Ciudad de México, 13 de abril (SinEmbargo).- Las ceremonias de las “llamadas” en el carnaval uruguayo le han servido al cantautor español Ismael Serrano (Madrid, 1974), para dar sustancia a su nuevo disco, el que marca la entrada a Sony Music, luego de haber dejado Universal.
Se trata del álbum número nueve en la carrera del autor de “Papá, cuéntame otra vez”, un conjunto de 13 canciones donde, según su casa disquera, explora ritmos como el candombe, el son o la bachata.
La llamada, para un artista que siempre ha mostrado un compromiso político y cercanía con las causas de los más débiles, constituye también un llamamiento para decir “Basta de lamentos, es hora de levantar la mirada”.
Rebeldía, no al conformismo, la alegría de vivir en medio de las tormentas y la apuesta por proyectos colectivos más que individuales son la esencia de un trabajo que no defraudará a los muchos seguidores que Ismael tiene en el continente.
Clásico votante de Izquierda Unida, Serrano muestra su entusiasmo frente a proyectos independientes como Podemos, liderado por Pablo Iglesias, y aspira que una alianza de las fuerzas progresistas saquen al derechista Partido Popular del Gobierno de España.
“Mi problema”, un tema que canta con la mexicana Natalia Lafourcade y “Rebelión en Hamelín”, primer sencillo presentado a través de un video dirigido por el propio cantautor y en el que participan sus fans, se destacan en La llamada.
–Esos movimientos de las llamadas en Uruguay a los que homenajeas en tu disco, son tan adictivos y entrañables…
–Pues sí, y tan rotundos, además. La autenticidad de ese tipo de manifestaciones populares es impresionante. Conozco el fenómeno he estado muchas veces en Montevideo, pero todavía tengo pendiente asistir a una llamada.
–Es interesante cómo Uruguay, no sólo a nivel musical, ha logrado construir un discurso cultural tan fuerte a pesar de estar rodeado de dos gigantes como Brasil y Argentina.
–Creo que precisamente por eso, por el enclave en el que está, hace que sea crisol de culturas. La tradición musical de Latinoamérica en general es tan potente porque confluyen muchas corrientes africanas, europeas, árabes…
–Leí una entrevista en la que te quejabas de la situación de la canción en España
–La situación de la música en España no escapa a la crisis global que vive el país. Vivir de la música es un acto de heroicidad, por así decirlo, porque se ha convertido en un privilegio. La crisis afecta a los ciudadanos que no pueden comprar una entrada y encima nos han aumentado el IVA a los artistas del 8 al 21 %. Se trata de una subida que no tiene ningún afán recaudatorio, sino que está motivado por la necesidad del Gobierno de castigar a los sectores más críticos y rebeldes de la sociedad. Vivimos en tal precariedad que derechos fundamentales pretenden en mi país ser convertidos en privilegios. Las condiciones en las que se trabajan, como un trabajo ahora es un privilegio, son casi de explotación…
–Adiós a la jornada laboral de ocho horas, a los dos feriados semanales, a las horas extras, al doble aguinaldo…
–No solamente eso, hubo un tiempo en que éramos capaces de establecer vínculos entre unos y otros. Hay un libro muy bueno que se llama La corrosión del carácter (Richard Sennett, Anagrama), donde se muestra cómo la precarización en el mercado laboral ha cambiado nuestra forma de relacionarnos, ha transformado para mal nuestro carácter, nuestra personalidad. Antes, las relaciones laborales eran casi familiares y lo que ha hecho la precarización es atomizar la sociedad para que pierda capacidad de movilización y, por tanto, capacidad de influencia.
–Parece que quienes dieron la vida por los derechos laborales lo hicieron en vano…
–Claro, porque recuperarlos cuesta muchísimo. Borrar los derechos laborales es muy fácil, porque los que han creado la crisis económica en el mundo se aprovechan de ella para reafirmar el control, pero volver a obtenerlos es mucho más arduo, cuesta, como dices, a veces la vida.
–También es cierto que esta precarización a ti te encontró con una carrera profesional bastante sólida, puesto que empezaste muy jovencito…
–Sí, sí, soy muy consciente de ello. Es verdad que puede resultar un poco raro que me instale en la queja. Soy alguien con suerte, alguien que lleva 18 años editando discos, emprendiendo giras y en ese sentido tengo que estar agradecido con toda la gente que hace eso posible.
–¿El retorno del PP a España permite establecer un paralelo con el retorno del PRI a México?
–Bueno, no sé, en España la verdad es que las cosas están cambiando mucho. El bipartidismo tradicional se ha roto y están apareciendo nuevos liderazgos políticos y sociales que sobre todo parten de iniciativas ciudadanas, que es lo más interesante. Ya nada va a ser lo mismo en mi país.
–¿Estás con Podemos?
–Soy un tipo de lealtades firmes y siempre he votado a Izquierda Unida. Claro que el surgimiento de Podemos me parece muy esperanzador, se trata de una corriente de aire fresco en la política española.
–Esos políticos nuevos son prácticamente tus contemporáneos, además
–Fíjate que el otro decía una amiga que quizás seamos nosotros, los de 40 años, más o menos, la generación más breve en la historia contemporánea de España. Hemos padecido el tapón generacional de nuestros padres y no hemos sabido o no hemos podido cumplir con el papel de liderazgo que nos correspondía. Ahora por suerte ha surgido una nueva generación que exige su sitio en la sociedad. Tengo mucha esperanza en que converjan fuerzas como Podemos, Izquierda Unida y otras para florecer en candidaturas electorales que simbolicen unidad popular.
–Tanto en España como en México o en Argentina se ha recuperado el concepto de militancia ¿Qué joven se iba a poner a militar en los ’90?
–Sí, es verdad. Y en México sobre todo está cobrando mucha fuerza el concepto de sociedad civil, porque la gente ya no cree en los partidos políticos. Están surgiendo en este país liderazgos que pueden ayudar a transformar la realidad. Aquí hay una estructura tan rígida del poder, el desamparo es tan grande, que la situación se vuelve mucho más compleja sin duda que en otros sitios. Eso añade más épica a las personas que desde la sociedad civil se manifiesta y exige ser escuchada…
–Porque como diría Luis Eduardo Aute, en México les va la vida en ello…
–Totalmente. El ejemplo más claro de ello es el caso de los 43 de Ayotzinapa, que demuestra que los estudiantes mexicanos son un poco la vanguardia de esos movimientos sociales que buscan cambiar las cosas en el país. Están pagando muy duro el ser los protagonistas y el estar en la primera línea.
–No te has privado de nada en tu nuevo disco, desde cantar con Natalia Lafourcade, citar a Goytisolo, la Trova Cubana, por supuesto la música uruguaya…
–Es un disco que tiene un trabajo previo importante, un tiempo de reflexión profunda acerca de lo que quería hacer. Quise esta vez componer las canciones desde el ritmo y no tanto desde la melodía o la armonía. Han surgido nuevas métricas, estribillos con vocación de coro, otras referencias. Creo que es saludable haber perdido solemnidad.
–¿Crees haber sido demasiado solemne en obras anteriores?
–Creo que sí, la verdad. Me parece que la edad te va permeabilizando…aunque, cuidado, también es cierto que hay momentos en los que tienes que ponerte muy serio, ponerte circunspecto y dar un golpe en la mesa. A lo que me refiero es a una forma de estar en el escenario más que al discurso con las canciones. Diría también que a menudo el cantautor peca de solemnidad, de tremendismo.