Donald Trump es un destacado defensor del derecho a portar armas y ha participado en varias conferencias de la Asociación Nacional del Rifle (NRA). El tiroteo de Parkland es el decimoctavo incidente con armas de fuego en centros educativos estadounidenses en lo que va de 2018.
Por Alfonso Fernández
Washington, 15 de febrero (EFE).- El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dirigió hoy a una "nación de luto" al hablar del tiroteo en una escuela de Parkland, Florida, en un discurso en el que prometió enfrentar "el difícil problema de la salud mental" pero evitó mencionar medidas para el control del acceso a las armas.
"Hoy hablo a una nación de luto. Estamos todos juntos como una única familia", dijo Trump a los estadounidenses después del tiroteo, que este miércoles dejó 17 muertos y una quincena de heridos en un centro de educación secundaria.
El mandatario prometió "enfrentar el difícil problema de la salud mental", y subrayó que sostendrá un encuentro con los gobernadores estatales del país para hacer de la seguridad en las escuelas "nuestra principal prioridad".
Asimismo, anunció que planea viajar a Parkland para visitar a las familias de las víctimas y las autoridades locales.
En su breve declaración de apenas ocho minutos, Trump no hizo mención alguna a posibles medidas legislativas para reforzar el control del acceso a armas de fuego.
El Presidente estadounidense es un destacado defensor del derecho a portar armas, y ha participado en varias conferencias de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el gran grupo de presión pro-armas en el país.
Antes de su comparecencia, el mandatario había calificado al sospechoso del tiroteo como una persona "mentalmente desequilibrada" en un mensaje en su cuenta de Twitter.
Precisamente, cuando apenas llevaba un mes en la Casa Blanca, Trump suspendió una regulación impulsada por el ex Presidente Barack Obama para impedir que personas con problemas mentales pudiesen comprar de armas fuego.
El sospechoso del ataque ha sido identificado como Nikolas Cruz, de 19 años, quien se encuentra ya en la cárcel del condado de Broward, en la vecina ciudad de Fort Lauderdale, después de ser acusado de 17 asesinatos premeditados.
La investigación apunta a que el joven, expulsado de la escuela el año pasado tras una pelea con la nueva pareja de su ex novia, activó las alertas de incendio con granadas de humo y, cuando sus antiguos compañeros salieron de las aulas, comenzó a disparar con un arma semiautomática.
El tiroteo de Parkland es el decimoctavo incidente con armas en centros educativos estadounidenses ocurrido en lo que va de 2018.
Una vez más, ha vuelto a reabrir el debate en EU sobre la necesidad de reforzar los controles de acceso a armas de fuego, aunque el guion ha seguido el habitual cruce de declaraciones entre demócratas y republicanos.
El senador demócrata por Florida, Bill Nelson, subrayó que hay que impedir que las personas con problemas mentales puedan comprar armas de fuego de gran potencia.
"Un rifle AR-15 (el utilizado por el presunto autor del tiroteo) no es para cazar, es para matar", aseguró Nelson en declaraciones a la cadena CNN, en las que aseguró que posee armas y se declaró un defensor de la Segunda Enmienda de la Constitución, que protege el derecho a portar armas de fuego.
Por su parte, los republicanos salieron rápidamente al paso y criticaron los llamados a restringir este derecho.
"La reacción de los demócratas tras cualquier tragedia es politizarla. Inmediatamente empiezan a decir que debemos retirar los derechos de la Segunda Enmienda de ciudadanos cumplidores con la ley. Esa no es la respuesta correcta", afirmó Ted Cruz, senador por Texas y aspirante a la candidatura presidencial republicana en 2016.
En la misma línea se expresó el también republicano Paul Ryan, Presidente de la Cámara de Representantes, al indicar que el "terrible tiroteo" de Parkland no debe dar pie a un debate sobre la "supresión de los derechos de los ciudadanos".
"En estos momentos creo que necesitamos darnos un respiro y recolectar todos los hechos", agregó.
Los recientes intentos legislativos por reforzar el control de acceso a las armas en EU han sido rechazados de manera repetida en el Congreso, la última vez en 2016 después de la matanza en Orlando, Florida, que dejó 50 fallecidos en un club nocturno.