AURELIO NUÑO MAYER
SECRETARIO DE EDUCACIÓN PÚBLICA
VIDA
Nació en 1977 en la Ciudad de México. Tenía 23 años de edad, era estudiante en la Ibero y el PRI era oposición. En ese momento, decidió entrar a la política mexicana. Fue vicecoordinador de Planeación Estratégica de la bancada de ese partido en el Senado en la LVIII y la LIX Legislaturas, entre 2000 y 2006, cuando el líder de los senadores era Enrique Jackson. Al regresar de Oxford, conoció a Luis Videgaray y se integró a su equipo cuando éste era presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. En la campaña presidencial de 2012 fue el hombre detrás del Hombre. Le escribía los discursos a Enrique Peña Nieto sin tener notoriedad. Luego se convirtió en el jefe de su oficina. Salió de esos entretelones hasta ser clave de la administración.
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FRAGILIDAD
Después de ocupar la Oficina de la Presidencia, en agosto de 2015 fue nombrado Secretario de Educación Pública sin tener experiencia en la materia. En sus manos quedó la responsabilidad de que la Reforma Educativa se cumpliera a cabalidad. Y por ello, se enfrentó con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, disidencia histórica del magisterio. En noviembre de 2016, una niña le corrigió la pronunciación del verbo “leer”. “No se dice `ler´, se dice `leer´-le dijo en la Feria Infantil del Libro la niña Andrea. Pero además de sus traspiés, en general el eslogan “Mover a México” que le imprimió el sello al discurso del Presidente Enrique Peña Nieto, se debe a su autoría y no ha resultado nada afortunado.
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SU GANAR-GANAR O LA OPACA FORTUNA
Nuño dice que no tiene casa, ni vehículos. Lo único que tiene son muebles y accesorios de casa que han sido adquiridos desde 2011 y hoy tienen un valor en conjunto de un millón de pesos. Sostiene Nuño ante la Secretaría de la Función Pública en su declaración patrimonial que tiene una deuda por un préstamo de 138 mil 888 pesos cuyo origen data de 2006. Está de acuerdo en informar sobre posibles conflictos de interés, pero asegura que no tiene ninguno.
