Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).- El ex Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), reconoció que durante su llamada guerra contra el narco existió abuso por parte de corporaciones policiacas “pero sólo como excepción” y lamentó la muerte de cerca de 70 mil personas durante su gestión; sin embargo, dijo que ahora duerme más tranquilo porque “tengo menos problemas”.
“Son muchísimos", dijo sobre los muertos durante la guerra contra el narcotráfico a lo largo de sus seis años de gestión. "Y a mí cada uno de ellos me pesaba como ninguno, pero todos esos homicidios fueron cometidos por criminales a los que yo combatí. La gran mayoría corresponde a la lucha sin cuartel y sin escrúpulo de los grupos criminales en su disputa por el control territorial del país”, señaló.
Afirmó que si no se hubieran emprendido este combate contra la delincuencia organizada el Estado “habría sido tomado por el crimen”.
El ex mandatario hizo estas declaraciones al diario español El País en lo que constituye la segunda entrevista que otorga en igual número de días a medios internacionales.
Ayer, en declaraciones a la agencia estadounidense AP, culpó una vez más a los Gobernadores, y en especial a los de Michoacán, de impedir que su estrategia militarizada contra el crimen organizado tuviera éxito en su sexenio.
“Donde la estrategia no pudo completarse es donde los gobiernos locales no sólo no cooperaron sino que incluso obstruyeron, dado que estaban colaborando con los criminales, prueba de ello es Michoacán”, afirmó.
Calderón Hinojosa insinuó que la falta de apoyo estatal a la estrategia anti crimen continuó al término de su administración y, en este contexto, mencionó el caso de Jesús Reyna, Gobernador interino de Michoacán, quien este año fue detenido por la Procuraduría General de la República (PGR), acusado de tener vínculos con Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta”, actual líder del cártel de Los Caballeros Templarios, que opera en esa entidad.
EL ABUSO NO FUE LA REGLA
"Es cierto, las operaciones federales se multiplicaron, y lamentablemente hubo abusos. Pero fueron la excepción y no la regla y siempre que el gobierno tuvo conocimiento se actuó para llevar a la Justicia a los responsables", declaró en la entrevista que publica hoy El País.
Dijo al rotativo español que de las más de 5 mil 600 quejas presentadas entre 2010 y 2012 ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos por torturas y malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad, "menos del dos por ciento resultaron fundadas y se tradujeron en recomendaciones a las fuerzas federales".
"De esas recomendaciones, todas sin excepción, fueron acatadas por mi gobierno, iniciando las averiguaciones penales en los casos en que así fue establecido", explicó.
Calderón acaba de publicar el libro Los retos que enfrentamos, en el que habla de la fragilidad institucional en el país. Ésta se debe, a su juicio, a la corrupción y a que la comisión de delitos es "abrumadora" respecto a la capacidad institucional del Estado.
DUERMO TRANQUILO
A la distancia, Calderón asegura que, ahora, con la experiencia de un ex Presidente, hubiera impulsado “mucho antes” su combate al crimen organizado, pero con mayor fuerza y recursos económicos para la reconstrucción institucional, ya que los altos niveles de impunidad en el país se deben, principalmente, a tres factores: la fragilidad de las instituciones; el cumplimiento de la ley que implica riesgos que no todos los gobernantes quieren asumir; y el tercero radica en que la comisión de delitos es abrumadora respecto a la capacidad institucional del Estado.
Aunque aseguró que se arrepiente de no haber logrado una reconstrucción institucional en el país, afirma que “ahora duermo mejor, relativamente mejor. Tengo menos problemas en qué pensar”.
También se refirió a la situación interna de su partido y reiteró que le “duelen” los casos de corrupción que se han dado al interior porque “la gran mayoría de militantes del PAN [Partido Acción Nacional] son gente honesta. Pero hay representantes con nombre y apellido, algunos de ellos lamentablemente aún dirigentes del PAN, que han incurrido en claros actos de corrupción que el partido debiera investigar y castigar. A mi juicio, aún no lo ha hecho, y mientras no lo haga seguirá cargando un estigma en los antípodas de toda nuestra historia. El PAN debe ser nuevamente identificado como el partido de la honestidad ciudadana y de la vida pública. De momento y mientras esto no ocurra, no lo es”.