Científicos buscan editar un gen dentro del cuerpo de una persona para curar una enfermedad. El experimento se realizó el pasado lunes en California.
El paciente, Brian Madeux, recibió miles de millones de copias de un gen correctivo y una herramienta genética para cortar su ADN en un punto concreto. Aproximadamente en un mes se sabrá si el experimento funcionó.
Oakland, California, EU, 15 de noviembre (AP).— Por primera vez, un equipo de científicos ha intentado editar un gen dentro de un cuerpo humano, en un audaz intento de cambiar de forma permanente el ADN de una persona para tratar de curar una enfermedad.
El experimento se hizo el lunes en California con el paciente Brian Madeux, de 44 años. A través de un gotero intravenoso, recibió miles de millones de copias de un gen correctivo y una herramienta genética para cortar su ADN en un punto concreto.
“En cierta forma te llena de humildad” ser el primero en probarlo, explicó Madeux, que tiene una enfermedad metabólica llamada síndrome de Hunter. “Estoy dispuesto a correr ese riesgo. Ojalá me ayude a mí y a otras personas”.
Podría pasar un mes hasta ver si está funcionando, y las pruebas lo certificarán en tres meses.
Si tiene éxito, podría ser un gran impulso para el incipiente campo de la terapia genética. Los científicos han editado genes humanos antes, modificando células en el laboratorio que después se devuelven a los pacientes. También hay terapias genéticas que no implican modificar el ADN.
Pero estos métodos solo pueden utilizarse para unos pocos tipos de enfermedades. Algunos dan resultados que no son duraderos. Otros proporcionan un nuevo gen como una pieza de repuesto, pero no controlan dónde se inserta en el ADN, lo que podría causar un nuevo problema como el cáncer.
Esta vez, la modificación ocurre de forma precisa dentro del cuerpo. Es como enviar un diminuto cirujano para colocar el gen exactamente en la posición adecuada.
“Cortamos su ADN, lo abrimos, insertamos un gen, lo remendamos. Reparación invisible”, explicó la doctora Sandy Macrae, presidenta de Sangamo Therapeutics, la empresa de California que está probando esta técnica para dos enfermedades metabólicas y la hemofilia. “Se convierte en parte de su ADN y está ahí por el resto de su vida”.
Eso también implica que no hay vuelta atrás, ninguna forma de borrar ningún error que pueda causar la modificación.
“En realidad estamos jugando con la Madre Naturaleza” y los riesgos no pueden conocerse por completo, pero los estudios deben seguir adelante porque estas son enfermedades incurables, señaló un experto independiente, el doctor Eric Topol, del Scripps Translational Science Institute de San Diego.
Se han tomado medidas de protección y las pruebas en animales fueron muy alentadoras, indicó el doctor Howard Kaufman, científico de Boston y miembro del comité de los Institutos Nacionales de Salud que aprobó los estudios.
Las posibilidades de la edición genética son demasiado grandes para ignorarlas. “Por ahora no hay evidencias de que esto vaya a ser peligroso”, señaló. “Este no es el momento de asustarse”.
PROBLEMAS DE LA CABEZA A LOS PIES
Menos de 10.000 personas en todo el mundo sufren estas enfermedades metabólicas, debido en parte a que muchos mueren muy jóvenes.
A los que sufren el mismo problema que Madeux, el síndrome de Hunter, les falta un gen que produce una enzima necesaria para descomponer algunos carbohidratos. Estos se acumulan en las células y causan destrozos en todo el cuerpo.
Los pacientes pueden sufrir resfriados e infecciones de oído frecuentes, rasgos faciales distorsionados, problemas de corazón y respiratorios, complicaciones de piel y de ojos, fallos en huesos y articulaciones, así como problemas digestivos y neurológicos.
Una dosis semanal de la encima que les falta puede suavizar algunos síntomas, pero cuesta de 100.000 a 400.000 dólares anuales y no impide los daños neurológicos.
Madeux, que ahora vive cerca de Phoenix, está comprometido con una enfermera, Marcie Humphrey, a la que conoció hace 15 años en un estudio que probó su terapia de encimas en el Hospital Pediátrico Benioff de la UCSF en Oakland, donde se realizó el experimento de edición genética.
Ha pasado por 26 operaciones por hernias, juanetes, huesos que afectaban a su columna vertebral, así como por problemas de oídos, ojos y vejiga.
El paciente es un cocinero titulado y era copropietario de dos residentes de Utah, donde cocinaba para famosos y equipos estadounidenses de esquí. Pero ahora no puede trabajar en una cocina ni montar a caballo como solía hacer.
La edición genética no arreglará los daños que ya ha sufrido, pero espera dejar de necesitar los tratamientos semanales con enzimas.
Los estudios iniciales implicarán hasta 30 adultos para probar su seguridad, pero el objetivo final es tratar a niños muy jóvenes, antes de que se produzcan muchos daños.
CÓMO FUNCIONA
La herramienta de edición genética CRISPR ha recibido mucha atención, pero este estudio utilizó una diferente llamada nucleasas con dedos de zinc. Funcionan como tijeras moleculares que buscan y cortan un fragmento específico de ADN.
La terapia tiene tres partes: el nuevo gen y dos proteínas de dedos de zinc. Las instrucciones para cada parte se colocan en un virus modificado para no causar infección, sino trasladarlas a las células. A través de una vena se inyectan miles de millones de copias del conjunto.
Viajan al hígado, donde las células utilizan las instrucciones para fabricar los dedos de zinc y preparar el gen correctivo. Los dedos cortan el ADN, permitiendo que el nuevo gen ocupe su lugar. Entonces, ese nuevo gen indica a la célula que fabrique la encima que le falta al paciente.
Para curar la enfermedad solo hace falta corregir un 1% de las células del hígado, explicó en el hospital de Oakland el médico de Madeaux y director del estudio, el doctor Paul Harmatz.
“¿Cómo de infalible es la tecnología? Apenas estamos aprendiendo”, aunque las pruebas de seguridad han sido muy buenas, dijo el doctor Carl June, científico de la Universidad de Pensilvania, que ha trabajado en otras terapias genéticas pero no participó en este estudio.