Usuarios del Samsung Galaxy Note 7 se habían quejado porque sus celulares se quemaban durante la carga de batería
Seúl, 16 de octubre (EFE).- El Gobierno de Corea del Sur ha iniciado su propia investigación para hallar las causas de las igniciones de los teléfonos Samsung Galaxy Note 7, que llevaron a la compañía a suspender las ventas y terminar la producción de los terminales a principios de semana.
El Laboratorio de Pruebas de Corea (KTL, de sus siglas inglesas), un organismo estatal, está trabajando con cinco aparatos afectados en el país asiático facilitados por Samsung Electronics desde el jueves, indicaron hoy fuentes de la industria a la agencia Yonhap.
KTL no se limitará a inspeccionar las baterías, que la compañía señaló como el origen de las igniciones, y usará tecnologías como rayos X y tomografías computerizadas para encontrar la causa exacta del problema, indicaron dichas fuentes.
"Hemos proporcionado los teléfonos a KTL y cooperaremos con su investigación, pero no podemos quedarnos sentados y esperar sus resultados", indicó a la agencia un portavoz de Samsung, que viene realizando su propia investigación desde que se reportaran decenas de casos de combustiones a principios de septiembre.
El portavoz indicó que la compañía ha estado "movilizando todos los recursos posibles para encontrar la causa exacta del problema lo antes posible", y que incluso baraja probar los terminales recogidos por la Comisión para la Seguridad de los Productos del Consumidor (CPSC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Los analistas locales consideran que encontrar la causa del problema del Galaxy Note 7 es crucial para el fabricante surcoreano de cara a recuperar la confianza de los consumidores antes de la puesta a la venta de su nuevo modelo, el Galaxy S8, el próximo año.
Samsung comenzó a vender el teléfono el 19 de agosto, pero a principios de septiembre anunció una retirada sin precedentes tras informarse de más de una treintena de casos de igniciones en algunos terminales en diversos países.
A la llamada a revisión que afectó a unos 2,5 millones de teléfonos, le siguió a mediados de septiembre la entrega de reemplazos que, no obstante, siguieron sufrir sobrecalentamiento de las baterías, lo que llevó a la compañía a retirar el producto.
La firma anunció el miércoles una drástica revisión a la baja de su previsión de beneficio operativo entre julio-septiembre (un 33,3 por ciento inferior al dato preliminar), y el viernes cifró en torno a 3,5 billones de wones (2.800 millones de euros/ 3.100 millones de dólares) el impacto en su operativo durante los próximos seis meses.