En un amplio texto publicado hoy en New Yorker, uno de los periodistas más importantes del Estados Unidos detalla: “Funcionarios del Gobierno de Peña Nieto advirtieron a sus contrapartes en la Casa Blanca que el comportamiento ofensivo de Trump aumentaba la posibilidad de un nuevo gobierno hostil, una amenaza de seguridad nacional al otro lado de la frontera. Si Trump no modulaba su comportamiento, la elección sería un referéndum sobre qué candidato era el más antiamericano. En Estados Unidos, las advertencias funcionaron”.
Ciudad de México, 18 de junio (SinEmbargo).– Funcionarios del Gobierno de Enrique Peña Nieto alertaron a la Casa Blanca que si Donald Trump no moderaba su discurso hostil contra México beneficiaría a Andrés Manuel López Obrador y Estados Unidos tendría un “problema de seguridad nacional” al sur de su frontera, revela un amplio texto del periodista Jon Lee Anderson, publicado hoy en New Yorker.
“A New Revolution in Mexico. Sick of corruption and of Trump, voters embrace the maverick leftist Andrés Manuel López Obrador”, se llama el texto de Anderson. “Una nueva revolución en México. Hartos de la corrupción y de Trump, los votantes abrazan al izquierdista rebelde Andrés Manuel López Obrador”.
Una gran parte del trabajo periodístico es un perfil del líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), basado en el acercamiento con personajes de todas las corrientes. Anderson, quien anduvo con él por distintos lugares del norte de México, cita a Enrique Krauze, por ejemplo, un intelectual que ha expresado sus preocupaciones por el futuro del país si AMLO gana ampliamente, como parece que sucederá. El último consolidado de encuestas de Bloomberg dice que tiene 50.8 por ciento de la intención del voto, mientras que Ricardo Anaya apenas alcanza 24.8. Menos de la mitad. El candidato del oficialismo, José Antonio Meade, tiene 21.6 por ciento y Jaime Rodríguez Calderón apenas el 3.7.
Cita a Krauze: “¿Arruinará a México? No, pero podría obstruir la democracia de México al eliminar sus contrapesos. Hemos tenido un experimento democrático durante los últimos dieciocho años, desde que el PRI perdió el poder por primera vez, en 2000. Es imperfecto, hay mucho que criticar, pero también ha habido cambios positivos. Me preocupa que con este experimento pueda terminar”.
El texto de Jon Lee Anderson –uno de los periodistas estadounidenses más reconocidos en estos momentos– empieza narrando algunos de los factores que han fortalecido a AMLO en 2018.
Anderson, escritor, colaborador de New Yorker desde 1998 ha recorrido el mundo haciendo crónicas y reportajes que son referencia internacional. Su último libro se llama “The Fall of Bagdad”, “La caída de Bagdad”.
“El actual Gobierno mexicano está dirigido por el Presidente de centroderecha Enrique Peña Nieto. Su partido, el PRI, ha representado a López Obrador como un populista radical, en la tradición de Hugo Chávez, y advierte que tiene la intención de convertir a México en otra Venezuela. La administración Trump también se ha mostrado preocupada. Roberta Jacobson, quien hasta el mes pasado era embajadora de los Estados Unidos en México, me dijo que los altos funcionarios estadounidenses a menudo expresaban preocupación: ‘Hablan de una catástrofe sobre AMLO; dicen cosas como que ‘si gana, lo peor sucederá’”.
Luego, Anderson dice: “Irónicamente, su creciente popularidad se puede atribuir en parte a Donald Trump. A los pocos días de la elección de Trump, los analistas políticos mexicanos predecían que su abierta beligerancia hacia México alentaría la resistencia política. Mentor Tijerina, un encuestador prominente en Monterrey, me dijo en ese momento: ‘la llegada de Trump significa una crisis para México, y esto ayudará a AMLO’. Poco después de tomar posesión, López Obrador publicó un best-seller llamado ‘Oye, Trump’ que contenía retazos de sus discursos duros. En uno declaró: ‘Trump y sus asesores hablan de los mexicanos de la misma forma que Hitler y los nazis se referían a los judíos, justo antes de emprender la infame persecución y el abominable exterminio’”.
“Funcionarios del Gobierno de Peña Nieto advirtieron a sus contrapartes en la Casa Blanca que el comportamiento ofensivo de Trump aumentaba la posibilidad de un nuevo gobierno hostil, una amenaza de seguridad nacional al otro lado de la frontera. Si Trump no modulaba su comportamiento, la elección sería un referéndum sobre qué candidato era el más antiamericano. En Estados Unidos, las advertencias funcionaron. Durante una audiencia en el Senado en abril de 2017, John McCain dijo: ‘Si las elecciones fueran mañana en México, probablemente obtendría un Presidente izquierdista y antiestadounidense’. John Kelly, que entonces era el jefe de Seguridad Nacional, estuvo de acuerdo. ‘No sería bueno para Estados Unidos ni para México’”, dijo.
Pero, dice Anderson, “México, comentarios como el de Kelly parecían solo mejorar la posición de López Obrador. ‘Cada vez que un político estadounidense abre la boca para expresar una opinión negativa sobre un candidato mexicano, lo ayuda’, dijo Jacobson. Pero nunca ha estado segura de que Trump tenga la misma visión ‘apocalíptica’ de AMLO”.
La diplomática le dijo al periodista: “Hay ciertos rasgos que comparten. El populismo, para empezar”.
“Después de que Jacobson llegó a México, en 2016, organizó reuniones con líderes políticos locales. López Obrador la mantuvo esperando durante meses. Finalmente, la invitó a su casa, en un rincón distante y desfasado de la Ciudad de México”, cuenta Anderson.
“Tuve la impresión de que lo hizo porque no creía que yo fuera”, le contó Roberta Jacobson. “Pero le dije: ‘No hay problema, mis hombres de seguridad pueden hacer que funcione’”.
El equipo de Jacobson siguió sus instrucciones hasta una casa de dos pisos sin importancia en Tlalpan, una zona de clase media. “Si parte del asunto era mostrarme cuán modestamente vivía, lo logró”, dijo.
López Obrador fue “amigable y confiado”, dijo la ex Embajadora a Anderson, pero desvió muchas de sus preguntas y habló vagamente sobre política.
“La conversación hizo poco para resolver el problema de si él era un radical oportunista o un reformador de principios. ¿Qué deberíamos esperar de él como presidente?”, dijo Jacobson. “Honestamente, mi sentimiento más fuerte sobre él es que no sabemos qué esperar”.
En la primera entrevista que da desde el pasado 5 de mayo dejó el cargo, Jacobson calificó ayer las políticas migratorias de Donald Trump como “draconianas” y “antiamericanas”, y advirtió que el próximo Presidente de México tendrá que ser más duro después de que Peña Nieto fue complaciente. Dijo que las políticas de Trump fueron una de las razones que la llevó a dejar el cargo.
En entrevista con la National Public Radio (NPR), aseguró que ninguna de las políticas impulsadas por la administración Trump hará la diferencia, pero sí afectará la posición de Estados Unidos en la región y en el mundo. Añadió que las decisiones del Gobierno estadounidense, entre las que se encuentra la política de repatriación, la imposición de aranceles a diversos productos y las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), están “probando los límites de nuestra cooperación” con la administración mexicana.
“La nueva administración de México puede ser menos flexible”, advirtió ayer; en parte por la percepción de que la administración de Peña Nieto fue “complaciente”.
“No creo que haya ninguna duda de que cualquier Presidente que sea elegido en México este julio tendrá que retroceder más de lo que lo hizo la actual administración”, expresó.