Como Presidente electo, en 2012, y durante parte de 2013, algunos medios y políticos europeos veían a Enrique Peña Nieto como una figura que prometía cambios no sólo para México, sino para América Latina. A 27 meses de iniciada su gestión, Antônio Sampaio, analista del International Institute for Strategic Studies (IISS, por sus siglas en inglés) de Londres, afirma que en el Viejo Continente existe una especie de “decepción”.
Con Peña, las expectativas para México eran muy altas, pero problemas como la corrupción, la falta de transparencia y de credibilidad han cambiado la percepción e, incluso, han opacado algunos logros del gobierno, como la captura de cuatro de los 10 jefes del narcotráfico más buscados en el país: “El Chapo” Guzmán, “La Tuta”, el “Z-40” y el “Z-42”, dice el especialista.
El gobierno necesita recuperar la credibilidad y un elemento importante para hacerlo es adoptar un actitud más decidida en el combate a la corrupción a nivel local, principalmente en las policías municipales, infiltradas por el narcotráfico en cientos de poblaciones, señala Sampaio.
En esta entrevista habla además de la estrategia de seguridad del gobierno y la hasta ahora incierta actuación de la Gendarmería Nacional, una de las promesas de campaña del actual Presidente, así como del nuevo reto que aparece en el mapa de la delincuencia: el combate a los pequeños cárteles de la droga, resultado de la fallida guerra contra el narcotráfico...
Ciudad de México, 13 de marzo (SinEmbargo).– La corrupción en México es una de las prácticas que ha abonado a la decepción que existe en el extranjero sobre el Presidente Enrique Peña Nieto y su gestión. Con esta idea, Antônio Sampaio, analista en seguridad y desarrollo del International Institute for Strategic Studies (IISS, por sus siglas en inglés) de Londres señaló que, al menos, en Europa existe el sentimiento de que con Peña, México regresó a prácticas de corrupción identificadas con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó al país durante más de 70 años.
En entrevista desde Cartagena, Colombia, Sampaio considera que a 27 meses del regreso del PRI a la Presidencia existe “un poco” de decepción sobre la figura de Peña Nieto quien en un principio mostraba “un aura de cambio”, pero que, ahora, con los recientes escándalos que lo involucran a él, a su esposa y a miembros de su gabinete con actos de conflicto de interés y corrupción, remite a “prácticas del pasado”.
El experto del IISS, un think tank fundado en 1958, expone que en este momento a México se le ve sólo como un país con una estrategia de desarrollo de corto plazo, que tiene que atacar sus problemas de corrupción desde el ámbito local. Parte de este combate es quitar a los grupos criminales el control de las policías municipales, involucrarse en la solución a través de una política efectiva de seguridad. Sin embargo, Peña Nieto ha sido cuestionado cada vez que ha intentado reaccionar ante una crisis.
Controlar la corrupción, dice Sampaio, no es el único problema que enfrenta el gobierno mexicano, pues en su lista de pendientes también aparece el recuperar la credibilidad en las políticas de seguridad sino también informar sobre el destino de los recursos decomisados a los grandes capos capturados en el último año, así como ser más transparente en cuanto a la colaboración con agencias de inteligencia extranjeras, principalmente de Estados Unidos.
La lista no acaba ahí. De acuerdo con el analista, a pesar de la detención de grandes capos como Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, ex líder del Cártel de Sinaloa, y recientemente de Servando Gómez “La Tuta” de los Caballeros Templarios, de Michoacán, falta una estrategia para combatir a los cárteles pequeños que surgieron de la fragmentación de los grandes grupos, luego de la guerra contra el narco emprendida en 2006 por el ahora ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El 27 de noviembre del año pasado, el Presidente anunció un paquete de 10 acciones en materia de seguridad y justicia, entre las que destacó la desaparición de mil 800 policías municipales y la intervención de alcaldías cuyas autoridades tengan nexos con el narcotráfico. Para el analista este ha sido uno de los aciertos de EPN; sin embargo, su iniciativa se encuentra congelada en el Senado de la República luego de la polémica e inconformidades que despertó entre algunos alcaldes y sociedad civil.
En un articulo publicado el 5 de noviembre de 2014 por Armed Conflict Database, el investigador escribió que el caso Iguala y la crispación social que despertó es un ejemplo de que los ciudadanos están hartos de los niveles de violencia en el país, pero también de que están “perdiendo la paciencia” ante la falta de resultados de las estrategias gubernamentales.
