Los videos existen y mueven a buscar el detalle. Frente a las cámaras, el Presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera, se han propinado desplantes y rechazo. Primero en México, cuando recibieron a los reyes de España; luego en Francia, durante una gira de Estado. El romance –según han dicho ciudadanos en las redes sociales– está acabado. Ven un discurso corporal que indica más encono que amor.
El tema se ha vuelto tan abierto –decenas de miles de visitas a los videos en Youtube– que ha pasado de las redes sociales a los comentarios, primero tímidos y cada vez más abiertos, entre los observadores políticos. Son ellos, los especialistas en Política y administración pública, los que indican que estos desplantes hablan de un supuesto “acuerdo de conveniencia” concluido entre ambos. Porque además, si el cuento de hadas se escribió para atraerle credibilidad y popularidad al Gobierno, el relato ha generado más problemas que beneficios.
Ciudad de México, 19 de julio (SinEmbargo).– A la mitad del sexenio, la historia de amor entre el Presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera Hurtado, ha pasado de ser un capital a uno de los puntos más débiles en la imagen del Mandatario. Si a la pareja que ocupa la residencia oficial de Los Pinos la sostiene un acuerdo de conveniencia –como lo indica una versión extraoficial–, ha concluido la utilidad del contrato. Si ellos sólo interpretaban un drama montado sobre el papel satinado de las revistas y ante las blancas luces de la televisión, el programa ha concluido. Este relato romántico, entrañado en el poder para atraer confianza, rompió su propio molde y lo rebasó.
Este no es el perfil de un romance del universo de los espectáculos, la sociedad, o la vida común. Se trata de las principales figuras del Estado mexicano: el Presidente de la República y su esposa, quien es la Primera Dama de México y tiene encomendada –por lo menos éticamente– la labor de la asistencia social a través del Sistema Desarrollo Integral para la Familia (DIF). Sus vidas transcurren sostenidas por un presupuesto gubernamental. Habitan una residencia oficial. Son quienes saludan a los Jefes de Estado del mundo o los probables inversionistas, una vez promulgadas cinco reformas estructurales. Alfredo Paredes Zamora, mecadólogo y asesor político, de Capitol Consulting & Communication, una agencia de Miami, Florida, expone: “Se trata de un hombre y una mujer de Estado que deben estar a la altura de cualquier acontecimiento y que se deben al proceso democrático de un país”.
Dicen los estudios de lenguaje corporal que los abrazos se leen. Y si hay lugares comunes para describir al amor, acaso el más socorrido es que no puede ocultarse a la hora en que dos seres enamorados se acercan. Hoy, las redes sociales presentan el discurso de que la pareja de Los Pinos transmite algo diferente a esa emoción, algo más parecido al encono. Tres deslices bastaron para conformar tal percepción. Durante la visita de los reyes de España a México, del 29 de junio al 1 de julio, en el museo de Guadalupe, en Zacatecas, ella se molestó porque cuando iba a tomarle del brazo, él simplemente la olvidó. Poco después, Peña Nieto intentó darle la mano y Angélica Rivera lo rechazó sin disimulo; lo dejó con el brazo extendido, mientras lo recorría de pies a cabeza con la mirada. El 12 de julio, viajaron de nuevo juntos. Esta vez, a Francia. En el itinerario, la celebración del Día nacional de ese país era el motivo principal. Angélica Rivera apareció enfundada en un rojo Benito Santos (diseñador mexicano) y con los labios en carmín. Él, en traje oscuro. Después de saludar al Presidente Francoise Hollande, ella intentó tomarlo del brazo. Ocurrió lo mismo que en Zacatecas: él no lo permitió. Al retirarse del evento, él le extendió el brazo. Ella lo ignoró.
Para el director de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología [AMAP], Eduardo Murueta Reyes, el Presidente Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera se han convertido en los actores de una obra de teatro que al final no recibirá aplausos de pie. “Se notan esforzados por transmitir que habitan en un cuento de maravillas. Pero el cuento se volvió increíble. Vistos desde las butacas, los actores están sufriendo con la representación. Es tanto su padecimiento que los de afuera no les creen. Entonces, esta receta del idilio ya no funciona. El público asiste a la exposición del consumo del lujo, pero no de la constitución de una familia cuya base es el amor”.
