Especialistas analizaron una caja de despensa del programa alimentario de la Secretaría de Desarrollo Social, para ver si cumple con los objetivos de salud, cantidad y calidad nutricional que establecen las reglas de operación del programa. En general, las despensas muestran contenido insuficiente, productos con alto nivel de azúcar que favorecen el desarrollo de enfermedades como hipertensión, obesidad y diabetes, y su precio está en duda.
Por: Jesús Peña
Ciudad de México, 17 de abril (Vanguardia).- El periódico Vanguardia convocó a un nutriólogo, un economista, un mercadólogo, un sociólogo y un ama de casa, para que hablaran sobre la calidad y utilidad de las despensas que distribuye Gobierno del Estado, a través de los llamados comités ciudadanos (gestoras sociales), para el combate a la pobreza en la entidad.
Los resultados de este ejercicio revelan que se trata de un paquete rico en carbohidratos, que favorece el desarrollo e incremento de enfermedades crónicas como la hipertensión, obesidad y diabetes; insuficiente, desde el punto de vista de la economía familiar; con productos de mala o dudosa calidad y de un valor monetario ínfimo.
En síntesis: estas despensas no son de provecho para las personas carentes de acceso a la alimentación que, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), sumaban hasta 2014 648 mil en todo Coahuila, 22 por ciento de la población.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Social, actualmente se entregan, mes con mes, alrededor de 280 mil paquetes alimenticios en el estado, a gente que vive en situación vulnerable.
Ni la mitad de los pobres que el Coneval tiene registrados.
El análisis se realizó utilizando una despensa prestada temporalmente, para el efecto, por una madre de familia de un populoso sector de la ciudad.
Es uno de esos paquetes que viene dentro de una caja de cartón con el logo del Gobierno de Coahuila, “Un Estado con energía”, y del Comité de Política Popular y Acción Social (Comppas), bajó la rúbrica de la Sedeso, el Programa Estatal de Apoyo Alimentario y el lema “Estamos haciendo las cosas bien”.
La caja contiene la leyenda que dice “Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido su uso para fines distintos a los establecidos en las reglas de operación del programa”, es decir, ningún funcionario o gestor deberá ofrecerla a cambio del voto.
Nueve productos conforman este paquete alimentario, de los cerca de 80 que incluye la canasta básica en México, y son:
Un aceite “Sarita” de 900 mililitros; un kilo de harina integral “Selecta”, un sobre de 350 gramos de cerdo en salsa verde, guiso de soya, “Mucho México”; un paquete con cuatro rollos de papel higiénico “Premier”, frijol pinto “Paco” de un kilo; 900 gramos de arroz “Kosland”, un paquete de 200 gramos de pasta “La Aurora”, un frasco de 50 gramos de “Café 6:00 a.m.”, con azúcar y una bolsa de 250 gramos de cereal de trigo inflado y endulzado “Chachitos”.
Sin duda una despensa básica que, según la Sedesol, tienen un costo en el mercado de entre 180 y 200 pesos.
Insuficiente
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social, se entregan alrededor de 280 mil paquetes en el estado; ni la mitad de pobres que el Coneval tiene registrados.
Alto contenido de azúcar
El paquete alimentario contiene nueve productos ricos en carbohidratos, que favorecen el desarrollo de enfermedades como hipertensión, obesidad y diabetes.
Precio en duda
Según la Sedeso, el paquete tiene un valor entre 180 y 200 pesos; pero según la Profeco, el precio ascendería hasta 150 pesos. Se desconoce si este costo contempla almacenaje y distribución.
Algunas amas de casa que reciben este paquete alimentario, formulado y conformado por nutriólogos adscritos al DIF, aseguran que a veces la caja trae también un kilo de tortillas y litro de leche Lala tetrapack, pero que en realidad no hacen la diferencia, tal y como lo señala una nutrióloga consultada por Vanguardia.
“No vale la pena. La gente ya consume esto día a día, no es un extra, no es un plus, no es un beneficio, no es un premio. Es muy mínimo el apoyo que se da a estas personas”.
La cita es en la clínica particular de la especialista, que ha accedido este ejercicio, con la condición de que no salga su nombre ni su foto.
De entrada, la médico califica esta despensa como “ineficiente” e “inadecuada”.
“Aparte de que nos faltan muchos nutrientes, no se hace una comida completa simplemente con esto”.
