El pasado 3 de febrero, la SHCP decretó dos semanas de plazo para analizar un nuevo aumento a los combustibles, programado para este 18 de febrero. De acuerdo con analistas, el primer aumento de este año ocasionó daños severos a la economía nacional pero, con un segundo, se comenzarían a materializar los aumentos de los precios de bienes y servicios. Sin embargo, la cercanía de tres elecciones estatales y los costos políticos que tuvo el "mega gasolinazo" del inicio de 2017 para el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto y su partido –el PRI– refuerzan las opiniones de que la Secretaría de Hacienda no aprobará el alza prevista para este viernes.
Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo).– En un ambiente en el que las protestas en contra de los aumentos del precio de las gasolinas no han cesado, el Gobierno federal tiene contemplado, hasta el momento, continuar con el proceso de liberalización con lo que a partir del día de mañana los precios del combustible cambiarán de manera diaria.
Aunque en el discurso gubernamental, que busca justificar lo atinado de la medida, se asegura que los precios así como suben pueden también bajar, analistas consultados por SinEmbargo dijeron que entre la indecisión del Gobierno federal y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), el precio de la gasolina se mantendrá alto, a pesar de que se opte por continuar o no con el calendario de la liberalización de los precios.
Este año inició con la marca del primer gasolinazo, que fue de hasta 20 por ciento, derivado de una política implementada y defendida por la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Presidencia de la República.
De acuerdo con la modificación del calendario de liberalización, el segundo gasolinazo se aplicaría el pasado 11 de febrero y luego, a partir del 18, los cambios en el precio serían diarios. Pero el fantasma de las protestas provocaron que Hacienda diera un plazo de dos semanas, para reanudar los planes el día de mañana.
Guillermo García Alcocer, comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), aseguró que la Secretaría de Hacienda suavizará el vaivén de los precios en los combustibles a través del Impuesto Especial para Productos y Servicios (IEPS), uno de los componentes del precio.
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Se prevé que la montaña rusa de los costos de las gasolinas comience el 30 de marzo en Baja California y Sonora, y se irá expandiendo por regiones hasta finalizar el 30 de diciembre en Campeche, Quintana Roo y Yucatán, dijo García Alcocer.
El precio final del diésel, la Magna y la Premium ya no se calculará más con la fórmula de Hacienda desde ese día, sino con base en la oferta y demanda en el mercado internacional cuyas cotizaciones son volátiles.
García Alcocer detalló que en enero, cuando ocurrió el primer gasolinazo, se recurrió al IEPS, de lo contrario, el aumento de entre 16 y 24 por ciento hubiera sido de incluso un peso más por litro.
De acuerdo con un análisis de CI Banco, la decisión del Banco de México de elevar las tasas de interés fue con el fin de no generar mayores contagios a otros sectores de la economía y anclar las expectativas de inflación, proyectada en un máximo de 3 por ciento. En enero la inflación fue de 1.70 por ciento como consecuencia del incremento en el precio de la gasolina y el gas natural.
Ese indicador cerró en 4.72 por ciento desde 3.36 por ciento registrado al cierre del año anterior. Es el nivel más alto en cuatro años y por primera vez arriba de la meta de Banxico desde diciembre de 2014, de acuerdo con CI Banco.
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Fausto Hernández, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), comentó en una conferencia, que los precios de la gasolina tarde o temprano tendrían que aumentar a pesar de su efecto inflacionario. Por ello, consideró, que la razón de que se cancele de nueva cuenta no sería por causa de las finanzas ni de la inflación, sino por el efecto político “devastador”, que sí genera un incentivo para congelarlo y ponerlo después de las elecciones estatales de este año.
El doctor José Luis Estrada López, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), coincidió y dijo: “El gobierno ya tiene que seguir con lo que inició este año. Si continua con la estrategia de flexibilización en los mercados cambiará el esquema donde Pemex ha sido el único proveedor. Y se experimentará con un mercado abierto al estilo de otras economías”.
Sin embargo, el académico miró con reservas que el nuevo esquema tenga un impacto a la baja de los precios de las gasolinas, que son muy altos comparados con los precios en otros países. El costo de los combustibles en el país se eleva sobre todo por el impuesto que se carga y que por las condiciones de las finanzas públicas, es complicado que el gobierno pueda prescindir de ese cobro.
“La perspectiva para este año es que se mantengan los precios altos como ahora. Lo mejor es seguir ya con el plan, para hacerlo empatar con la entrada de los otros proveedores y esperando que las medidas que han anunciado, baje el costo de la gasolina”, aseguró.
LO MEJOR ES SEGUIR
Mariana Ramírez, economista del grupo financiero Ve por más, comentó en entrevista con SinEmbargo, que la liberalización de los precios de la gasolina está permitiendo cumplir la meta de consolidación fiscal del gobierno, de tal manera que desde esa perspectiva, las probabilidades para que continúe son altas porque se trata de un proceso gradual.
“En esa etapa gradual de cambio en los precios, a partir del día 18 ya veríamos cambios diarios y pareciera que las autoridades apuntan a que eso debería de cumplirse. A finales de marzo tendríamos que ver a Mexicali y Sonora, que ya son los estados con liberalización, mientras que el resto va con los cambios diarios con miras a estabilizarse”, dijo.
De acuerdo con Mariana Ramírez, los precios de referencia, que son los que considera México con la nueva fórmula para determinar los costos de los combustibles, para 2017 podrían terminar en 11.48 pesos por litro.
“Que se cancelen las fechas, o si se va retrasando, provoca que el proceso gradual de ir acostumbrando a cambios diarios en el precio de la gasolina no tenga el objetivo que tuvieron al inicio, que era el de acostumbrarse a esta nueva dinámica. En términos de finanzas públicas sería positivo que se continuara”, consideró.
Otra dificultad que mencionó el doctor Estrada López es que la carga del servicio de la deuda y los compromisos que el gobierno tiene para reducir esa carga son de grandes magnitudes. Una bola de nieve que fueron acumulando en estos tres sexenios cuando se registraron altos ingresos por petróleo, gracias a que las cantidades que se exportaban eran altas, al igual que el precio internacional del petróleo.
El doctor comparó a México con el caso de Chile, un país que tuvo ingresos muy altos durante los últimos 15 años, en su caso con el cobre. Se puede ver que mientras Chile utilizó una buena parte de esos ingresos para reducir su deuda, México no lo hizo y ahora las autoridades se ven obligadas a asumir un costo político por aumentar el precio de la gasolina manteniendo altos impuestos al consumo de la misma.
En Chile se siguió una estrategia de mantener y reducir la deuda gracias a los altos ingresos del cobre y la proporción de la deuda al PIB es de 17 por ciento. En México es de 54 por ciento.
“Estos aumentos en los precios de los combustibles en México no son porque le guste al actual Presidente, sino que está en una situación muy comprometida con un alto peso de la deuda externa en lo que se produce anualmente en México. Esto tiene que ver con esta administración y las dos anteriores que no redujeron la deuda pública para estar en una situación de más fortaleza, sino que utilizaron muchos de esos ingresos petroleros como para repartirlo entre los gobernadores y sin tener un control importante para qué se utilizaban esos gastos en las entidades federativas”, agregó.
Estrada López recordó que se trata de "una repetición, no tan grande, de lo que pasó en el sexenio de López Portillo, donde los ingresos petroleros, más que una bendición fueron una maldición, porque en lugar de que se redujera la deuda, aumentó mucho más y la situación del país se volvió mucho más frágil. Pero parece que seguimos teniendo una clase política muy gastalona y poco previsora".