El CIDE alerta que la economía mexicana está mandando señales de que una recesión es cada vez más probable y no sólo es por el factor Trump. Los académicos destacaron la baja inversión y el declive de la confianza del consumidor como los factores que podrían desestabilizar al país.
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Ciudad de México, 14 de febrero (SinEmbargo).- No solo es por Trump. Si se toman como referencia los indicadores del mes de enero, la economía mexicana está mandando señales de que una recesión es cada vez más probable, señaló Raúl Feliz, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Mencionó dos factores que aumentan las probabilidades para estar en ese escenario: la inversión “desplomada” provocada principalmente por la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos y que la contracción del consumo se mantenga en los niveles mínimos registrados en enero.
El académico enlistó: el año pasado la economía creció 2.3 por ciento y se prevé para este año 1.5 por ciento y 2.8 en 2018; las exportaciones no se frenarán, pero sí la inversión y no será que México ya no pueda vender, sino que tendrá problemas en la capacidad para desarrollar el sector manufacturero, ya que el efecto Trump serán entre 7 y 10 millones de dólares menos en inversión extranjera directa y finalmente, la tasa de desempleo que en 2016 estuvo cerca del punto de pleno empleo, pero con la economía desacelerada, el desempleo incrementará.
Sin embargo, el factor que podría desestabilizar, en todo caso que no sea falso, es el de la confianza del consumidor, que se desplomó 25.7 por ciento.
“Nunca había habido mas bajo. Ni en 2009. Enero fue desastroso: el peso, Trump, la crisis diplomática, el gasolinazo. Si ese Índice cae, el crecimiento será cercano a cero por ciento, porque eso genera 1 por ciento del crecimiento de la economía. En los próximos meses tenemos que ver una recuperación de la confianza, porque el crecimiento podría ser entonces de 0.3 por ciento”, dijo en conferencia.
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Agregó que hay otros indicadores, como el manufacturero y el servicios, que también cayeron a niveles de 2008-2009, “esos indicadores encienden luces rojas porque son riesgo de recesión. Hay 40 por ciento de probabilidades de que eso suceda. Un peso competitivo, mayor crecimiento de EU harán que las exportaciones reboten, Pero si eso no sucede y se cae el consumo, habrá recesión”.
Enfatizó en que muchos de los números se verán afectados porque dependen de conocer escenarios que aún se desconocen, como la nueva política fiscal específica de Estados Unidos, lo que se busque en la renegociación del TLCAN y el acuerdo si es que lo hay ni tampoco la postura de la FED, es decir, a todos los factores negativos, se agrega un futuro de incertidumbre.
“Existe la posibilidad real de recesión porque los indicadores lo marcan. Puede haber señales falsas, pero sólo el tiempo y los datos hablan al respecto: la inversión desplomada, creciendo a cero o a niveles negativos y las finanzas públicas, con los gastos en términos económicos (consumo e inversión) que también se desploman.
Ni por gasto e inversión tenemos crecimiento, Por consumo sí, pero este año sólo habrá consumo si rebotan las exportaciones, pero el consumo va para abajo. Los bancos empiezan a retirar crédito o lo encarecen para las empresa y familias y eso trae una desaceleración del consumo”, agregó.
La caída en el consumo evidencia que la gente asustada prefiere guardar su dinero, lo que puede provocar un shock de consumo.
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Esto también dejó evidente, agregó Feliz, que el paquete de Reformas Estructurales no fortaleció la economía nacional, ya que si las reformas estuvieran funcionando, la economía aguantaría los choques y el crecimiento sería del al menos 3 por ciento; si a una economía llena de reformas, la chocan, el riesgo es de cero, señaló.
“No es visible en ningún la do de la economía mexicana el impacto de las reformas […] No son visibles las intenciones de inversión con las reformas, porque antes de Trump no se dispararon”, precisó.
Y así, la estrategia oficial mexicana es la de esperar y que Trump se equivoque en algún momento. Para el académico, México debe aprender lecciones de este episodio, como que la economía poco diversificada no es conveniente, ir contra el viento y hacer una estructura diversificada, ya que así lo único que se puede hacer es administrar los daños.