Destaca la presencia de cantidades considerables de azúcar, por ejemplo, en el cereal de trigo inflado y endulzado “Chachitos”.
“No nos aporta nada y se convierte en azúcar en nuestro cuerpo”.
Lo mismo, agrega, que las sopas de pasta, el arroz y la harina integral.
“Al final del día, aunque se consume esto con verduras, con leche, es de alto contenido de azúcar”, tomando en cuenta los altos índices de diabetes, hipertensión y obesidad, que padece la población en Coahuila.
“Entonces estos alimentos perjudican más”.
Lo rescatable de este paquete alimentario, dice la experta en nutrición, son los frijoles, dependiendo de su calidad, porque aportan proteínas.
“Lamentablemente las personas ya viven de frijoles de diario”.
Por lo que toca al Café “6:00 a.m.”, endulzado, la nutrióloga explica que las bebidas que contienen cafeína no son muy recomendadas para personas con hipertensión.
“Y las personas normalmente padecen eso. A parte que este café tiene 30 por ciento de azúcar. Entonces café y aparte azúcar y aparte la gente le pone azúcar, no es realmente saludable”.
En cuanto al sobre de guisado de soya, con sabor a cerdo en salda verde, “Mucho México”, la nutrióloga declara que los productos envasados contienen mucho sodio y hay que tener cuidado con ellos.
“Son familias de muchos integrantes, entonces un sobre ¿qué beneficio va a tener?, es muy poco”.
Lo ideal, dice la especialista, sería que esta despensa incluyera soya, atún, sardina, que son de buen aporte nutricional, porque tienen proteínas y grasas buenas, además de semillas de girasol, que son económicas, cacahuates, garbanzo y lentejas.
“Para mi gusto es deficiente el aporte nutricional de esta despensa”.
–El aceite dice que es puro de soya y que tiene omega 3, 6 y 9…
–Pues ahora sí que no sabemos su procedencia. Revisando su tabla nutricional realmente es mínimo el aporte. El aceite podrá ser muy bueno, pero si se calienta, si se usa para guisados, termina siendo perjudicial para el corazón, para las arterias.
En resumen, la nutrióloga opina que este paquete alimentario que entrega Gobierno del Estado en las colonias populares en Saltillo es deficiente en aporte nutricional y económico familiar.
“Porque son familias, a veces, de muchos integrantes y esto se termina en tres, cuatro días”.
De acuerdo a los criterios del programa: “son elegibles aquellas familias con carencias alimentarias o de nutrición, que en razón de sus ingresos no cuenten con recursos suficientes para adquirir los productos alimenticios que requieren para satisfacer sus necesidades alimentarias y/o de nutrición”
David Castro Lugo, profesor investigador del Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la UAdeC, y coordinador de la maestría y doctorado en Economía Regional, concuerda, al subrayar que esta despensa de nueve artículos está muy por debajo de la canasta básica que incluye cerca de 80 bienes y servicios de primera necesidad.
“Lo que podemos observar aquí es que, si bien son productos necesarios, evidentemente estamos muy lejos de considerar este despensa como una canasta básica. No llega ni a elemental”.
Canasta básica –dice Castro Lugo– entendida como la cantidad de bienes y servicios establecida en el Pacto de Estabilidad Económica de finales de los 80, periodo de crisis en el que se definió una seria de bienes y servicios mínimos sobre los cuales se debería de tener un control y una disponibilidad para la población en general.
“La canasta básica incluye diferentes bienes que no necesariamente se consideran en términos alimenticios, sino de bienes y servicio que la población deberá de tener como una consideración mínima”.
Entre algunos de estos bienes y servicios se encuentran:
Aceites vegetales comestibles, agua embotellada, analgésicos, antibióticos, anticonceptivos, antigripales, arroz, atún y sardina, autobuses foráneos, autobuses urbanos, azúcar, bicicleta, bistec de res, blanqueadores, café soluble, cardiovasculares, carne molida, cerillos, cerveza, chiles procesados, chocolate, cine, concentrado de pollo, crema para la piel, cuadernos y carpetas, productos dermatológicos, desodorantes personales, detergentes, electricidad, estufa, expectorante, focos, frijol, galletas, gas doméstico, gasolina, gastrointestinales, gelatina en polvo, harina de trigo, hígado de res, huevo, jabón de tocador, jabón para lavar, jamón, leche en polvo, leche evaporada, leche pasteurizada y fresca, licuadora, harina de maíz, materiales de curación, navajas y máquinas de afeitar, pan blanco, pan de caja, papel higiénico, pasta dental, pasta para sopa, pilas, planchas eléctricas, plumas, lápices, puré de tomate, sopas enlatadas, refrescos envasados, refrigeradores, reproductores de video, servilletas, suavizantes y limpiadores, taxis, televisores y tortillas de maíz.
