Ivanka Trump consiguió, el pasado 6 de abril, el permiso provisional del gobierno chino para adquirir tres marcas comerciales que tendrán derechos de monopolio para vender su línea de joyería y bolsos además de la construcción de spas.
Ciudad de México, 18 de abril (SinEmbargo/LaOpinión).- Pese a que Ivanka Trump ha intentado separar sus negocios de la política, la realidad es que no le está resultando fácil.
Sin ir más lejos, el pasado 6 de abril la empresa de Trump consiguió el permiso provisional del gobierno chino para adquirir tres marcas comerciales en el país asiático, las cuales tendrán derechos de monopolio para vender su línea de joyería y bolsos y construir decenas de spas en la segunda economía más importante del mundo.
Lo curioso es que, esa misma noche, la empresaria y su marido, Jared Kushner, cenaron junto al máximo mandatario chino y su mujer en Mar-a-Lago, el club privado que el presidente posee en Palm Beach, Florida, poniendo en evidencia la delgada línea que divide los negocios de Trump de su carrera política en el Ala Oeste de la Casa Blanca.
Es innegable, sin embargo, que los negocios de la hija del presidente van viento en popa: pese a que su marca ha sufrido boicots y varias tiendas solo aceptan unidades limitadas de sus productos, las importaciones en Estados Unidos, la mayoría de ellas procedentes de China, crecieron un 166 por ciento el año pasado y las ventas están superando todos los récords en 2017.
Además del nuevo permiso obtenido en China, Trump busca entrar en los mercados de Filipinas, Puerto Rico y Canadá, donde la empresaria planea, según AP, continuar diversificando la producción y aumentar el número de ventas.
Las críticas, como es lógico, no han tardado en llegar por parte de varios abogados de la ética, que aseguran que la nueva situación de la Casa Blanca como “sede comercial” de sus ocupantes se enfrenta a varios vacíos éticos.
No es ilegal usar el prestigio que otorga el servicio político para crear una marca, pero la Ley de Conflicto de Intereses prohibe que los funcionarios del gobierno, como Trump y su marido, participen en asuntos políticos que tengan relación con sus intereses financieros.
Asimismo, el rol empresarial de la hija del presidente puede perjudicar y limitar su labor como asesora del líder de Estados Unidos, y su juicio tendrá una credibilidad cuestionable en asuntos de vital importancia como el comercio, la propiedad intelectual y el valor de la moneda china.