Angélica Rivera, una actriz popular de la televisión mexicana, conoció a Enrique Peña Nieto, Gobernador del Estado de México, en 2008. Él ideaba una campaña publicitaria para promocionar su gestión a través de figuras de la televisión. El tiempo pasó. Fue suficiente para que Cupido instalara su flecha entre ellos con comodidad. Un día del mismo año, cuando aún era Gobernador del Estado de México y su nombre estaba entre los suspirantes a la Presidencia, el político le confesó a la dramaturga Sabina Berman y la periodista Katia D’Artiguez en el programa Shalalá de TV Azteca que “la Gaviota” y él “eran novios”.
En ese tiempo, quizá, muchos podrían desconocer quién era Enrique Peña Nieto. Pero millones de televidentes sabían del ser de “La Gaviota”. El año anterior había concluido su última telenovela “Destilando Amor” que le dio el sobrenombre. El día del final, el rating nacional alcanzó los 42.4 puntos con 61.2 de share; es decir, por lo menos en la mitad de la República, las televisiones sintonizaron ese desenlace melodramático.
Lo que siguió fue la boda. En 2010, en la catedral de Toluca, Estado de México. Fue una ceremonia íntima, pero la multitud congregada a las puertas del templo se abalanzó hacia el interior. Ahí, la actriz que había empezado a trabajar desde los 15 años al ganar “El Rostro de El Heraldo” (un concurso organizado por el periódico de ese nombre), le puso el punto final a su carrera en la televisión. La famosa protagonista de Televisa había dejado atrás los años en que su cabello era rubio; y sus vestidos, coloridos y entallados. El pasado, cuando aparecía en calendarios en traje de baño y fue esposa del productor José Alberto “El Güero” Castro, quedaba muy lejos.
Así, llegaron los días de la campaña. Se mantuvo al lado de su marido, dirigió los aplausos, le tomó fotografías con su smartphone en cuyo respaldo podría apreciarse una calcomanía de “I love you EPN”, saludó a la gente; pero jamás brindó un discurso. Durante la contienda, se encargó de registrar minuto a minuto las actividades de su marido y compartirlas en las redes sociales. De marzo a junio de 2012, Angélica Rivera se encargó de difundir material videograbado bajo el título “Lo que mis ojos ven y mi corazón siente”.
En marzo de 2012, se conoció el primer indicio de que algo podría andar mal. La actriz Laura Zapata publicó en su cuenta de Twitter que el entonces candidato de la Coalición Compromiso por México, Enrique Peña Nieto, había golpeado a su esposa, Angélica Rivera. Zapata sostuvo que las heridas de “La Gaviota” eran tan graves que tuvo que ser internada en el Hospital Los Ángeles. Los rumores en torno a ese misterio continuaron hasta el 31 de agosto, cuando la pareja acudió a recibir la constancia de Presidente electo de Enrique Peña Nieto a las instalaciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Ella iba apoyada en una muleta.
Tras la toma del poder, el 1 de diciembre de 2012, la expectativa era que la pareja iniciara un periodo intenso. Al final, su historia de amor había sido una parte importante de la campaña. Jamás se separaron, a querer o no. Pero ella desapareció. Quedó relegada al puesto de Presidenta del Sistema Nacional de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), un cargo que no asumió hasta el 9 de marzo, tres meses después de que había arrancado el Gobierno. “La familia es el corazón que hace que México se mueva”. Fue la frase con la que arrancó su discurso y salió de detrás de las bambalinas. Era mediodía de un miércoles, en el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos.
Su imagen volvió a ser fuerte; pero fue en medio de una crisis. El descubrimiento periodístico del equipo de Aristegui Noticias, de que la familia presidencial habitaba (o habita) una casa valuada en 86 millones de pesos que está a nombre de Ingeniería Inmobiliaria del Centro, de Juan Armando Hinojosa Cantú, el empresario del círculo íntimo de Enrique Peña Nieto, sumió al Gobierno Federal en una crisis de credibilidad en noviembre del año pasado. Y fue Angélica Rivera quien brindó todas las explicaciones. En un video colgado en su página oficial, la esposa del Presidente sostuvo que la propiedad era de ella debido a 25 años de trabajo en la televisión.