“Las necesidades del hogar son muchas más, ya no digamos en términos de salud, de transporte, de recreación, de otro tipo de bienes. Si esto es para un hogar, pues evidentemente no te alcanza ni para una semana ni mucho menos. Si pensamos en un hogar nuclear: mamá, papá y dos hijos, es decir, cuatro integrantes, eso está muy lejos de cubrir los satisfactores básicos”.
De acuerdo al objetivo general del programa descrito en la Sedeso, el programa alimentario “apoya la economía de las familias coahuilenses que presentan una o más carencias sociales, a través de la entrega de paquetes alimenticios con productos de la canasta básica alimentaria, a fin de fortalecer sus condiciones de salud, calidad de vida y que dispongan de la calidad, cantidad y diversidad de los alimentos necesarios para cada etapa del desarrollo de los miembros de las familias que residan habitualmente en el Estado”.
Sobre el costo real de esta despensa en el mercado, luego de hacer un cálculo basado en los precios registrados en la página de la Procuraduría Federal del Consumidor, el profesor investigador David Castro concluye que el valor aproximado de este paquete es de 141. 27 pesos.
–Me dijeron en Sedeso que cuesta 200 pesos
–No llega, no llega. En ninguna de las circunstancias. 150 pesos a lo mucho.
En pocas palabras, dice David Castro Lugo, este programa alimentario de las despensas no constituye una política de combate a la pobreza, si esa fuera la opción.
“Porque no te aporta toda la cantidad de nutrientes y satisfactores que requerirías, ni en términos de cantidad ni en términos de variedad ni en términos de calidad”.
Por su parte, Francisco Antonio Serrano Camarena, maestro investigador de la Facultad de Economía de la UAdeC y especialista en economía y finanzas, explica que de comer sí da esta despensa. Sobre todo para la gente que vive con menos de un salario mínimo representa la gloria y es por eso que la gente está dispuesta a hacer lo que tenga que hacer por una despensa.
“Es una ayuda que debería de darse irremediablemente. Si es una cuestión política o no, estas familias deberían de tener esta ayuda, porque por alguna razón el sistema de gobierno ha fracasado y esta parte de la población no tiene que comer”.
¿A quién no le ha salido una bolsa de frijol con gorgojos, de lentejas añejas o de arroz quebrado, en las cajas de despensa que reparte la lideresa de su barrio?
Al menos la mayoría de las marcas de los productos que contiene este paquete alimentario son imposibles de hallar en el mercado, sus marcas son desconocidas, por no decir, “patitos”.
“Por ejemplo, está el frijol ‘Paco’, no salió en ninguna búsqueda de internet. Busqué el grupo que lo hace y tampoco encontré ninguna información. Y la verdad es que esos productos, por las marcas, sí son muy baratos”.
Habla una mercadóloga que labora en una importante plaza comercial de Saltillo y debido a eso pide el anonimato.
¿Le suena la marca de pastas para sopa “La Aurora”, o el arroz súper extra “Cosecha Alegre”, el azúcar “Kosland”, o la harina integral “San Blas”?
“No tenemos ninguna información sobre ellos y no sabemos si son de calidad, entonces pues… normalmente no le confiamos mucho”, dice esta licenciada en mercadotecnia.
Seguramente que el hecho de que la etiqueta del aceite “Sarita” diga que es puro de soya y que contiene omega 3, 6 y 9, sea un mero truco publicitario de la mercadotecnia.
“Sí, claro, como ahorita la tendencia es que todo sea natural y que contenga estos súper alimentos, el omega 3, la soya, que sea libre de grasas trans, nos vamos por este tipo de productos, creyendo que son mejores”.
–¿Una despensa como ésta vale un voto?
–Para nada, ni una despensa de tres o cuatro mil pesos vale un voto, porque ese voto le va a dar ventaja a alguien que va estar tomando decisiones por seis o tres años.
