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Diego Petersen Farah

19/01/2018 - 12:00 am

Los humores de López Obrador

A diferencia de sus adversarios, Andrés Manuel López Obrador parece estar gozando la campaña presidencial. Sus contrincantes, Ricardo Anaya y José Antonio Meade no se distinguen por su sentido del humor. Anaya parece tomarse demasiado en serio a la vida y a sí mismo, y cuando cuenta chistes le salen mal, no le quedan.

“López Obrador es mucho mejor cuando anda de buen humor y suelta sus chistoretes”. Foto: Alberto Roa, Cuartoscuro

A diferencia de sus adversarios, Andrés Manuel López Obrador parece estar gozando la campaña presidencial. Sus contrincantes, Ricardo Anaya y José Antonio Meade no se distinguen por su sentido del humor. Anaya parece tomarse demasiado en serio a la vida y a sí mismo, y cuando cuenta chistes le salen mal, no le quedan. Meade tiene sonrisa fácil y un rostro amable, pero humor cero. No es lo suyo. Por el contrario, López Obrador es mucho mejor cuando anda de buen humor y suelta sus chistoretes. El candidato que vemos ahora es el mismo que Andrés Manuel de risa fácil de los años en que fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, aquel que era capaz de reírse y que aceptó y adoptó sin drama el apodo de “El Peje”.

López Obrador anda de buen humor, bromeando y conectando con sus seguidores. A Peña le recetó Amlodipina, una medicina que sí existe y es para la presión arterial. El chiste funcionó mucho mejor que cualquier discurso. El mismo día el candidato del Frente, Ricardo Anaya, hizo un llamado al presidente a que mantuviera al gobierno al margen de la elección. Nadie lo recuerda, el discurso pasó sin pena ni gloria, no así la ocurrencia de López Obrador que se posicionó en las redes y se convirtió en la noticia del día; el video lleva más de un millón de reproducciones.

Ante los señalamientos de Javier Lozano, nuevo vocero de la campaña de Meade, de que López Obrador recibe ayuda de Rusia, el candidato de Morena contestó con otro video en Veracruz donde, con buen humor, se autodenomina Andresmanuelovich, y dice estar esperando el submarino con el oro de Moscú, aunque, remata, lo único que tiene en un loro, en Palenque.

Los números y las encuetas pueden, y suelen manipularse; el “getómetro” por el contrario es infalible: la cara de los candidatos lo dice todo. A Andrés se le ve contento; a Meade se le ve preocupado.

La duda con López Obrador es si esta vez no lo va a traicionar “El Peje”, si será capaz de no sabotearse a sí mismo y mantener el buen humor durante toda la campaña. La elección de 2006 la perdió cuando cayó en provocaciones, perdió el humor y comenzó a atacar a sus adversarios (“al diablo con las instituciones” y “cállate chachalaca” son las más recordadas). No falta quié la vida n apueste que una vez más, cuando ya huela a presidencia, López Obrador se va a auto sabotear para perder la elección y luego victimizarse. Lo cierto es que hoy por hoy el candidato de Morena no solo lidera la encuestas, sino que está poniendo los temas, marcando el discurso, el ritmo, el tono y hasta el humor de las campañas.

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