Hotel Artemis lleva la acción a una futurista ciudad de Los Ángeles sacudida por unas violentas protestas en las que la población pide agua potable.
Los Ángeles, 16 de julio (EFE).- Tras cinco años centrada en la dirección, Jodie Foster vuelve a ponerse delante de las cámaras con el thriller futurista Hotel Artemis, y confiesa que, tras cinco décadas en la industria, la actuación, aunque no es su prioridad, le sigue apasionando.
"He actuado durante casi toda mi vida, desde los tres años", dijo la actriz estadounidense en un encuentro con un grupo reducido de medios, incluido Efe. "Es lo que más he hecho en mi vida, así que no me siento extraña al volver a hacerlo", añadió.
"Este trabajo es un lujo y un honor. Después de 52 años, actúo porque me encanta. Eso es todo. Es la única razón. Ya puede ser algo rodado con un iPhone, con un papel pequeño o una aparición especial en televisión... No tengo más casillas que marcar en mi lista", indicó Foster, cuyo último papel en el cine fue la cinta de ciencia ficción Elysium (2013), junto a Matt Damon.
Entretanto, ha dirigido un capítulo de House of Cards, dos episodios de Orange is the New Black, otro de Black Mirror y la película Money Monster, donde dirigió a George Clooney.
"No es que haya cambiado lo de ser actriz por ser directora, sino que le he dado más prioridad", indicó Foster, quien dirigió su primera película, Little Man Tate (1991), a los 29 años. En 1995 llegó su segundo filme, Home for the Holidays, y pasaron 16 años hasta que estrenó su siguiente obra: The Beaver (2011).
"Pasaba mucho tiempo entre una y otra y quería cambiar eso. Me interesa más la dirección, pero sé que cuando sea mayor volverán a cambiar mis prioridades. Me hace ilusión ver qué haré como actriz cuando tenga 80 años, con la riqueza que eso conlleva. Tal vez sea la única sin retoques", dijo Foster entre risas.
Ahora, la doble ganadora del Óscar a la mejor actriz por The Accused (1988) y The Silence of the Lambs (1991) escoge con sumo cuidado sus apariciones en la gran pantalla, y no dudó en seleccionar el guion de Hotel Artemis como su siguiente aventura.
"Lo elegí porque era una transformación física", reconoció Foster. "Se trataba de volver al cine con un aspecto muy diferente a como me conoce la gente. Hubo cierta resistencia porque resulta estremecedor verme por primera vez", concedió la actriz sobre el decadente aspecto con el que aparece en la cinta.
Hotel Artemis, ópera prima del británico Drew Pearce (guionista de Iron Man 3 y Mission: Impossible - Rogue Nation), lleva la acción a una futurista ciudad de Los Ángeles sacudida por unas violentas protestas en las que la población pide agua potable.
En ese caos, unos ladrones malheridos deciden ingresar en el hotel Artemis, gestionado por una enfermera que lleva dos décadas al frente de esa sociedad secreta con una sala de emergencias destinada únicamente a sus miembros.
El filme, donde aparecen Sofia Boutella, Charlie Day, Jeff Goldblum y Dave Bautista, toca temas como la desigualdad salarial, el cambio climático, los problemas del sistema de salud estadounidense, la falta de agua potable en ciertas zonas e incluso la brutalidad policial, aspectos que atrajeron a la intérprete.
"La película mira hacia los próximos 25 años. Son cosas que están pasando ya y que van a ir a más. Creo que es una historia clarividente. Muestra adonde nos dirigimos", señaló Foster, que mencionó Matrix como un ejemplo de cine de ciencia ficción que se adelantó a la realidad a la hora de mostrar cómo sería la sociedad en poco tiempo.
"¿Gente durmiendo en sus cuerpos pero haciendo de todo conectados a unos cables? Eso es lo que hacen mis hijos un domingo por la mañana", señaló la artista. "La tecnología es fascinante. El ser humano tardó miles de años en perder el pelo, pero únicamente tardó segundos en sucumbir a la revolución digital. Todo cambió de la noche a la mañana", indicó.
Foster, en cambio, lamenta que el movimiento feminista del "Me Too" no se haya implantado en Hollywood a la misma velocidad.
"Cuando era niña nunca vi a otras mujeres a mi alrededor, más allá de alguna artista de maquillaje y alguna supervisora de guion, ocasionalmente", declaró. "Crecí con hombres. Ellos fueron mi escuela de cine y mi familia. Hoy en día hay paridad en casi todos los departamentos, pero no en el número de directoras", apuntó.
Como solución, la artista dejó caer la idea de las cuotas, algo que, según afirmó, se da con éxito en Europa.
"Parece una locura, pero funciona. El problema es sistémico. Dicen que no hay mujeres suficientes que puedan dirigir una película de 150 millones de dólares, pero eso ocurre porque no se les ha dado la oportunidad de dirigir otras películas más pequeñas. Y cuando sucedió, no se les dio una segunda oportunidad", manifestó.