Ciudad de México, 18 de febrero (SinEmbargo).– Representantes de organizaciones civiles en defensa de la calidad de la alimentación, urgieron al Gobierno federal y a las dependencias competentes a agilizar el etiquetado de productos transgénicos, en especial el maíz que es importado y comercializado en México. De acuerdo con las investigaciones más recientes en la materia, expertos detectaron una alta presencia de tóxicos herbicidas cancerígenos y alteradores del desarrollo normal del ser humano.
En la actualidad, 61 países ya cuentan con esta medida y con las evidencias científicas de que el etiquetado de estos productos resulta urgente para respetar el derecho a la información de los consumidores.
Ante este escenario negativo, Alejandro Calvillo Unna, de El Poder del Consumidor, destacó que esta acción obedece al derecho de los mexicanos a estar informados y decidir sobre su consumo: “Es un derecho de los ciudadanos el acceso a la información y este derecho es violado por el Gobierno mexicano, que ha permitido que los transgénicos entren en nuestros alimentos sin ninguna información al consumidor”.
Incluso, agregó Calvillo, desde 2011 no hay impedimentos comerciales que puedan afectar a los productos transgénicos, por lo que no hay argumentos que el Gobierno pueda utilizar para continuar con el rechazo a etiquetar a los alimentos transgénicos. “La Organización Mundial de Comercio (OMC) hacía 20 años se oponía a la posibilidad de etiquetar los alimentos, argumentando que era una barrera al libre comercio. En 2011, Estados Unidos, que era el principal opositor al etiquetado, apoyando a las grandes empresas como Monsanto, lo aceptó […] ya no existe ningún argumento comercial para impedir su aplicación”, afirmó el experto.
LA COFEPRIS
El Poder del Consumidor, junto con la Alianza por la Salud Alimentaria, Semillas de Vida y El Poder del Consumidor, denunciaron la actuación de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ya que al día de hoy, ha autorizado 135 líneas de transgénicos para consumo humano, de los cuales un porcentaje alto son de maíz tolerante al glifosato, químico herbicida que puede provocar daños hepáticos, renales y es causa de malformaciones.
Elena Álvarez-Buylla, experta en genética molecular del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), planteó que la Cofepris aprobó las nuevas variedades de maíz transgénico sin ninguna discusión previa, y copiando la regulación de Estados Unidos. Calificó esta decisión como un atentado a la salud pública de los mexicanos, sin sustento científico y en la que están de por medio algunos conflictos de intereses. “Por eso, solicitamos que se prohíba el uso de esos transgénicos y de los tóxicos asociados con el glifosato para alimentos y de manera muy específica del maíz y por la evidencia científica, exigimos el etiquetado de todos los alimentos en tanto su contenido de transgénicos y la posible presencia de estos tóxicos”, dijo.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios es parte de la Secretaría de Salud y actualmente es presidida por el Mikel Andoni Arriola Peñalosa. Dentro de sus atribuciones está la prevención y control de los factores ambientales que puedan ser nocivos a la salud de los ciudadanos, de la sanidad, del control sanitario de productos y de la publicidad de éstos.
De acuerdo con la información de la investigadora de la UNAM, los cultivos de maíz, de los que se derivan importantes alimentos de consumo masivo en México, son rociados con cantidades exorbitantes de tóxicos, sobre todo de herbicidas; éstos penetran en las plantas ya que están diseñados para matar a las malas hierbas.
Sin embargo, los cultivos transgénicos son tolerantes a estos tóxicos y los mismos penetran a todas las células de los cultivos, incluyendo frutas y semillas.
Los transgénicos tolerantes a herbicidas producidos por Estados Unidos y exportados a todo el mundo, contienen cantidades exorbitantes de estos tóxicos que son mayores a las permitidas en el resto del mundo, según los representantes de las distintas organizaciones.
“El glisofato, que es el herbicida más común, está en prácticamente 9 de cada 10 variedades de cultivos transgénicos en el mundo. Su presencia está aumentando y está correlacionada a niveles altísimos de enfermedades como daños hepáticos, daños en riñón, diferentes tipos de cáncer, enfermedades degenerativas e incluso, enfermedades neuropsiquiatricas […] Más de 20 enfermedades están asociadas de manera clara con el aumento de glifosato, y por lo tanto, con el consumo derivado de productos transgénicos”, explicó Álvarez-Buylla.
Actualmente se importan 10 millones de toneladas de maíz de Estados Unidos y de acuerdo con los representantes de las organizaciones, no hay seguridad de éste y sus agrotóxicos no estén llegando a los alimentos derivados como el algodón o soya.
Adelita San Vicente, de la organización Semillas de Vida, precisó que el 50 por ciento de las calorías diarias que consumimos los mexicanos provienen del maíz, al igual que el 39 por ciento de la dieta proteica. “[Eso] nos convierte en un experimento, es fatal dados los índices de consumo que tenemos de maíz. Nos están violando un derecho constitucional a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad y es evidente que los transgénicos no lo cumplen. Cada vez hay más países que lo rechazan y resulta que la Cofepris da las autorizaciones sin ningún estudio de profundidad”, dijo.
San Vicente ahondó en que el maíz importado es de baja calidad ya que está cultivado para alimentar al ganado, por lo que tiene alto contenido de almidones y azúcares, por lo que aumenta el riesgo de padecer obesidad y diabetes.
“El maíz que se produce en México es de mucha mejor calidad porque contiene fibras y productos como antioxidantes en los granos azules y rojos, incluso previenen ciertas enfermedades […] Está uno de buena calidad y otro de pésima calidad que estamos importando y que a la Cofepris no le interesa, los autoriza y no sabemos qué intereses pueda haber”, planteó.