El afamado cineasta optó por el exilio a causa de las amenazas de los criminales. En una conversación con Paco Ignacio Taibo II, dice que en México, su país, “los monstruos reales andan en un BMW del año y usan teléfonos celulares de última generación”. Agrega: “Para mí, la monstruosidad es el sistema”.
Ciudad de México, 19 de octubre (SinEmbargo).- Para el cineasta mexicano Guillermo del Toro, las criaturas horrorosas son las que van de traje y dicen llamarse políticos, no esos engendros endemoniados y tiernos con los que pone a prueba su sensibilidad, un torrente traducido en novelas como Jane Eyre, una especie autobiográfica de sus emociones, según reveló.
“Es cierto, eres un gordo tierno”, fue alguno de los piropos que le lanzó Paco Ignacio Taibo II desde el escenario del Foro Eduardo Galeano, donde transcurrieron las multitudinarias actividades de la Brigada para Leer en Libertad.
Fue un diálogo entre dos personas entrañables de la cultura mexicana, oído por aproximadamente 500 personas, entre ellos innumerables jóvenes que vivaron a Guillermo como si de un legendario rockstar se tratara.
Es de Hollywood. Hollywood lo tiene ahora, pero en pocos sitios encontrará el cineasta ese calor con que su pueblo lo abraza y abrasa. Así se lo hizo notar el autor de la biografía del Che, ante un Del Toro visiblemente emocionado y agradecido.
“Eres un tipo muy consistente y coherente, aunque hayas nacido en un barrio pinche de clase media en Guadalajara”, fue lo primero que le dijo Taibo cuando su rostro apareció en la pantalla y el público lanzó gritos y aplaudió a rabiar.
Una coherencia que el cineasta achacó a su persistente amor por “esos monstruos que se ven mal, pero que no encarnan la monstruosidad. Para mí, la monstruosidad es el sistema. Los verdaderos monstruos visten de traje”, expresó.
“Los monstruos que yo quiero responden a su naturaleza, no tienen una opción. Si te meten a una jaula con un león, probablemente el león te coma, porque no tiene otra opción. En cambio, los monstruos reales andan en un BMW del año y usan teléfonos celulares de última generación”, opinó.
“Tengo una historia para que la uses en una de tus películas: creo que los que viajan a bordo de automóviles con vidrios entintados, no lo hacen para que no los veamos, sino para no vernos”, terció Taibo II, algo que celebró el cineasta y con lo que mostró estar muy de acuerdo.
Para Guillermo, “los géneros llamados menores, el horror, la fantasía, la novela negra, que en términos literarios con mayúsculas siempre son vistos con sospecha, son géneros que realmente tienen una carga política enorme. Igual que los cuentos de hadas, porque responden a una pulsión muy primaria de la gente”.
“Tú conviertes a los cuentos de hada en un canto a la libertad, como cuando yo digo que los siete enanitos representan a la clase obrera”, apuntó Paco.
“Fábulas a favor de que todo va a estar bien o fábulas para decir que el mundo es un lugar oscuro y raro”, precisó del Toro, para quien la guerra es un cuento de hada que consiste en hacernos creer que hay un nosotros y hay un ellos.
Cuando Del Toro habla de los monstruos de verdad y de vidrios polarizados, también confiesa un miedo íntimo, el de ser secuestrado en México, tal como le sucedió a su propio padre en 1998.
"Mi gran problema personal es que vivo un exilio involuntario, desde el secuestro de mi padre en el 98, pues no toda la gente que participó fue capturada", dijo en 2009 el director de cine, cuando en el marco de la conferencia para presentar la película de Carlos Cuarón, Rudo y Cursi, de la que fue productor, habló de lo que le impide filmar en su país natal.
"Regresar a México representaría quedar vulnerable, a ser secuestrado, pues mi rutina se repite día a día, además todo sale publicado y esas gentes van a saber a qué hora y dónde me recogen y adonde voy a estar durante todo el día", dijo entonces a la agencia Notimex.
"Al final del secuestro no nos despedimos con un besito, verdad. Hubo amenazas concretas de parte de ellos que me impiden regresar. No sólo me duele no volver a México, éste no es el miedo que pudiera provocarte ver a un monstruo como Godzilla en la pantalla, sino es el terror de verdad", explicó.
