Entre las 19 madres que perdieron la vida había amas de casa, empleadas de limpieza, una obrera, una mercadóloga y una profesora, mientras que entre los 13 padres había profesionales de contabilidad, un programador, un ingeniero en sistemas, un taquero y un trabajador de mudanzas.
Ciudad de México, 16 de noviembre (Xinhua) -- En la Ciudad de México hay 51 niñas y niños que tienen dificultades para dormir por la noches, sienten angustia o están retraídos desde que hace dos meses un temblor de 7.1 grados destruyese edificios y familias.
El siniestro del 19 de septiembre dejó a dos pequeñas de 11 años en completa orfandad y a otros 49 menores huérfanos de madre o padre, fallecidos en el derrumbe de sus centros de trabajo, hogares o inmuebles en los que estaban de paso.
La atención psicológica brindada por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de la Ciudad de México a huérfanos del terremoto ha encontrado en ellos estragos emocionales, como sensación de impotencia, miedo, ansiedad o irritabilidad.
Algunos han dado muestras de fatiga, vértigo, alteración del sueño, falta de concentración, distanciamiento social o un constante recuerdo del episodio, dijo a Xinhua el director del DIF local, Gustavo Gamaliel Martínez.
"Eso está afectando a nuestros niños y niñas, que por estas circunstancias se encuentran en la necesidad de que se genere todo un plan de atención", expuso Martínez, también secretario ejecutivo del Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes de la capital.
Una de las dos niñas que perdió a sus dos progenitores también perdió a su abuela y su hogar. La anciana se encontraba con la madre en su departamento cuando el temblor tiró el condominio residencial de cuatro niveles, en el barrio Emperadores, mientras la pequeña estaba en clase.
La otra niña, una estudiante de sexto grado de primaria, es hija de una trabajadora de limpieza que murió en el Colegio Enrique Rébsamen, una escuela privada en el sur de la ciudad que se derrumbó cobrándose la vida de 19 alumnos y seis adultos, entre los que se cuentan otras tres madres.
Las dos mujeres eran madres solteras y ahora sus hijas están bajo cargo de familiares que tramitan la obtención de su tutela. La primera vivirá con su tía materna y la segunda con su abuelo, un carpintero enfermo al que su hija ayudaba económicamente con su sueldo.
"Han estado presentando un aspecto emocional difícil para ellas porque no hay nada que les recupere a su mamá. Cambia la visión completa de lo que era tenerlo todo con ellas y ahora quedar en estado de orfandad", apuntó el directivo.
En el grupo de huérfanos figuran unos trillizos de cinco años de edad que perdieron a su madre en un edificio de oficinas de la avenida Alvaro Obregón, en el céntrico barrio Roma, entre cuyos escombros murieron 49 personas. Su padre no se ocupaba antes de su crianza, así que su tía y abuelo maternos se encargan de su cuidado desde el terremoto.
En total son 27 niñas y 22 niños con edades que van de los dos meses hasta los 15 años, hijos de víctimas que murieron en el derrumbe de casi una veintena de edificios en las delegaciones políticas de Cuauhtémoc, Benito Juárez, Coyoacán y Tlalpan, ubicadas en el centro y sur de la ciudad.
Martínez aseguró que emprendieron una estrategia para que, a través del DIF, se vinculen todos los programas sociales de la alcaldía con el fin de garantizarles educación, alimentación, salud, asistencia jurídica y terapias el tiempo que sea necesario.
El catálogo contempla programas y servicios entre los que se cuentan becas escolares, apoyo psicológico, atención médica, despensas de alimentos o espacios lúdicos para que cuenten sus experiencias a través de dibujos o juegos.
"Dependiendo de la necesidad que estamos encontrando en cada familia y las peticiones que nos hacen las familias es como vamos actuando. No necesariamente quiere decir que todas reciban todo", explicó.
Entre las 19 madres que perdieron la vida había amas de casa, empleadas de limpieza, una obrera, una mercadóloga y una profesora, mientras que entre los 13 padres había profesionales de contabilidad, un programador, un ingeniero en sistemas, un taquero y un trabajador de mudanzas.
La estrategia igualmente atiende a sus parejas y parientes para cerrar la pinza en torno a la reconstrucción de la familia de los pequeños huérfanos, pues hay quienes necesitan atención psicológica o apoyo económico porque las víctimas fatales sostenían o complementaban los gastos del hogar.
Como ejemplo, el taquero dejó una viuda que ahora debe sacar adelante a sus dos hijos de 6 y 8 años de edad. Ella gana mensualmente unos 2.400 pesos (125 dólares) limpiando casas y vendiendo dulces que antes servían para completar los ingresos del hombre, quien murió en el estacionamiento de una tienda del barrio de Roma a la que entró sólo para usar el baño.
Igual que otras familias en la misma situación, la mujer fue integrada por el DIF a un programa de apoyo integral a madres solteras que existe desde 2009 y que incluye un vale mensual con recursos para comprar alimentos.
Martínez detalló que son 32 las familias que quedaron trastocadas por la pérdida de la madre o el padre a causa del temblor, que se cobró 228 vidas, derribó 38 edificios y dañó cientos más en la capital del país, donde no se registraba un siniestro similar desde el terremoto de 1985.
"Son historias de mamás, de tíos, de abuelitos que han quedado afectados producto de que fallecieron familiares directos y ahora tienen que iniciar un plan de reconstrucción, de restauración de vida", describió.
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