Un buen traje espacial debe ser lo suficientemente resistente para soportar temperaturas extremas y proteger contra radiaciones solares y polvo cósmico, asegura el ingeniero Jonathan Rodríguez.
Por Ricardo Capilla Vilchis
Ciudad de México, 17 de octubre (Agencia Informativa Conacyt/SinEmbargo).- Como parte del cierre de actividades de la Semana Mundial del Espacio, la Agencia Espacial Mexicana (AEM) fue sede de diversas conferencias de divulgación espacial. Entre ellas, Jonathan Rodríguez, ingeniero industrial egresado de la Universidad del Valle de México, impartió la conferencia ¿Cómo construir un traje espacial con STEM?, enfocada en explicar el propósito y constitución de los trajes espaciales.
Las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por su acrónimo en inglés) han hecho posible el diseño y fabricación de trajes espaciales que brindan a los astronautas protección contra las inclementes condiciones presentes en el espacio exterior, además de movilidad a la hora de realizar tareas fuera de la nave.
“Un traje espacial no es más que un conjunto de prendas que usan los astronautas en las caminatas espaciales. Un traje completamente equipado en realidad es una nave espacial de una sola persona”, dijo Jonathan Rodríguez, refiriéndose a la complejidad con la que están construidos estos trajes.
Estos trajes proveen al cuerpo del astronauta una temperatura templada a la cual se puede sobrevivir, ya que en la órbita terrestre el frío puede alcanzar temperaturas mínimas de hasta menos 150 grados Celsius, mientras que en exposición al sol, se llega a temperaturas de hasta 120 grados Celsius. Adicionalmente, estas prendas protegen contra radiaciones solares y polvo cósmico.
Por debajo del traje, los astronautas deben colocarse una especie de pijama cuya principal función es mantener sus cuerpos frescos. En esta prenda van instalados 91 metros y medio de pequeñas mangueras por las cuales se bombea agua fría que remueve el exceso de calor, además de captar el sudor con el propósito de reutilizarlo en el sistema de enfriamiento.
Una parte esencial del traje es una especie de mochila que se coloca en la parte posterior del astronauta, en la cual se localizan suministros de oxígeno y agua, dispositivos de comunicación y filtros para la captación y reciclaje de dióxido de carbono (CO2). El sistema más complejo de todo el traje, según Jonathan Rodríguez, son los guantes.
“Se debe diseñar un guante de tal forma que puedas agarrar objetos pequeños. Imagínense hacer un guante con 11 capas de diferentes tipos de fibras, como kevlar, nomex, mylar, y después agarrar una pluma, es muy complejo”, resaltó el ingeniero industrial.
Otra de las propiedades del traje es su capacidad para servir como protección contra el polvo y basura espacial que viaja a grandes velocidades, “a veces ese polvo puede ser depreciable; sin embargo, imagínense que ese polvo viaje a una velocidad similar a la de una bala”.
EL INICIO DE LOS TRAJES ESPACIALES
Jonathan Rodríguez comentó que en los años 30 la industria aeronáutica inició con el diseño de trajes que ayudaran a los pilotos a alcanzar mayores altitudes y velocidades. Hoy en día, importantes actores de la exploración espacial, como la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y SpaceX, compañía del empresario Elon Musk, están desarrollando nuevos trajes que permitan al humano realizar las primeras exploraciones de Marte en el año 2030.