Para el productor de televisión Armando Cuspinera, esta táctica dio al traste de la utilización de la historia romántica. “La falta de resultados en la recepción del video de Angélica Rivera, tras el escándalo de la Casa Blanca, no se debió al hecho de que fuera ella quien tuviera que salir a dar explicaciones. Se debió a su mala actuación. Sus gestos son de incomodidad. Al final, su discurso comunicó que está muy molesta”.
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Desde fuera, desde muy afuera, desde la remota distancia que marca la televisión y las revistas, la pareja habitante de Los Pinos ya no es tal. Y si esto se trató de un arreglo, ha llegado el momento de tomar decisiones. La periodista Fernanda Familiar dijo en su programa de radio “¡Qué tal Fernanda!” que la luna de miel en Los Pinos se había acabado. “En la relación con Angélica se nota ya el distanciamiento importantemente, ya ni la mano se dan. Yo hablé de un divorcio y me quisieron censurar”, sostuvo en esa emisión que tiene en Imagen Radio.
Al consultor político Alfredo Paredes Zamora el divorcio de los inquilinos de Los Pinos no le parece descabellado. Por el contrario, lo ve como un ejercicio de honestidad que ayudaría a incrementar la popularidad maltratada del Presidente. “Ya no hay ninguna utilidad. ¿Para qué tener en la nómina un proyecto de esta naturaleza que está generando más daños que bienestar?. No pasa nada si se divorcian. Incluso es mejor. En Política, cualquier cosa que sea motivo del deterioro de la imagen, hay que hacerlo a un lado. No sirvió. Se acabó. El divorcio sería más benéfico”.
Al momento de cerrar este texto, la pareja vuela de regreso a México. Encontrarán un escenario bajo la cortina de la incertidumbre. Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” Guzmán” se fugó por segunda ocasión de un penal de máxima seguridad, esta vez de El Altiplano en el Estado de México. La escapatoria del hombre más connotado del trasiego de las drogas no fue motivo para que ellos interrumpieran su gira de Estado. Sin aceptar preguntas, el Presidente ofreció una conferencia en París ante los representantes de los medios que siempre lo acompañan. Dijo sentirse “profundamente consternado”. Luego, el periplo por el Viejo Continente prosiguió inalterable.
Para José Antonio Ortega Sánchez, Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, el Presidente de la República es “un rey como en la parábola del Rey Desnudo de Christian Andersen. No está enterado de nada. ¿Por qué? Justo por la novela que en el supuesto se fabricó para él. Él vive en una historia de Televisa. Con una mujer muy guapa. En esa novela no puede haber cosas malas. Para eso, él tiene a sus vasallos. Cuando ve que algo se descompone, manda a sus vasallos y se acabó. La novela sigue”.
Hay algo más con lo que se encontrará el Primer Mandatario al arribar a México: su popularidad a ras del suelo. Al Presidente mexicano sólo lo aprueba 39 por ciento de los encuestados por Consulta Mitofsky, resultado dado a conocer el pasado 15 de julio. Es bajo la lupa de la popularidad como se ha explicado la unión de Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto. La versión extraoficial indica que se constituyó a una pareja de un hombre poderoso con una mujer popular con el fin de que ella le atrajera votos y ratificara su liderazgo político. Pero ahora, el supuesto romance más bien parece un problema.
Tan crítico ha sido que la esposa del Presidente fue retirada del sitio web oficial de la Presidencia bajo el pretexto de las restricciones legales del periodo electoral del pasado 7 de junio.
¿Por qué asistimos a este declive? El productor de televisión, Armando Cuspinera, piensa que a la pareja le ha faltado un ingrediente indispensable: la buena actuación. “Si se trataba de relatar un romance debió cuidarse la interpretación. Tanto las miradas y sobre todo, el lenguaje corporal. En público, entre los cuerpos de ellos hay una tensión. En sus rostros también”.
Si ello es cierto, si se trata de un romance montado como en obra teatral o telenovela, ¿quién es capaz de resistirlo? En un relato de la relación entre Los Duques de Windsor, la escritora española Rosa Montero, escribió sobre las posibilidades del amor que termina en problema en el poder: “Ciertamente, la realeza suele excitar entre los ciudadanos este tipo de transida atención sentimental; y además ellos mismos, los monarcas y príncipes de toda latitud y condición, parecen tener una especial habilidad para meterse en líos amorosos. Un buen número de las pasiones más célebres de la historia han sido protagonizadas por personajes reales, desde Cleopatra a Juan la Loca …Tal vez estos excesos de las monarquías se deban a la falta de otras preocupaciones de mayor enjundia (comida, trabajo, esas pequeñas cosas); o, por el contrario, a la necesidad de huir de una asfixiante obligación de Estado”.
