Si se compara con otros países latinoamericanos o con otras economías emergentes, en México las posibilidades de que los que forman parte del 20 por ciento más pobre lleguen a un nivel de ingresos medio es inferior que en Brasil, China, Indonesia o Sudáfrica.
El 51.1 por ciento de los niños, niñas y adolescentes mexicanos –según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en su informe anual sobre el país latinoamericano, publicado en mayo pasado– vive en situación de pobreza.
Esto significa que hay 19.6 millones de menores que afrontan esta problemática, y de ellos, “dos de cada diez están en pobreza extrema”, señala el reporte, que hace referencia a datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
París/Ciudad de México, 15 de junio (EFE).- La mitad de los mexicanos que nacen pobres lo serán toda su vida, señaló hoy la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), para la que la educación es uno de las principales razones que explican la falta de movilidad social en México.
En un informe sobre los problemas del "ascensor social", la organización destacó que cada año adicional de educación de los padres supone seis meses adicionales para sus hijos en México, frente a los cinco de media en la OCDE.
La baja movilidad en términos de ingresos en México, si se compara con el conocido como el "club de los países desarrollados", queda ilustrado en que el 48 por ciento (frente al 31 por ciento) de las personas cuyos padres pertenecen al 20 por ciento más pobre, acaban en ese mismo estrato social y sólo un 4 por ciento (frente al 17 por ciento) logran escalar hasta el 20 por ciento más privilegiado.
Además, un 52 por ciento de los mexicanos con progenitores en el 20 por ciento más rico (comparado con el 42 por ciento) se quedan también en ese grupo de privilegiados.
Los autores del estudio hicieron notar que la elevada prevalencia de la pobreza, un mercado laboral con mucha informalidad y con poca presencia de las mujeres, así como una calidad escolar insuficiente en zonas deprimidas y la exclusión financiera, están detrás de una movilidad social excepcionalmente baja.
Incluso si se compara con otros países latinoamericanos o con otras economías emergentes, en México las posibilidades de que los que forman parte del 20 por ciento más pobre lleguen a un nivel de ingresos medio es inferior que en Brasil, China, Indonesia o Sudáfrica.
El 24 de enero pasado se dio a conocer que en los primeros cuatro años del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto el ingreso promedio nominal del 10 por ciento más pobre del país aumentó en 15.2 por ciento y para el 10 por ciento más rico en un 5.92 por ciento, sin embargo, la brecha entre estos grupos es tal, que el crecimiento de los más pobres es de 10 pesos diarios, mientras que para los hogares más ricos equivale a 100 pesos.
De acuerdo con el informe “México justo: políticas públicas contra la desigualdad”, realizado por la organización Oxfam, los incrementos en el ingreso para el 10 por ciento más pobre permiten únicamente comprar dos boletos de metro más al día (10 pesos), medio kilo de tortillas o un litro de leche Liconsa (que con subsidio cuesta 5.50 pesos).
En contraste, para el 10 por ciento más rico, este incremento alcanzaría para dos boletos más para ir al cine (92 pesos), más de una comida corrida completa en la Ciudad de México (que cuesta 70 pesos en promedio), o un café frapuccino (aproximadamente 65 pesos).
El 51.1 por ciento de los niños, niñas y adolescentes mexicanos –según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en su informe anual sobre el país latinoamericano– vive en situación de pobreza.
Esto significa que hay 19.6 millones de menores que afrontan esta problemática, y de ellos, “dos de cada diez están en pobreza extrema”, señala el reporte, que hace referencia a datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
“Por lo tanto el principal desafío es seguir trabajando para disminuir o eliminar las brechas económicas, demográficas, sociales y de género que separan a la niñez y la adolescencia del ejercicio pleno de todos sus derechos”, resaltó la organización.