Ciudad de México, 19 de marzo (SinEmbargo).– Más allá de las luces y las celebridades, el periodismo cultural se trata de entender las expresiones y fenómenos sociales. Sin embargo, esta fuente no deja de ser subestimada, sobre todo por todos aquellos que la acusan de trivial y manifiestan su apego a las llamadas hard news. Por tal motivo, la existencia de iniciativas como la Beca Gabriel García Márquez de Periodismo Cultural ha abierto espacios de discusión al respecto entre participantes especializados en cine y en cultura popular, así como para plantear los rumbos que esta cobertura debe seguir en los nuevos tiempos.
De inicio, uno de los principales problemas es posicionar al periodismo cultural, tomando en cuenta la gran cantidad de prejuicios que existen sobre él. "Es muy difícil posicionar una revista que diga 'periodismo cultural'. Uno debe venderla como revista de estilo de vida, gourmet, o apelando a ese tipo de temas que son más populares”, dijo Dominique Rodríguez, editora de la revista colombiana Diners.
No obstante, existen ejemplos como Gatopardo (una de las pocas revistas que se autodefinen como publicaciones de "periodismo narrativo") la cual tiene una importante cuota de textos sobre tendencias, estilo y directorio gourmet. Por otra parte, está el caso de Soho, que siempre ha publicado atrevidas crónicas y reportajes de profundidad, es una publicación que desde la portada se ostanta como una revista “para caballeros” con mujeres desnudas, una estrategia que puede ser utilizada por el periodismo para captar lectores, publicó la emisora internacional Radio Nederland.
"Una de las estrategias que siempre ha habido en el periodismo ha sido poner figuras populares en la portada y adentro colocar artículos largos o interesantes. Por ejemplo, siempre lo han hecho revistas como Vanity Fair o Playboy. Un buen artículo de periodismo cultural debe atrapar al lector como lo hacen esas revistas. Algo atractivo para el lector al inicio de un texto, debe llevarlo a conocer la historia completa”, dice Johnatan Levy, uno de los directores de la beca.
Sin embargo, existen ciertas disyuntivas en la cobertura de fuentes culturales y en el caso de los participantes de esta beca, no son pocos los que afirman que en América Latina los críticos de cine se distinguen en dos tipos: aquellos que realmente quieren analizar las películas y los que sólo quieren acercarse al mundo de la fama. Por otra parte, los periodistas (no solo los culturales) se ven forzados de alguna manera a colaborar de manera externa para distintos medios pues el espacio disponible en las publicaciones es escaso como para enfocarse en un sólo medio.
La situación se replica en otros países de habla hispana como México, Colombia, Ecuador y España, en donde se comparten situaciones similares. Todos coinciden en que la dinámica actual de los medios da mayor prioridad al cine comercial, poco tiempo para realizar análisis y pocos espacios para publicarlos. Por otra parte, estos hablan sobre la crítica de cine, pero la situación es similar para la información cultural en general.
Fernanda Solórzano, de la revista Letras Libres, recomienda recordar los principios básicos de la profesión: la independencia, la verificación de datos, la argumentación y la calidad narrativa en estos tiempos en que las oficinas de relaciones públicas buscan tratar a los periodistas como si fueran publicidad no pagada.
Así mismo, la periodista hace especial énfasis en mantener una relación profesional con los directores de cine. "Yo prefiero no relacionarme tanto con los directores, porque si se crean nexos afectivos eso puede afectar al momento de hacer reseñas. Si se vuelve tu amigo, es difícil escribir al respecto tanto si es bueno como si es malo”, dice.
LA INFLUENCIA TECNOLÓGICA
Así como afecta gran cantidad de ámbitos de la vida diaria, el periodismo no está libre de cambios ante a revolución tecnológica. En el caso del periodismo cultural estos son más notorios porque cada vez más personas tienen acceso a los productos culturales. Así, la información se masifica y deja de ser exclusiva de unos pocos, a lo que contribuyen los cada vez más abundantes dispositivos móviles, desde teléfonos celulares hasta computadoras portátiles
“Hacer crítica de cine es complicado porque todo el mundo va al cine. Es un arte popular, por lo que los críticos son sospechosamente expertos. El público desconfía de los críticos porque cualquiera puede ver una película. Por eso al escribir uno debe saber tanto como pueda. Se trata de encontrar una voz. Una forma íntima de escribir. Debes hablarle a los lectores y apelar a su confianza”, dice A. O. Scott, crítico de cine del diario New York Times, y además fue maestro invitado en el programa de la beca.
Ahora el periodismo cultural en Latinoamérica y el mundo tiene la oportunidad de transformarse para convertirse en un diálogo verdaderamente útil entre todos los que vivimos las culturas. Por tal motivo, los cambios en el periodismo van más allá de aprender a usar los gadgets o softwares más recientes, así como las plataformas para editar texto. Se trata de entender las nuevas dinámicas de los lectores para poder conectar con ellos.