Tres veteranos investigadores creen que una obra maestra del arte ruso perdida durante la Segunda Guerra Mundial fue escondida en una cueva cerca de la ciudad alemana de Dresde.
Ciudad de México, 17 de octubre (RT/SinEmbargo).- Tres veteranos investigadores alemanes creen haber localizado en su país la famosa Sala de Ámbar del Palacio de Catalina —que se encuentra en las afueras de la ciudad rusa de San Petersburgo—, robada por los nazis y desaparecida durante la Segunda Guerra Mundial. Los restos de la obra maestra arquitectónica pueden encontrarse en túneles escondidos bajo una cueva en los Montes Metálicos, en el sur del estado federado de Sajonia y cerca de la ciudad de Dresde.
Los tres protagonistas del hallazgo son el científico Günter Eckardt, de 67 años, el especialista en georradares Peter Lohr, de 71 años, y un homeópata de 73 años de nombre Leonhard Blume.
Tras ser avisados por una "fuente fiable" los investigadores llegaron a la cueva en septiembre pasado. El geólogo Lohr analizó el lugar utilizando un radar y descubrieron una oquedad que se les asemejó a un búnker, informa The Daily Express.
El análisis de la zona les permitió hallar un sistema de túneles secretos excavados bajo las mismas cuevas. Eckardt reveló también la existencia de un cableado de alambre que había sido al parecer utilizado para trasladar cargas.
"El escondite está bajo tierra y sobre el ferrocarril donde en abril de 1945 el tren de Konigsberg se detuvo", añadió Lohr. Konigsberg es la antigua denominación del territorio ruso de Kaliningrado. Allí se pierde la pista de la Sala de Ámbar tras ser robada por las tropas nazis que saquearon el Palacio de Catalina, situado en la ciudad de Pushkin, en las afueras de la entonces Leningrado.
Las autoridades alemanas han permitido que se lleven a cabo excavaciones en las cavidades, pero falta encontrar financiación para el proyecto, indica The Daily Mail.
Uno de los mayores misterios del siglo XX
La Sala de Ámbar fue diseñada por maestros alemanes para el rey de Prusia y después fue regalada al emperador ruso Pedro el Grande en 1716. Predominaban en ella adornos y paneles de ámbar extraordinariamente precioso. Muchos la consideran la octava maravilla del mundo. Desapareció en la primavera de 1945, cuando las tropas germanas se llevaron toda la decoración valiosa del palacio donde se encontraba la sala.
En abril de 2000 el Ministro de Cultura de Alemania, Michael Naumann, entregó algunos fragmentos de la sala al presidente de Rusia, Vladímir Putin, pero el resto de la estancia original del siglo XVIII lleva décadas perdida. La Sala de Ámbar fue restaurada en 2003 al culminarse un largo proyecto cultural, iniciado aún en la Unión Soviética en 1983. El Gobierno germano asumió una parte de la financiación de las obras.
El pasado mes de febrero unos arqueólogos polacos localizaron otro supuesto escondite de los paneles de ámbar que decoraban la famosa sala en un túnel subterráneo cerca del castillo de Paslek, en el norte de Polonia.