Cuentan que cuando al empresario Adolf Horn, creador de los helados Bing, le dieron la noticia de que el socio con el que se había vinculado para crecer la cadena cambió las recetas y el concepto dijo sin inmutarse: “ni modo, tendremos que volver a comenzar”. Lo sorprendente no fue la respuesta, sino que en ese momento Don Adolf tenía más de 80 años. Unos meses más tarde apareció en el mercado Dolphi, la nueva cadena de heladerías que él dirigió hasta su muerte a los 92.

El PAN está en uno de sus perores momentos desde su fundación en 1939. A punto de cumplir 80 años vivió la peor elección en 30 años. Tienen menos espacios en las cámaras de diputados y senadores que en 1994 y una crisis de identidad derivada de una sociedad que con su voto lo mandó en la lona.

Anaya entregó pésimos números. La campaña fue un verdadero desastre: nunca encontró su discurso (o más bien solo tuvo uno, el Ted Talk del futuro, y lo repitió hasta el hartazgo) no conectó emocionalmente los electores y no logró convocar ni siquiera a los simpatizantes de los partidos de la coalición. Prueba de ello es que tuvo seis millones menos que la suma de la alianza en las otras elecciones federales. Esto es, si sumamos los votos de PAN, PRD y MC para senadores o diputados alcanzan alrededor de 24 millones de votos mientras que el candidato a la presidencia se quedó en 18. Uno de cada seis votos de López Obrador salió de la Coalición por México al Frente. Salvo el caso de la candidata del PAN en Mixtlán, Jalisco que tuvo solo siete votos difícilmente alguien estregó peores resultados.

El gran número de candidatos en el proceso de elección de presidente del PAN es una clara muestra de lo fraccionado que está el partido. No es un tema de corrientes ideológicas, como lo era en otros tiempos, sino de grupos de poder. Donde unos ven solo las migajas de PAN que dejó Anaya otros se saborean los ingredientes para una capirotada. Mal que bien Acción Nacional sigue siendo un partido con identidad, estructura nacional y posibilidades de acceso al poder en varios estados. La pregunta es si logrará mantenerse unido.

La probabilidad de un sisma yunquista con epicentro en Guanajuato sigue es muy alta (Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis fueron los únicos estados donde el PAN ganó la elección de senadores). El enemigo común, antes el PRI, hoy Morena, es un incentivo para reconstruir el partido, pero nada unifica tanto como las posibilidades de acceso al poder y eso hoy está muy lejos.

A sus ochenta el PAN tendrá que comenzar de nuevo eso que ellos mismos llaman una brega de eternidades.

Diego Petersen Farah

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