En México, en su consultorio, el psicólogo Eduardo Murueta Reyes, sostiene que el poder también victimiza. “A quienes lo ostentan en México los ha colocado en una profunda soledad. Y entonces, se explica que busquen el lujo como forma de compensación. Como lo ha hecho Angélica Rivera a la vista de todos. Ella parece decir que se siente mal, que necesita ir de compras, que requiere vestirse caro”.
Ese ha sido el perfil de la esposa del Presidente de la República mexicana. En la vida pública, se ha limitado al protocolo. En tanto, su existencia en lo privado es objeto de artículos en la prensa rosa y los programas de espectáculos. La hemeroteca de Angélica Rivera es un largo relato del contenido de su armario, sus viajes, sus compras. Pero poco se sabe de ella, de ella misma.
Desde el fin de la Revolución Mexicana, con los gobiernos del PRI y los de la alternancia, representados en el PAN, cada esposa del Presidente en turno ha tenido su propio estilo. Pero ninguna ha dejado de tener una causa. Fundado en 1977 mediante Decreto (gobernaba José López Portillo, 1976-1982) el DIF empezó a impulsarse en los años veinte justo por iniciativa de las esposas de los Mandatarios. A lo largo de la historia interna de Los Pinos no ha estado ahí una esposa que no haya tomado como impronta una causa social a través de ese sistema y la haya hecho pública. Martha Sahagún, la consorte de Vicente Fox (2000-2006) llevó su posición al extremo y fundó otra organización de asistencia social, “Vamos México”. Margarita Zavala impulsó una política para aliviar la tramitología de la adopción y otra para los niños migrantes… De Angélica Rivera Hurtado no se conoce, hasta ahora, cuál va a ser su interés social. Este año, no ha asistido a ninguno de los eventos del DIF.
A Rivera Hurtado no le importa asumir la frivolidad como estilo. Incluso, ha vuelto vulnerable a la estructura del Estado Mayor Presidencial que la cuida. En abril de este año, el programa de la cadena Telemundo, “Suelta la Sopa”, difundió imágenes de ella en plena compra en Beverly Hills de Los Ángeles, California. Luego, se vio cómo un vehículo oficial de ese cuerpo de élite la esperaba.
Antes, en marzo, había viajado al Reino Unido para acompañar a su esposo. Allá ni el Presidente ni ella escatimaron en su arreglo personal. La revista “Quién” hizo esta descripción: “Para la ceremonia de bienvenida, (organizada por la Reina Isabel); Angélica Rivera hizo un guiño a la moda británica y lució un favorecedor vestido-abrigo blanco, de Alexander McQueen, una de las firmas favoritas de la Duquesa de Cambridge”. A la hora de los cálculos, esto costó de tres mil 300 dólares, según las páginas de moda que reproducen costos de ropa y accesorios de firma.
Ciertamente, el relato de la unión Peña-Rivera ha estado más en las llamadas revistas del corazón, que en las políticas. Esta vez, cuando han reunido deslices que dan cuenta de un rompimiento por lo menos en apariencia, incluso la revista Quién relató los hechos: “Hace unos días todo mundo habló del video que captó ‘el momento incómodo’ entre el Presidente de México y su esposa, ahora que están en Europa ha surgido otro similar”.
Es el mismo espacio que en 2009 tituló un reportaje como “Mamá Gaviota” y relató: “La famosa actriz y novia del Gobernador del Estado de México muestra su recién estrenada casa en Las Lomas y, además, habla de su historia de amor de Enrique Peña Nieto y de la vida en familia que llevan con los hijos de él y las hijas de él”.
La misma publicación a la que Angélica Rivera le brindó una entrevista cuando Enrique Peña Nieto aún era Gobernador del Estado de México:
–Algunas personas aseguran que el romance entre Peña Nieto y tú es un montaje para atraerle más popularidad al Gobernador, quien supuestamente pretende ser Presidente de México en el 2012 –preguntó la reportera.
–No podemos montar nada en el corazón. No podemos jugar con los sentimientos de nadie … –respondió la esposa del Presidente.