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Mutilados por la guerra en Siria siguen su vida a pesar de la interminable violencia que los rodea (VIDEO)

19/01/2017 - 6:04 pm

La vida sigue adelante en Siria y gente que perdió alguna extremidad vuelve a su rutina; ''la discapacidad está en la mente. La discapacidad física no existe", dice Somar Faez Al Amuri, sobreviviente de la violencia desatada en 2011.

Ciudad de México, 19 de enero (SinEmbargo/RT).-Siria jamás volverá a ser la misma. La guerra y el terrorismo han mutilado una tierra antes tranquila y feliz. Sin embargo la vida continúa y su gente se adapta a las nuevas condiciones, aunque para unos es más duro que para otros: miles de discapacitados siguen luchando, pero esta vez por reconstruir su vida. Y lo logran. Una valiente actitud con la que demuestran que su país tiene el futuro asegurado.

Como se puede ver por el nombre del reportaje, este es un relato sobre los que sobrevivieron. Los que sobrevivieron a la violencia de la guerra que desde el año 2011 arrasa el suelo sirio. Aquellos que sintieron de forma más cruda la dureza de la guerra. Aquellos a quienes la violencia arrebató sus seres queridos, aquellos cuyos cuerpos perdieron brazos o piernas por culpa de las bombas pero siguen luchando día a día por sobrevivir.

La vida sigue adelante en Siria y la gente tiene que volver a sus trabajos y a su rutina: un taxista con una sola mano y una pierna, un agricultor mutilado, un repartidor del gas, una pareja joven... Estos son algunas de las diferentes caras del pueblo sirio que siguen su camino a pesar de la interminable guerra que les rodea.

"Una persona que piensa que por culpa de una lesión no es capaz de hacer cosas es minusválida. Pero esta discapacidad está en la mente. La discapacidad física no existe", reflexiona el taxista Somar Faez Al Amuri. En las calles de Damasco por las que conduce llaman la atención las vallas de concreto frente a las tiendas, que tienen como objetivo impedir los ataques con coches bomba. "En Siria decimos que las penas de los demás hacen que las tuyas parezcan menos importantes", comparte el taxista.

"Dios me dejó sin un brazo, pero a cambio me dio fuerza y voluntad", explica Fater Iskander Nuh mientras regresa de sembrar su huerto y cosechar sus frutas. "Tenemos muchas tierra. Suficiente para todos. Si a todo el mundo se le diese una pequeña parcela, la gente podría vivir hasta los cien años", opina el agricultor.

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