Aunque la desaparición de los 43 alumnos de la Escuela Normal Rural "Raúl Isidro Burgos" de Ayotzinapa, Guerrero, trajo un cambio en la estrategia de seguridad, los soldados y marinos continúan en las calles, lo que hace dudar del nuevo plan del gobierno.
LA DECEPCIÓN Y LA CORRUPCIÓN
–¿Cómo se ve a México desde el extranjero?
–Ha habido un poco de decepción por el hecho de que el Presidente presentaba una imagen muy moderna. Se veía carismático, relativamente joven y había un aura de cambio, pero creo que afuera de México, en Europa, por lo menos hubo una decepción por algunas de las prácticas de corrupción que son identificadas con el PRI [ Partido Revolucionario Institucional] del pasado ha emergido. Creo que hay una percepción de que en los niveles estatales y municipales hay mucha corrupción y es un sistema muy complejo que se debe trabajar.
–¿A México se le ve como un país donde ha fracasado el Estado de Derecho?
–Todavía no. Se le ve como un estado que tiene una estrategia de desarrollo económico de corto plazo.
–¿Cómo se debería trabajar el tema de la corrupción y el acatamiento de las leyes?
–El gobierno federal debe reaccionar con fuerza. Ha habido problemas con la forma en que Peña ha reaccionado en casos como el de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa –el 26 de septiembre de 2014-. Se necesita una reacción más fuerte por parte del Estado para combatir la corrupción a los niveles locales. En los niveles locales hay una cultura de corrupción que lleva tiempo y el gobierno federal debe demostrar que está preocupado por la situación e involucrado en la solución. Se están dando los pasos iniciales en este sentido y es la manera en la que la prensa está viendo estos problemas con más atención.
-¿Qué papel juega el crimen organizado en un país con altos niveles de corrupción como lo es México?
–El crimen organizado en México tiene muchos recursos financieros porque puede desarrollar al mismo tiempo una actividad económica legal e ilegal: es muy grande. Hay mucha demanda por sus productos legales, tiene mucha capacidad financiera. Tiene y va a seguir teniendo recursos para corromper a políticos y empresas. En una situación así es una característica normal infiltrar las instituciones. El camino es fortalecer las instituciones, invertir, aumentar la capacidad de las policías estatales y municipales.
–¿Qué se puede hacer en un país con tal nivel de corrupción y en el que el crimen organizado ya penetró al gobierno y a las policías a todos los niveles?
–Es difícil combatir algo tan oscuro como la corrupción porque a veces sólo emerge cuando la prensa la descubre, pero hay corrupción que no aparece. Creo que el centro del problema es el poder territorial que los carteles ofrecen y eso es difícil de combatir si se carece de políticas de seguridad, desarrollo social y económico. Hay que quitarle al crimen organizado la capacidad de controlar policías municipales, eso va a ayudar a reducir incluso, la corrupción. Creo que la corrupción no es el único problema, sino también su control económico y social. México necesita también inversión en infraestructura y servicios, instituciones que lo ayuden a controlar lo que controla el crimen organizado y así recobrar el Estado de Derecho.Hay un acierto con los programas que ha anunciado Peña Nieto para estar más involucrado en la administración de los estados, sobre todo en el tema de seguridad y la reforma que ha propuesto que incluye una capacidad del gobierno federal para intervenir en los municipios con problemas de sospechas de relaciones de políticos con el crimen.
–En el último año ha habido detenciones de líderes de cárteles como “El Chapo Guzmán”, de Sinaloa; El “Z-40” y “Z-42”, de Los Zetas, y “La Tuta”, de los Caballeros Templarios, pero en lugar de pocos grandes grupos ahora tenemos muchos pequeños cárteles, ¿eso cómo se combate y cómo se evita su expansión?
–No creo que exista un consenso sobre cómo combatirlos. El mundo académico, el mundo de los analistas y los gobiernos deben empezar a debatir políticos para enfrentar a estos cárteles que son un fenómeno nuevo. Los grandes siempre fueron el foco del gobierno: en 2006 una de las estrategias de Felipe Calderón –Presidente de México de 2006 a 2012- fue quebrar a los grandes cárteles para hacerlos menos poderosos y violentos, pero los fragmentó y sus jefes todavía tienen capacidad de mandar. Entonces, ahora hay muchos cárteles pequeños y más violencia, que es algo que Felipe Calderón no había previsto.
