Almoloya de Juárez, Estado de México, 18 de julio (SinEmbargo).– La prensa internacional calificó la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera como una vergüenza para el Gobierno mexicano.
Éste, en cambio, decidió presumirla.
En los últimos cuatro días, personal de Gobernación, Presidencia y de la Procuraduría General de la República (PGR) se dedicó a trasladar reporteros de casi un centenar de medios para que observaran la extraordinaria obra de ingeniería –un túnel cavado varios metros bajo tierra, reforzado con clavos y habilitado con electricidad y rieles a lo largo de 1.5 kilómetros– que habría permitido la segunda fuga del supuesto jefe del mayor cártel del narcotráfico.
Para Roberto Femat Ramírez, vocero de Gobernación, el propósito de las giras organizadas desde el martes a este municipio es transparentar y “socializar la información que se está produciendo en torno a este hecho”. Para algunos reporteros, sin embargo, la medida responde más a la necesidad que tiene el Ejecutivo por probar que el delincuente sí se escapó del penal de máxima seguridad por sus propios méritos, y no que se fue por la corrupción, como considera –según una encuesta de Consulta Mitofsky- más de un 88 por ciento de los mexicanos.
“La narrativa del Gobierno es tan tambaleante y hay tanta suspicacia e incredulidad entre la ciudadanía, que lo que les conviene hacer es este ‘show’, mostrarse transparentes”, dijo ayer Jorge Franco, reportero de 7/24, mientras esperaba su turno para entrar a la bodega en obra negra en la que, se supone, concluyó el escape y cuya imagen le ha dado ya la vuelta al mundo.
“La escena sólo se resguardó poco más de un día, y luego entramos todos. El miércoles éramos como cien personas en el penal de máxima seguridad, que igual no sabes a quién estás metiendo… Hasta ‘La Barbie’ dijo que ya parecía un circo”, relata otra comunicadora.
Es el “Chapo-tour”, dice uno de los oficiales que resguarda la ya famosa construcción.
Las visitas guiadas iniciaron el pasado martes, después de que, el lunes por la noche, la Procuradora General de la República, Arely Gómez, anunció en conferencia que, realizadas las pruebas periciales, se daría acceso a los medios de comunicación para que observaran la zona por la que, el sábado 11 de julio, escapó el sinaloense.
Televisa, Milenio y Tv Azteca fueron los primeros con acceso al interior de la celda 20 del Centro Federal de Readaptación Social del Altiplano. Univisión, por su parte, mostró el primer ingreso al interior de la bodega. Luego, el miércoles, casi “toda la fuente” –reporteros asignados– de Gobernación y PGR fue trasladada también al interior del penal y, Presidencia, por su parte, llevó ese mismo día también a casi todos los corresponsales internacionales. “Fue un exceso -comentaban quienes que entraron a la celda. Se supone que es un penal de máxima seguridad y entramos casi como si nada, casi sin revisión, de lo rápido que estábamos entrando”.
Tan sólo Gobernación, dijo Femat, había trasladado a representantes de 93 medios a alguno de los dos puntos ubicados en este municipio.
Al exterior de la bodega se llega después de casi dos horas de camino desde la Secretaría de Gobernación. Pasada la autopista México-Toluca y los caseríos que rodean la parte norte del penal, la caravana de medios se internó en una zona de campos de cultivo y granjas con residencias de lujo hasta llegar a la parte suroriente, donde se observan las torres de control, las bardas de la cárcel y, apenas, la construcción de la bodega en obra negra entre las colinas.
Sobre el lodo de la brecha, policías federales indican al personal de comunicación que hay que esperar luz verde por parte de la PGR, cuyos peritos vestidos con monos blancos aún trabajan en la escena. Ahí también piden a los medios no tomar fotografías de los agentes ni hacerles preguntas, ni pasar más allá de donde indique el policía federal asignado a vigilar el interior del túnel “por una cuestión de oxigenación”.
Caminando en filas, la caravana de reporteros llega a unos metros de un patio bardeado cuyo suelo se observa más alto, comenta un militar que lo resguarda, porque fue cubierto con la arena que iban sacando los constructores de la excavación. A unos metros está la bodega, con el interior completamente cubierto de tierra suelta y donde agentes de la PGR ayer tecleaban en una laptop lo que parecía ser el texto de una averiguación previa. Ahí está también el primer boquete, de unos 50 por 70 centímetros, que conduce a un primer nivel subterráneo a través de una escalera de madera. Al bajar está el cuarto con la enorme planta de energía eléctrica color azul que ha salido en casi todas las tomas de la semana. Ahí están también las cubetas cubiertas de tierra, los montones de escombro, pedazos de esponja rosa y decenas de tablas. Ahí está también un segundo boquete, de tal vez un metro cuadrado, semi cubierto con una lámina y desde donde se ve un vacío de casi 10 metros. 23 peldaños más abajo ya se está frente al increíble pasadizo de un kilómetro y medio, al que ayer además ya le habían repuesto y encendido los focos que, supone el gobierno, “El Chapo” o sus secuaces fueron apagando a su paso. Las decenas de lámparas colocadas en una hilera aparentemente infinita ampliaban ayer la dimensión del conducto que pocos en el país creen que haya utilizado el capo para la fuga. Ahí estaba también el ingenioso acople de dos motocicletas sin flecha y sin llanta delantera montadas sobre un riel que también, dice el gobierno, llega hasta la cárcel.
Un policía federal y un empleado de comunicación social de PGR se encargan de completar la descripción ante los periodistas.
-Aquí, a la derecha, está uno de los focos –dice el uniformado, indicando el lugar en el que se encuentra una lámpara rota sobre el suelo.
–Vean aquí, esta pared –dice luego el empleado de PGR, mostrando donde alguien, tal vez alguno de los constructores, escribió “la buena vida, la pura mota” junto al dibujo de un rostro con bigote y lentes. “Es típico de Sinaloa”, comenta.
Oscar Sánchez, de comunicación social de Gobernación, coordina la visita en esa parte y, mientras acompaña a quienes están en el primer nivel subterráneo, pide que suban a quienes están más abajo, por lo que la visita a la única prueba pericial contundente de la fuga de “El Chapo” dura unos 15 minutos. Ningún reportero además, confirma Femat, ha hecho todo el recorrido.
"SÍ NOS DA PENA"
Una vez en la superficie, en el exterior de la bodega, y mientras termina de entrar el resto de los medios, entre quienes ya han bajado se expresan las mismas dudas que no han encontrado respuesta en los seis días que han pasado desde la fuga: ¿Cuánto personal se tuvo que emplear para construir un túnel de un kilómetro y medio? ¿Cuánto se tardaron? ¿Cuánto costaría? Y, sobre todo, ¿quiénes fueron esos brillantes ingenieros que, excavando varios metros bajo el suelo, llegaron a dar exactamente al fondo de la celda número 20 del penal del Altiplano, donde los esperaba “El Chapo”?
“Nos están mostrando que fue mucho más inteligente que el gobierno”, comenta una reportera, ya en una de las camionetas, esperando el regreso.
Ante la evidencia, la pregunta al vocero de Gobernación: ¿No debería ser un motivo de pena?
“Todo mundo estamos impactados”, responde Femat. “Estamos avergonzados por este tema, que haya ocurrido este evento. Sí nos apena que haya ocurrido, como gobierno federal, pero eso no implica no dar a conocer las cuestiones", cierra.