"Me quedo con ganas de haber filmado aquí No habrá final feliz, de Paco Ignacio Taibo II (la historia que le pidió cuando Guillermo él era un jovencito desconocido y Paco le cedió sin cobrarle un centavo a cambio). Me hubiera gustado hacer una versión de El complot mongol, de Rafael Bernal y un montón de cosas más", dijo en aquella ocasión.
Precisamente hace un año se conoció una historia en relación con el secuestro de su padre que conmovió a la comunidad cinematográfica: fue el famoso director James Cameron (Titanic, Avatar), el que llegó de inmediato a Guadalajara cuando se enteró de la tragedia y puso el millón de dólares en efectivo que pedían los captores y que posibilitó la liberación del padre del cineasta.
No corrieron la misma suerte el hermano y el padre del también cineasta mexicano Alejandro González Monteverde (Little Boy, Bella), cuyos cadáveres fueron encontrados en el municipio veracruzano de Pueblo Viejo, cercano a Tamaulipas, el pasado 22 de septiembre, luego de que los hombres fueran secuestrados a principios de dicho mes, cuando salían de su casa en Tampico.
SER O NO SER MEXICANOS
¿Qué hay de mexicano en mis películas? ¡Yo!, es lo que responde el cineasta mexicano Guillermo del Toro cuando alguien osa dudar de su nacionalidad.
“Seremos mexicanos hasta el final, nunca lo podremos negar”, dijo en una videoconferencia llevada a cabo en la Feria Internacional del Libro del Zócalo, en una entrevista pública a cargo de su amigo, el escritor Paco Ignacio Taibo II.
Pocas horas lo separaban del estreno en los Estados Unidos de Crimson Peak, un “melodrama gótico”, como le gusta definir al afamado director de El laberinto del fauno y El espinazo del diablo, precisamente sus tres películas favoritas de todas las que realizó.
Crimson Peak o La Cumbre Escarlata traslada la acción a 1901, en Buffalo (Nueva York), donde una joven adinerada se enamora de un buscavidas británico, quien, tras la misteriosa muerte de su padre, la lleva a su decadente y fantasmagórica mansión británica, donde mantiene una enfermiza relación con su hermana.
Este romance gótico que todavía no tiene fecha de estreno en nuestro país cuenta con un elenco de lujo, formado por Charlie Hunnam, Mia Wasikowska, Tom Hiddleston y Jessica Chastain.
Se trata de un trabajo hecho en el centro de Hollywood, donde el tapatío de 51 años es una verdadera luminaria y donde ha reverdecido la moda de los monstruos que considera hermosos y con los que ha nutrido su cine personal y fantástico.
MATAR A LOS PROPIOS
Guillermo del Toro es mexicano y por eso mismo no puede comprender que “por algo que se llame Guerra contra las drogas o lo que sea, se pueda matar a alguien que es del mismo sitio que tú. Que vio el mismo programa dos días antes, que se comió un gansito…”
“Que cantó en mi versión de izquierda un tema de Cuco Sánchez: si al fin de cuentas venimos de la nada, a la nada por Dios que volveremos…oye, mano, eso era puro Sartre”, insertó Paco, para dar pie a que el director de cine afirmara que “para mí José Alfredo Jiménez y Cuco Sánchez son verdadera filosofía práctica”.
Del Toro, convencido de que “la ficción nos permite respirar en el cuerpo de otro”, se mostró satisfecho por el estreno de La Cumbre Escarlata y desafió a quienes dudan de su nacionalidad.
“Ser mexicano no es un sellito en el pasaporte, ser mexicano es el lugar donde naciste, donde te criaste, la canción de cuna que te cantaban, es la diferencia entre cantar Cri Cri o chingaderas. Cuando alguien me pregunta qué hay de mexicano en mis películas, les repondo: ¡yo!”, afirmó el cineasta.
“Además, el sentido de la ficción que usas en tus historias es bien mexicano. Imáginate esto, el Presidente Enrique Peña Nieto se levanta todas las mañanas y abre una galleta china y toma medidas de acuerdo al dictamen que le dice la galleta china. ¿Qué te parece?”, retó Paco Ignacio a Guillermo.
“Que ahí no hay ficción”, remató Del Toro.