–¿Pero cómo combatirlos de una manera eficiente?
–Es un problema complejo, hay que usar muchas herramientas y una de las que se deben fortalecer es la inteligencia policial. La detención de “La Tuta”, “El Chapo”, “El Z-40”… demuestra que se puede detener sin grandes combates. La otra herramienta que México empieza a utilizar es la reforma de las instituciones policiacas locales: pasarlos de elementos municipales a estatales hará más fácil verificar sus competencias y combatir la corrupción. Mucho que tenga qué ver con la disminución de la violencia y el combate a estos cárteles va a estar sujeto a esa reforma que Peña ha prometido.
–Y parte de esta reforma ¿deberá ser el informar qué se hace con el dinero que se le decomisa a estos grandes capos?
–Esa es una cuestión de credibilidad de las políticas de seguridad porque cuando “El Chapo” fue aprendido hubo muchas felicitaciones, al igual que pasó con “La Tuta”, pero recientemente hay preocupaciones muy grandes sobre qué se hace con ese dinero. Las acciones son incompletas, es difícil para el Estado llevar esas victorias a hechos estratégicos porque la detención de un capo no es por sí misma algo que va a llevar a un hecho estratégico contra el crimen organizado. La capacidad de la justicia tiene que mejorarse. El combate contra el crimen es muy irregular porque hay grandes detenciones, pero las policías locales, estatales y federales siguen necesitando más inversión.
–Algo que ha sido muy criticado es que para estas detenciones ha sido necesaria la intervención de agentes extranjeros…
–Se ha hecho por razones políticas, pero no hay un problema táctico con el involucramiento de agencias extranjeras, siempre y cuando exista un control general del Estado, pero México tiene que ser más transparente en este aspecto y sobre ese involucramiento. Por ejemplo, Colombia reconoce que mucho del dinero para mejorar sus estrategias ha venido de Estados Unidos. México tiene que ser más transparente sobre cómo colabora con estas organizaciones. Hay un papel importante que puede desarrollar Estados Unidos, por ejemplo, en la detención de “El Chapo” ayudó, pero hubo inconformidad por la falta de transparencia respecto a ese involucramiento.
–¿Cuáles vería como los principales problemas en la política de seguridad que debe atacar el gobierno mexicano?
–El problema principal está en los niveles locales, eso quedó muy claro con el caso de Iguala. El problema central está en cómo certificar que las agencias y no solamente las policías, los tribunales estén alienados con las estrategias del gobierno, que el reclutamiento para las policías sea efectivo y transparente, muchos de esos puntos fueron prometidos por Peña Nieto con su reforma. La implementación de esta reforma es urgente, pero el segundo paso, que tiene que ser simultáneo, es la señal fuerte de que va a invertir en estados y ciudades problemáticos. El Presidente ha prometido las ciudades modelo que van a requerir más inversión y presupuesto para atraer inversionistas, pero tienen que ir más allá, debe tener un valor específico grande que debe ser anunciado para que los mexicanos apoyen sus políticas de seguridad. Cuando eres el gobierno federal es difícil ver y controlar la corrupción a los niveles locales porque a nivel local existe una cultura de corrupción que lleva tiempo.
–¿Cómo atacar el problema de credibilidad que enfrenta el gobierno?
–Uno de los pasos para recuperar la credibilidad es explicar mejor lo que es la Gendarmería Nacional, hacerla crecer y mostrar cómo es diferente de otras instituciones porque es la principal propuesta de seguridad de Peña Nieto durante la campaña y todavía está haciendo una estrategia enviando refuerzos a los estados, que es lo que tiene que hacer ahora porque no hay muchas alternativas. Debe mejorar las agencias de seguridad locales y estatales para implementar el orden y el Estado de Derecho, porque el gobierno tuvo que reaccionar con elementos del Ejército y de la Marina, lo que ha hecho daño a la credibilidad de la estrategia. El gobierno mexicano sabe y siente que pasa ese problema, ha intentado atacar esos problemas con las reformas después de Iguala, pero la cuestión principal es implementarla.