La visita del Máximo Pontífice a Morelia, capital del estado de Michoacán, el cual se ha convertido en un campo fértil para la producción y el contrabando de narcóticos, llega en momentos en que busca dar consuelo a un país afligido por la violencia derivada de las drogas. “Nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio: la resignación”, dijo este día el Papa Francisco.
Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo/EFE/AP/dpa).– El Papa Francisco pidió hoy a la Iglesia en Michoacán, una de las regiones más golpeadas por los cárteles de las drogas, evitar “atrincherarse” en la sacristía por miedo o resignación. Francisco, de 79 años, celebró una misa al aire libre con sacerdotes, seminaristas, religiosos y ante unas 22 mil personas,
“¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? ¿Qué tentación podemos tener nosotros una y otra vez, nosotros llamados a la vida consagrada? Al presbiterado, al Episcopado: ¿Qué tentación podemos tener frente a todo esto, frente a esta realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible?. Creo que la podríamos resumir con una sola palabra: Resignación”, dijo Francisco.
El Pontífice dijo que frente a esta realidad “nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación”.
“Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras ‘sacristías’ y aparentes seguridades; una resignación que no sólo nos impide anunciar, sino que nos impide alabar. Una resignación que no sólo nos impide proyectar, sino que nos impide arriesgar y transformar”, dijo.
En México han sido asesinados 48 sacerdotes desde 1990 y hay dos desaparecidos, y Michoacán figura entre los estados con más asesinatos y amenazas recientes contra clérigos, según el Centro Católico Multimedial.
El Papa, que no se refirió en particular a los asesinatos de religiosos, dijo que la resignación puede ser una tentación que impide “arriesgar y transformar” una realidad que parece haberse convertido “en un sistema inamovible”.
“No queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de la empresa de Dios”, añadió.
La visita del Pontífice a Michoacán, entidad que se ha convertido en un campo fértil para la producción y el contrabando de narcóticos, llega en momentos en que busca dar consuelo a un país afligido por la violencia derivada de las drogas, al tiempo que envía un mensaje sobre su visión para el futuro de la Iglesia mexicana.
El año pasado Francisco hizo Cardenal a Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia, que al igual que el Papa ha exhortado a los miembros de la jerarquía eclesiástica de México a que dejen de lado su vida cómoda y se conviertan en pastores con el “olor a oveja” de sus feligreses.
Desde que comenzó su viaje por el país el viernes por la noche, Francisco ha reprendido varias veces a los líderes de la Iglesia mexicana, muchos de los cuales se muestran renuentes a criticar a la élite de los ricos y poderosos con la que tienen vínculos cercanos.
En Morelia, Uriel Pérez, un seminarista de 20 años, dijo a The Associated Press que el pontífice “aunque el sábado habló fuerte y a los obispos, también estaba dirigido a nosotros”. Agregó que “el Papa es exigente y nos quiere preparados y en las calles codo a codo con nuestro rebaño”.
El sábado, en la Ciudad de México el Papa criticó a los que llamó clérigos chismosos, altivos y ensimismados por destacar en su carrera, y los exhortó a que apoyen a su grey y ofrezcan valor “profético” al enfrentar el narcotráfico. En un mensaje que dejó en un libro de visitas de un seminario, exhortó a los futuros sacerdotes a ser pastores de Dios en lugar de clérigos “del Estado”.
La escala del Papa en Morelia es una señal de que respalda completamente el programa pastoral de Suárez Inda y lo considera un modelo para que otros clérigos lo emulen.
En 2013, en la que ha sido tal vez la cúspide de la violencia en Michoacán, Suárez Inda encabezó a otros ocho obispos en la firma de una carta inusualmente dura en la que acusaban a las autoridades gubernamentales de “complicidad, forzada o voluntaria” con las bandas criminales.
El Arzobispo también formó parte de un grupo de clérigos de Michoacán y del vecino estado de Guerrero que prepararon un informe sobre la violencia del narcotráfico en México el año pasado que dijo dejó a Francisco “muy impactado, muy impresionado”.
El Pontífice podría esbozar más de su visión para la Iglesia durante una misa celebrada con clérigos, seminaristas y monjas en un estadio.
Pero el momento más destacado del día podría ocurrir en su último evento, una reunión con jóvenes mexicanos. Francisco suele improvisar cuando habla con gente joven, y es casi seguro que tocará el problema de las drogas.
El Pontífice arribó al Aeropuerto Internacional General Francisco J. Mujica de Morelia alrededor de las 8:45 horas. Ahí, fue recibido por centenares de personas, entre ellos el Cardenal Alberto Suárez Inda, el Gobernador Silvano Aureoles y representantes del Gobierno federal.
El Papa Francisco se acercó a la grada y saludó a los centenares de asistentes, bendiciendo a los de las primeras filas. De fondo, sonaba la tradicional “Danza de los viejitos”. En las gradas ondeaban varias banderas, entre ellas la de Argentina, de donde es el primer papa latinoamericano.
En su trayecto por el aeropuerto, el Santo Padre fue recibido por un grupo de personas quienes llevaron a cabo bailes tradicionales vestidos con la ropa típica de la región. También se le colocó un sombrero tipo sahuayo, por unos instantes, y se dejó tomar fotografías con teléfono móvil y cámaras digitales por muchos de los ahí congregados.
Tras la recepción, el Papa se subió a un helicóptero que lo trasladó hacia las cercanías del estadio Venustiano Carranza.
Este es el penúltimo día de visita papal, que cerrará este miércoles con una visita a la localidad fronteriza de Ciudad Juárez, en el norteño estado de Chihuahua, donde visitará un centro penitenciario, mantendrá un encuentro con trabajadores y oficiará una misa en la frontera con Estados Unidos.