“Se aprovechan de la necesidad de la gente y la gente cree que la van a ayudar todo el tiempo y se siente comprometida a darles ese voto. Comprometen a la gente: ‘a ver, te di tantas veces despensa, te di pintura y te di tanta cosa. Ahora tú dame tu credencial’ y las personas se sienten comprometidas: ‘sí es cierto, déjame se las doy’”.
Así se siente un ama de casa, que vive en un barrio del suroriente de la ciudad, cada vez que la jefa de manzana le manda hablar para que recoja su despensa.
La señora tampoco quiere dar su nombre, no vaya a ser que la lideresa se entere y le quite el apoyo.
–¿Le dicen por quién votar?
–No nos lo dicen, pero a la vez como que sí, como que sí nos comprometen, ¿me entiende? A veces nos dicen “bueno, si no van a votar, ya no les vamos a dar despensa”, haga de cuenta que ya nos están comprometiendo. No nos dicen por quién votar, pero nos dan a entender que por ellos.
Para esta vecina, que lleva años de conocer este programa, el paquete alimenticio que recibe mes con mes, resulta insuficiente, poco variado y discordante con las necesidades de su familia.
“A lo mejor van a decir que somos pobres y delicadas, pero tenemos juntos un chorro de estos, (señala el cereal de trigo inflado), porque a la niña no le gustan, fíjese. Antes en lugar de esto ponían galletas de animalitos y como que nos servían más las galletas”.
Dice que con la harina integral que trae esta despensa, no le salen tan bien las tortillas, como con la harina de otras marcas conocidas.
Y el sobre de soya, sabor cerdo en salsa verde, ni a su perrita le gusta.
Tiempos hubo, en que a las amas de casa de las colonias populares les entregaban muy mala despensa, cuenta esta vecina.
“Lo que era el arroz, el frijol. Se le veían los animalitos, los gorgojos, y nos veíamos en la necesidad de no ponerlo, lo tirábamos, porque era mucho el animalito que traiban. La lenteja igual, venía súper vieja, oscura, o sea que duraba un chorro para cocerse”.
A ella le tocó ver cómo la gente que acudía a recoger su despensa, luego iba arrojando el frijol y las lentejas por las ventanillas del colectivo.
“Que para qué querían ese mugrero, si era puro gorgojo, decían”.
Nada que ver, comenta esta señora, con las despensas que, aparte de su sueldo, reciben las lideresas.
“Les dan muy buenas despensas, ¿por qué a nosotras no nos valoran como a ellas que les damos el voto? Las lentejas a nosotras nos las dan del año del caldo y a ellas se las dan nuevecitas, las lentejas y el frijol y todo. Aparte viene, por ejemplo, sardina, productos más buenos. Todo de más buena calidad y más grande”.
Y todavía las lideresas se dan el lujo de otorgar este apoyo de acuerdo con su criterio y sus intereses personales y familiares.
“A la gente que más necesita es a la que menos le ayudan, le ayudan a la que tiene, a esa de preferencia. Eso es lo que más hemos visto en la colonia ‘que a fulanita sí, que a fulanitas no’. Mi hija es madre soltera y no le dan apoyo y hay otras madres solteras aquí a las que sí les dan. Siempre ha sido así de que ‘a ésta sí, a ésta no porque me cae mal’”.
–¿Cuánto le dura esta despensa?
–El frijolito, ¿qué tanto dura?, póngale unos tres o cuatro días, ya cocidito. El arroz, si se pone a hacer así seguidito, pos también se lo termina. La harina en dos días nos la acabamos, el aceitito dura un poquito más.
Francisco Antonio Serrano Camarena, maestro investigador de la Facultad de Economía de la UAdeC, declara que el voto tiene un valor infinito, porque representa la perspectiva de la gente, el pensamiento, el razonamiento sobre el futuro que busca, y el pensamiento no tiene valor.
Sin embargo, está más que claro que la gente de ciertas áreas del país, no sólo de Saltillo, vive una pobreza importante y hay quienes con un salario mínimo no alcanzan a alimentarse tres veces al día, si no tienen una despensa.
“En realidad lo que tendríamos qué pensar es si esto vale la pena como sistema político para México, que al día de hoy lucra con la pobreza de la gente y que hace que un voto tenga un valor tan bajo, pero lo más importante hace que un voto tenga valor. Es irrisorio pensar que esto (dice Serano Camarena refiriéndose a que este paquete alimentario) pudiera comprar un voto”.